El diputado
de UPN y miembro del Grupo Popular Jaime Ignacio del Burgo, ha afirmado que
José María Aznar se equivocó al "avalar" la guerra de Irak. La reacción del
PP, por boca de Ángel Acebes, ha sido insólita: este señor – referido a del
Burgo – no es del PP. Efectivamente, Jaime Ignacio del Burgo milita en la
Unión del Pueblo Navarro que es la denominación que el PP adopta en Navarra
pero, afirmar que no es del PP – formando parte del Grupo Parlamentario
Popular – no es más que una nueva triquiñuela para ocultar sus
responsabilidades y tirar balones fuera además de un insulto a la
inteligencia de los ciudadanos. Una vez más nos encontramos ante la falacia,
con todas sus variantes, como respuesta.
Pasados
cuatro años y constatado el profundo error de la invasión iraquí,
evidenciada la inexistencia de armas de destrucción masiva y conocida la
sarta de falsedades que acompañaron la acción de los líderes de las Azores y
tras comprobarse el inmenso raudal de sufrimiento ocasionado, con miles de
muertes inocentes, cuando se constata que la solución bélica se ha
convertido en el problema y en ningún caso en la solución, la indiferencia y
el desparpajo popular no sólo se nos presenta como una gravísima falta de
autocrítica sino como una ofensa a la sensibilidad de muchos ciudadanos.
De la misma
manera, Jaume Matas, al referirse a la macro manifestación del sábado,17-M,
en Palma, donde miles de mallorquines mostraron su rechazo ante el
desarrollismo urbanístico que sufre nuestra isla, adopta una actitud similar
a la de sus jefes políticos y, para colmo de desfachatez, nos dice que en
realidad la manifestación ciudadana iba contra Maria Antonia Munar y Unió
Mallorquina. Así ocurre que, pase lo que pase, ellos, los populares, nunca
tienen responsabilidades y si la tienen, tergiversan la realidad, mienten y
crean la confusión suficiente como para intentar escabullir el bulto:
picaresca en estado puro.
Así, en su
momento, ante las elecciones generales del 14-M, el atentado del 11-M fue
obra de ETA y no de Al Qaeda. Pero en la medida en que el juicio por el 11-M
se desarrolla, evidenciándose la falsedad de la autoría etarra del terrible
atentado, la máxima preocupación de los populares ha sido la situación de un
agónico terrorista cumpliendo condena, esta vez, por un delito de opinión.
La cuestión es diferir la atención hacia el lugar donde no suceden los
hechos transcendentales y de paso crispar y obstaculizar el camino hacia una
deseada normalización de la convivencia pacífica en el País Vasco.
Si en
Andratx y en otros municipios mallorquines los conmilitones populares son
encausados judicialmente, detenidos y encarcelados por supuestas prácticas
delictivas relacionadas con el urbanismo, los populares y los medios que
ciegamente les secundan sitúan el punto de atención o en el gallinero del
señor Grosske o en las pocilgas del señor March. Y si la mentira a secas
abunda hay que añadirle la desvergüenza de los “documentales” de IB3 –PP3-
que a través de métodos deleznables – con cámara oculta incluida – se montan
bodrios manipuladores y calumniantes que llegan a provocar el que hasta los
propios populares tengan que rechazar los procedimientos utilizados por un
medio televisivo que, además, opera bajo su estricto control directo.
Uno, ante
estos hechos, no sale del asombro, aunque cada vez se hace más difícil
entender el que los populares no se percaten de su real aislamiento
político y creciente impopularidad. En verdad, no nos merecemos esa derecha.
¿Hay otra?
Pep Vílchez
Palma, 21 de marzo, 2007 |