En el Ayuntamiento /
La labor de nuestro concejal
Presidió el Sr. Martínez. Se despachó la orden
del día, aprobándose todos sus dictámenes, entre
ellos uno de Gobierno y Policía proponiendo se
conceda el haber consignado en presupuesto,
referente a la plaza de pregonero, al que la
desempeñó interinamente Jerónimo Navarrete,
conforme había pedido el compañero
Bisbal.
Dicho dictamen pasó a la comisión de hacienda
para su informe.
Seguidamente y firmada por los concejales
señores,
Pou, Obrador,
Villalonga , Llompart y
Bisbal,
se presentó la proposición pidiendo que de
conformidad con el número de habitantes de Palma
se reclame del Gobierno el que nuestra ciudad
pueda elegir un Diputado a Cortes. Dicha
proposición pasó a informe de Fomento.
El señor Llompart volvió a ocuparse del asunto
del Gobernador y de las subsistencias
pronunciando un alargo discurso lamentándose de
que el Gobierno no contestara al telegrama que
acordó cursar el Ayuntamiento pidiendo la
destitución del Gobernador.
Dijo que el Ayuntamiento a pesar de la visita
hecha por los Tenientes de Alcalde al Gobernador
debía insistir en su acuerdo, pues dicho señor
no ha podido reivindicarse. Leyó unas
estadísticas para demostrar lo que se ha
exportado en 1915 y 1917, resultando que en éste
último año la exportación ha sido mucho mayor.
Trató sobre diversos puntos de la cuestión y
terminó proponiendo reiterar la petición de
destituir al Gobernador y que el Ayuntamiento
celebre una sesión extraordinaria para enterarse
de lo que contesta el Gobierno.
El señor Barceló i Caimari explicó la entrevista
celebrada con el Gobernador por los por los
Tenientes de Alcalde, diciendo que a pesar de
ello seguían en el mismo puesto que cuando
votaron la destitución.
El señor
Pou pidió que se votara el reiterar la
petición de destituir al Gobernador, añadiendo
que creía la votarían todos incluso el Alcalde
popular.
Los señores Martínez, Rover y Barceló Mir
manifestaron que votarían contra el Gobernador,
pues se trataba de un caso de desatención tenida
con el Ayuntamiento.
Nuestro compañero
Bisbal intervino en el debate
y empezó diciendo que seria muy conveniente que
los asuntos no se tratasen mezclados unos con
otros, pues de esta manera, además de perder
mucho tiempo quedan sin resolver muchas cosas.
Agradeció el señor Barceló sus manifestaciones
explicando la entrevista celebrada con el
Gobernador, pues la nota que publicó la prensa
hizo muy mal efecto.
Entrando a tratar sobre las subsistencias, dijo
que hay que buscar la raíz del mal en vez de
perder el tiempo combatiendo los efectos. No es
extraño, dijo, que el problema sea de difícil
solución en aquellas materias que tienen que
importarse del extranjero, que por haber
encarecido mucho el precio de origen y haber
aumentado grandemente los fletes y las
dificultades del transporte. Pero en los
artículos cuya producción y primeras materias
sean del país y de ellos se produzcan con exceso
sobre las necesidades de consumo, no hay razón
lógica alguna para que justifique el alza
escandalosa que han experimentado. La única
razón es la codicia del productor o fabricante
de dichas materias contra la que ha hay que
tomar por parte del gobierno medidas radicales.
Mientras exista la propiedad individual de los
medios de producción y de cambio y la libertad
ilimitada del comercio, los propietarios de
dichos medios tendrán la posibilidad de acaparar
y vender los productos a como les dé la gana, y
como quiera que el capital es egoísta por su
propia naturaleza, este egoísmo resulta ser la
llave del alza de los precios en las
subsistencias.
Para remediar este mal precisa dictar medidas de
carácter socialista que se encaminen a la
incautación de los medios de producción y
transporte de las subsistencias, reduciendo los
precios de éstas a su justo valor. De este modo
desaparecería la anomalía de que unos pocos se
enriquecieran a costa de la miseria del pueblo.
Sobre el carbón vegetal dijo que en Palma
estamos ante un verdadero conflicto de escasez
que hay que conjurar mediante la incautación de
las existencias que haya y yo tengo noticias,
dijo, de que hay un almacenista que tiene una
buena cantidad. Propuso que el Ayuntamiento se
incautara de la misma a los precios de tasa.
