ACTUALIDAD POLITICA / Entrevista Antonio Fabra Ribas a Pablo Iglesias

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Interviu interesante

Canalejas y sus promesas

 

De vuelta del Congreso Internacional de Copenhague, la delegación socialista española se ha detenido en París un día. Creímos oportuna la ocasión para conocer las ideas de Pablo Iglesias sobre algunas cuestiones de política española, y fuimos a visitarle. El diputado socialista consintió, muy amablemente a satisfacer nuestros deseos.

 

-         ¿Qué opina usted de la política de Canalejas ? –preguntamos ante todo.

 

El ‹‹leader›› socialista, tras pequeña pausa de meditación, nos respondió, con voz clara u sonora:

 

-         Permítame usted le diga, ante todo, que, a juicio mío, no es tan grande en España la fuerza del clericalismo como se piensa en el extranjero. Aún cuando la Iglesia constituye aún una fuerza temible, se puede, combatiéndola enérgicamente, zafar con éxito su influencia. Con todo Canalejas no hará nada o casi nada para resolver el problema clerical. Su obra será menor todavía en lo atinente a las reformas sociales. No advierto en las promesas y declaraciones del primer ministro más que ‹‹bluf››, mucho ruido y pocas nueces.

-         Así, pues, ¿no cree usted en la sinceridad de Canalejas?

-         Ni pizca. Pero, aun admitiendo que el presidente del Consejo sea sincero, no podrá desenvolver su programa. De una parte, se lo impedirán los elementos reaccionarios de la camarilla palaciega, que en todo se entrometen; del otro lado, el partido conservador se encargará de oponerse.

 

Movimiento obrero

 

-         Henos ya informado sobre la política general de España. ¿Quiere usted decirnos ahora cual es su opinión sobre el movimiento obrero?

-         Las circunstancias han variado mucho desde hace algún tiempo, sobre todo a partir de los sucesos de julio de 1909. Se observa por todas partes un vigoroso despertar de las muchedumbres. Las luchas que precedieron y siguieron a la Semana Trágica, así como la bárbara represión maurista, han sido eficaz estímulo para preparar una concentración de fuerzas obreras de diversas tendencias.

 

Podemos comprobar ya un aumento muy visible en los efectivos del partido y de los sindicatos, y creemos que este impulso de avance de nuestras organizaciones sólo está en los comienzos. El ejemplo de los ferroviarios es convincente –prosigue Iglesias, volviéndose hacia nosotros e inclinando el busto para hacerse oír mejor.

 

-         El primer esfuerzo serio de los ferroviarios para organizarse, data de un año a la fecha. En 1909 se constituyó un grupo en Madrid, después otro en Barcelona y un tercero en Bilbao. Otras poblaciones siguieron el ejemplo. En los seis últimos meses, a pesar de los esfuerzos hechos por las Compañías, se han recibido más de 6.000 nuevas adhesiones.

 

Las huelgas actuales

 

La coversación nos llevó a hablar, naturalmente, de las huelgas que se desarrollan en España a la hora de ahora. Pedimos a Iglesias su parecer tocante a ellas.

 

-         La huelga minera de Bilbao –nos responde- es una nueva edición de las anteriores. Sólo se distingue de ellas en que las reclamaciones de los obreros son más modestas que antaño. Piden no más la reducción de una hora en la jornada de trabajo. Quieren trabajar, por término medio, nueve horas en lugar de diez. Los patronos no ceden, no ya porque la demanda les parece injustificada, sino por amor propio. No obstante, son tan justas y moderadas las reivindicaciones de los obreros, tan legítimas y fundadas sus razones, tan justa su causa, que la burguesía bilbaína y el propio Gobierno han comprendido cuán difícil y peligrosos sería pretender ahogar un movimiento de protesta que halla en todas partes alientos y simpatías.

 

Así sin hablar del movimiento de solidaridad desarrollado por los obreros de Zaragoza, Barcelona, Valencia, etc., etcétera, es digno de señalarse el entusiasmo con que, no sólo el pueblo, en diversas regiones de España, sino ciertos burgueses, defienden la causa de los mineros vizcaínos. Aparte del apoyo prestado por algunos periódicos republicanos, varios municipios, como el de la Coruña, han votado socorros para los huelguistas. Se hacen, además, colectas en la vía pública y aún al término de algunas corridas de toros. Este despertar de la conciencia pública es muy significativo y los gobernantes serían muy torpes si no tuviesen en cuenta este estado de opinión para actuar en consecuencia.

 

La estabilidad de Canalejas

 

-¿Y qué piensa usted sobre la probabilidad de una nueva campaña en Marruecos?

 

Sin buscar las palabras, Iglesias nos responde bruscamente:

 

-         El Gobierno niega siempre con suma energía que se piense en más aventuras marroquíes. No obstante, sabemos que se acumulan armas y víveres en Ceuta y que se quiere hacer de esta plaza la base de operaciones de la expedición que se proyecta, a despecho de cuanto se dice.

-         ¿Y entonces? –interrogamos.

-         Entonces –responde nuestro camarada, con tono seco y cortante-, entonces confiamos en que los elementos progresivos del país se opongan a la guerra, como se opusieron el año pasado.

 

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Por una asociación de ideas muy natural, sobre todo pensando en graves sucesos posibles, hemos expuesto esta cuestión a Pablo Iglesias:

 

-¿Cree usted en la estabilidad del Ministerio Canalejas?

- La situación del llamado Gobierno demócrata es muy poco firme. El Gabinete está siendo muy combatido por los elementos de la izquierda, que juzgan harto sospechosa la conducta de Canalejas, quien no cumple ninguna de sus promesas. También le atacan duramente los reaccionarios, a quienes disgustan las declaraciones anticlericales del presidente del Consejo.

 

-¿Quién piensa usted que sustituya a Canalejas?

-Maura, me parece imposible, no ya por su enorme impopularidad, sino por las causas que  determinaron su caída. Por ello opino que se recurrirá a Weyler.

 

-¿Y qué se haría –nos apresuramos a pregunar- si Weyler llegase al Poder?

 

Pablo Iglesias nos respondió textualmente:

 

-         Si la Coalición republicano-socialista debe trabajar para instaurar la República y, en todo caso impedir que Maura vuelva al Poder, debe laborar asimismo para derrocar un Gobierno que presidiera Weyler. Si Maura es una calamidad como gobernante, Weyler es peor en tal sentido pues su advenimiento representaría el triunfo total del militarismo. Mi parecer es que, al solo anuncio de la formación de un Gabinete Weyler, deben organizarse en toda España actos que revistan la forma de protesta más enérgica posible.

 

-         La última pregunta. Habla usted de la Coalición con los republicanos. ¿Qué opina usted de ella?

 

-         Si no cumple con su deber –afirma Iglesias-, esto es, si no logra establecer la República en breve plazo, el partido socialista recobrará su libertad de acción, para luchar con todas su fuerzas contra los elementos reaccionarios, y, si el caso llega, indicará a las masas republicanas quiénes son los verdaderos responsables de que el régimen republicano no se establezca en España y no experimente nuestro país la transformación que necesita.

 

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Con esto nos separamos de nuestro camarada, que hoy, miércoles, debía partir para Cataluña, donde dará algunas conferencias.

 

Fabra Ribas

 

París, 8

      

EL OBRERO BALEAR

Núm. 445, 17 de septiembre de 1910

 

fideus/