Una entrevista con el P. Vives
Una vez en el interior de dicho local Sr. Vives
nos hizo entrar en una pequeña dependencia y
después de ofrecernos una silla nos sentamos y
hablamos.
De la conversación que allí dentro tuvimos son
fiel reflejo las siguientes cartas que el Sr.
Pou y yo enviamos al “Correo de Mallorca” y que
fueron publicadas en el número correspondiente
al jueves de esta semana.
Sr. Director de “Correo
de Mallorca”
Muy señor mío y amigo: En el número de su
periódico, correspondiente al día de hoy, acabo
de leer, bajo el epígrafe “Suposiciones falsas”,
una información de la entrevista que esta mañana
he tenido con el Rdo. P. Vives, y como de lo que
se expone en el segundo párrafo de dicha
información, parece desprenderse que yo, en mis
defensas de
Bisbal en la Audiencia, aludí al padre Vives
y vertí conceptos que ahora he rectificado, me
veo en el caso de manifestarle que como entonces
no aludí para nada a dicho señor, nada he tenido
que rectificar, sino que me afirmo y ratifico en
cuanto dije en mis informes. Le ruego la
publicación de esta carta en su periódico.
Dispense la molestia y mande a s.s. q.s.b.e.
Palma 2 de Mayo de 1917
P.D. Al contenido de la anterior carta ha
prestado su conformidad el Reverendo P.
Vives-Vale-Pou
Sr. Director de “Correo
de Mallorca”
Muy Sr. mío: Le agradeceré se sirva insertar en
su diario la siguiente aclaración al suelto que
en el número de ayer y con el título
“Suposiciones falsas” publicó dicho su
periódico, por lo que le doy gracias anticipadas
y me ofrezco de V. atento q.b.s.m.
Palma, 3 de mayo de 1917
En el último párrafo del suelto mencionado se
dice que tanto el señor Pou como el que suscribe
“reconocimos que carecían en absoluto de
fundamento cuanto se dijo en las hojas
publicadas y en las vistas de las causas sobre
el asunto Estrany, como también lo que se dijo
en el mitin de 1º de Mayo, respecto a la
supuesta intervención del P. Vives en la
instrucción de las expresadas causas”; añadiendo
que “así se hará constar en
EL OBRERO BALEAR.
Lo cierto sobre este particular es que el
mencionado P. Vives se quejó de lo que contra él
se dijo en dicho mitin y de los mueras y gritos
que algunos obreros dieron al pasar la
manifestación del 1º de Mayo por frente al
Patronato Obrero, lamentándose de que la
clase obrera creyera a él con participación en
las causas contra mi seguidas, pues –añadió-
esas imputaciones que se me atribuyen son falsas
y la prueba está en que hace próximamente un año
que no he tenido ocasión de hablar con el señor
Estrany, quien, dijo, como patrono que no es
socio ni ha venido nunca por el Patronato,
aunque es protector suyo.
Ante tales manifestaciones del señor Vives yo me
adelanté diciéndole que las haría publicas en
EL OBRERO BALEAR,
como así pienso hacerlo, lo cual no es lo mismo
que reconocer que careciera en absoluto de
fundamento lo que se dijo en el mentado mitin,
pues yo no sé exactamente que elementos de
prueba puedan tener los que tal cosa afirmaron.
Lo único que yo puedo decir es que en nada menté
al señor Vives en el expresado mitin y que, ni
en hojas ni en parte alguna precisamente por no
poseer pruebas, he imputado a dicho señor los
hechos de que se lamenta, si bien, y así lo
manifesté al mismo P. Vives en la entrevista que
tuvimos, de la lectura del último número del “Seglar
Católico”, que él patrocina, se desprende un
espíritu de alegría al comentar las sentencias
sobre mi recaídas.
Y como pienso tratar con más detalle y siempre
con amplio criterio de justicia el resultado de
dicha entrevista en
EL OBRERO BALEAR,
no pienso, señor Director, molestarle más.
Después que hubimos terminado la entrevista y
cuando nos disponíamos a abandonar el local del
Patronato Obrero, el Padre Vives nos invitó
a recorrer algunas dependencias, entre ellas los
comedores y lugares donde está instalada la
Cocina Económica, como también el patio, donde
había unos centenares de niños, a quienes se les
enseñaba la instrucción militar.
De las impresiones que esta visita inesperada en
el Patronato me produjo pienso hablar un día, no
se cuando, y bajo el punto de vista de mis ideas
lo comentaré todo con lealtad.
He transcrito todos estos detalles precisamente
porque he sabido que algunos obreros, que están
más celosos de mi conducta que de la suya les ha
sabido mal que yo fuera por la calle con el P.
Vives y que entrara en el Patronato católico,
pues estos
puritanos
obreros en mi lugar seguramente habrían
preferido hacer el papel de huraños que el de
personas educadas. Y yo digo: Si el P. Vives no
tiene escrúpulo de ir por la calle con un
socialista ¿lo ha de tener un socialista de ir
con él? ¿Es que acaso el ser enemigos en ideas
excluye el mutuo respeto personal? ¿Es que los
que me censuran por esto tienen tan poca
confianza en sus convicciones que ya juzgan las
mías quegrantandas por haber ido con un cura?
¡No compañeros! Los curas son hombres como los
demás y lo mismo me daría hablar y pasear con
ellos que con los demás hombres, pues ni les
temo ni me deshonran.
El Socialismo no lucha contra las personas, y si
creyera que para ser socialista era condición
necesaria ser huraño y no tener educación, desde
este momento dejaba de serlo.
Elevad, obreros, vuestro nivel moral y veréis
como las ideas de los hombres, por radicales que
sean, no están reñidas con la urbanidad.
Estad seguros que el P. Vives no me quitó nada
no yo le quité nada a él. Soy lo que era antes
por más que alguien tenga empeño en que no.
Núm. 795, 5 de mayo de 1917
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