Luego denunció a un agente municipal que amparó
a una vendedora de patatas, que exigió a 30
céntimos el kilo cuando la tasa es de veinte, y
pidió un correctivo para dicho empleado.
Se refirió también a unas gestiones hechas por
los Tenientes de Alcalde cerca de la clase
patronal para que suban los salarios a los
obreros, diciendo que el Ayuntamiento debe
primero dar ejemplo aumentándolos a sus
trabajadores y empleados a poco sueldo, pues es
una vergüenza que en las presentes
circunstancias éste pague salarios de 6 reales y
de 2 pesetas. ¿Qué autoridad tiene el
Ayuntamiento para pedir a los demás patronos que
suban los salarios?
El Alcalde se mostró de acuerdo con lo dicho por
nuestro compañero, pero manifestó que no sabía
si el Ayuntamiento tendría medios económicos
para hacer la incautación.
Bisbal insistió señalando la gravedad del
momento, pues, dijo, tal vez con dinero no se
podrá comprar carbón.
El señor Pou después de felicitar a Bisbal dijo
que creía que el Gobierno se vería precisado a
poner en práctica las teorías socialistas
expuestas por nuestro compañero.
Volvió a hablar el señor Llompart produciéndose
un pequeño diálogo entre dicho señor y nuestro
amigo Bisbal, por pretender el primero apoyarse
en programas socialistas.
Bisbal le contestó que sabía existían varias
clases de Socialismo, que había de rojo, de
negro y amarillo, pero que para él no existía
más que el rojo, y añadió: Me extraña que se
hable tanto de socialismo y que en el
Ayuntamiento se hayan votado injustamente
cantidades de 30.000 pesetas para gratificar al
Arquitecto municipal y 72.000 para una cuenta de
D.
Luis Martí, y otros muchos que podríamos
citar.
El señor Barceló Mir intervino pronunciando un
discurso para explicar los trabajos de la
Comisión de Subsistencias y al tratar del carbón
y decir que se hacía de leña en el público se
oyeron fuertes murmullos, lo que fue causa de
que el señor Barceló abandonar el salón de
sesiones.
Varios concejales manifestaron que protestaban
de que el público hiciera manifestaciones.
El compañero
Bisbal dijo que él no aprobaba el
que el público no dejara hablar a los
concejales, pero que creía que se harían cargo
de la situación del pueblo, pues él no tiene la
culpa si en alguna ocasión se extralimita por
cuanto siempre le han faltado medios para
instruirse. Suplicó al
señor Barceló volviera a su escaño, lo
que hizo seguidamente dicho señor. Bisbal
preguntó lo que se acordaba respecto a la
incautación del carbón, acordándose que el
Ayuntamiento se incautara de 200 toneladas y que
terminada la sesión se reuniera la Comisión de
Subsistencias para acordar la forma de
realizarla.
Después nuestro amigo se interesó para que se
reparara el piso de la calle de la Herrería,
como igualmente se quitar el barro de la Plaza
de San Antonio. Se ocupó también de un vuelco
sufrido por un carro en la calle de Murillo
(Santa Catalina); por el mal estado del piso,
solicitando de la Comisión de Obras el arreglo
de todo ello. Preguntó al Alcalde por el despido
de cinco obreros que trabajaban por cuenta del
Ayuntamiento, añadió, que según sus informes
había gente que cobraba del presupuesto de obras
sin trabajar, y entiendo, dijo, que a esto debe
ponerse remedio, pues los vagos no resultan ser
los obreros, sino los que cobran y no trabajan.
La sesión terminó siendo la diez y cuarto.
oooooOooooo
Y ahora dos palabras por nuestra parte. Sería
conveniente que el público no hiciera
manifestaciones que pudieran interrumpir la
labor de los concejales, pero también lo sería
el que varios de éstos, no tuvieran tantos
nervios, especialmente el señor Suau, en quien
notamos mucho interés en que el Alcalde
mantenga
su autoridad, pues hay que hacerse cargo,
además de lo dicho por nuestro concejal, que el
problema de las subsistencias afecta de veras al
pueblo, pues es un problema de hambre, el cual
seguramente no sienten los que piden al público
tanta quietud.
Lo repetimos, entendemos que el público debe
guardar compostura y orden, pero que la
Corporación debe tomar urgentes medidas para
remediar el mal.
Y, por hoy no decimos mas.
Núm. 832, 18 de enero de 1918
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