Lorenzo Bisbal                     Borrón y cuenta nueva

Para el amigo Monserrat Parets

He leído más de veinte veces el artículo del que fue, caso de que no lo fuese ahora, íntimo amigo mío Juan Monserrat Parets, titulado Ni apostasía ni claudicación Durante horas enteras he permanecido preocupado y meditabundo pensando en la contestación que debía hacerle. ¿He de ser suave, fino, cortés y eufemista en la contestación? –me preguntaba a mi mismo. ¿He de presentarme a la controversia altisonante , en son de guerra, o en son de paz? ¿De qué manera serviré mejor a mis ideales? 

Tales eran mis preocupaciones cuando en el fondo de mi conciencia me pareció sentir cierta inquietud. Era, creo, el sentimiento de responsabilidad que me brindaba a la templanza y a la paz. Y me decidí a seguir por este camino ante la división cada día más marcada del socialismo mallorquín y a todas luces desastrosa para el ideal y para la organización obrera, calamidades de familia que me llevan a reflexionar y medir el alcance que podría tener en los actuales momentos una controversia con persona tan representativa como  Monserrat  en cierto sector obrero de Mallorca, pues estoy seguro que por mucho interés que pusiéramos en evitar enconos y daños para las ideas, ahondaríamos más las divisiones y alejaríamos las posibilidades de llegar al consabido borrón y cuenta nueva que tanto él como yo, si no mentimos como bellacos, y esto es lo que vamos a ver, estamos interesados en que llegue, en bien de la causa común.

Y yo, que ya estoy hasta la coronilla de disgustos y luchas intestinas con los míos y que deseo que se acaben pronto y para siempre y que todos los que amamos las ideas socialistas hagamos un supremo esfuerzo para conseguir esa plausible finalidad, y que además creo que ello es facilísimo de alcanzar con sólo poner a prueba nuestra buena fe y nuestra nobleza, voy a proponer a  Monserrat , antes de cruzarnos las armas en otros sentidos y causar un mayor daño a las ideas que ambos decimos sentir y profesar, una especie de armisticio para negociar la paz.

¿No decimos que somos socialistas? ¿No decimos que no hemos claudicado ni incurrido en apostasía? ¿No decimos  que queremos el borrón y la cuenta nueva? Pues a la prueba, amigo Monserrat. Para llegar a esta finalidad exíjanme a mi lo que quieran que no escatimaré sacrificio, yo no exijo más que una cosa: la demostración mediante el hecho de la fe socialista y este hecho consiste en pertenecer al partido de este nombre, seguir su orientación y acatar su disciplina, esto es, estar afiliados al ejército del Socialismo y como soldados disciplinados de su causa seguir su suerte y cumplir nuestros deberes en la lucha contra el actual régimen social y político.

Para mi, borrón y olvido a todo lo pasado, pero tras del borrón o inmediatamente con él venga la nueva vida socialistas expurgada de impurezas y equívocos y fecundada con el abono de nuestros entusiasmos leales.

Yo creo que ha llegado el momento, si nos sentimos socialistas de veras, de amnistiarnos todos de los errores del pasado rivalizando en buscar garantías de armonía y acierto para el futuro. Nuestra única bandera política debe ser el Partido Socialista, inspirando todos nuestros actos  en su programa y en los deberes y derechos que su “Organización general” y los acuerdos de los Congresos señalan para los afiliados y para las Agrupaciones. Ahí es donde etá la garantía de paz y concordia para los buenos socialistas.

oooOooo

Amigo Monserrat: Si no he entendido mal el penúltimo párrafo de tu artículo (me permito la franqueza de seguir tuteándote), abandonas la idea del borrón y cuenta nueva por miedo a caerte del nido a los treinta y siete años de edad y los veinte de lucha; yo sin embargo, que ya voy para los cincuenta y llevo más años que tú luchando, no tengo ningún miedo a la caída y por eso recojo tu iniciativa e insisto en ella presentándotela como bandera de paz. Si la rechazas, si no la quieres, creo que estás obligado a decir el por qué con razones más sólidas que las empleadas hasta ahora, pues es argumento pobre y baladí el que, por haberte enterado, al mes y medio de residir en Palma, de una carta particular mía dirigida a un amigo de Lluchmayor y redactada en términos de pluralidad, en la que no había ni asomo de ofensa personal para ti ni para nadie, ni siquiera se te nombraba, dejaras de cumplir el primero y más elemental deber de todo socialista cual es el de pertenecer, en el punto donde se tiene la residencia, a su sociedad profesional o a la de Oficios Varios, caso de no existir la primera. Esto, amigo Monserrat, para ti que incluso has figurado, como yo, en candidatura socialista para diputado a cortes, has de comprender que no es una razón para excusar el cumplimiento del deber, como no lo es el que, por no enfrentarte con los tuyos, no pidieras el ingreso a la Agrupación Socialista de Palma, de la que ni tú ni los demás os podeís considerar, ni de hecho ni de derecho, expulsados, porque realmente no lo habéis sido nunca.

No, amigo Monserrat, eso no son razones sólidas ni siquiera serias para un socialista significadísimo y el más inteligente de Mallorca (creo que no te hago más que justicia al reconocerlo) para dejar de ser un militante de la Casa del Pueblo y de la Agrupación Socialista, desde donde habríamos podido trabajar para hacer desaparecer agravios y llegar al deseado borrón, idea que en muy mala hora abandonaste y que yo recojo y te la brinco con toda la nobleza de mi alma, en la seguridad que será uno de los mejores servicios que habremos prestado a nuestros ideales si mediante nuestras gestiones de paz logramos, que lo lograremos, unir a todos los que nos llamamos y queremos ser socialistas en fuerte, noble y sincero abrazo al ideal común y al Partido que lo lleva por bandera, y en el cual destaca con inmaculada sanidad la figura venerable y excelsa del apóstol Pablo Iglesias, cuyo nombre invoco para que sea su autoridad la que nos ilumine a todos.

Lorenzo Bisbal

EL OBRERO BALEAR nº 1205

15 de junio de 1925

 

1924-1925  Borrón y cuenta nueva  POLÈMICA  LLORENÇ BISBAL/ JOAN MONSERRAT PARETS

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