Jaume Rebassa         Uno para todos y todos para uno [conflicto textil]

El conflicto del ramo textil se está convirtiendo en una lucha interminable por causa de la soberbia patronal, pues ha entrado en la decimaquinta semana de sus existencia sin que se vislumbre una solución inmediata, no obstante lo cual, en cada asamblea los huelguistas hacen nuevos votos de mantener su actual actitud y de no reanudar el trabajo a no ser en las condiciones que ellos creen justas y legales, y que los patronos y el público ya conocen, tal es la conciencia que tienen de la razón que les asiste.

Con este conflicto ha quedado una vez más de manifiesto la estructura moral de la patronal de Mallorca y en su odio africano contra los obreros. En este conflicto, como en todos los que se han producido desde ocho años a la fecha, la patronal de la Calle de Palacio, una vez más ha demostrado su irreductible hostilidad a cuanto huele a legislación obrera y a mejoramiento de las condiciones de trabajo; una vez más ha rehuido la concurrencia a los organismos sociales cuya misión es dirimir las diferencias entre el capital y el trabajo; una vez más ha empleado la razón de la fuerza poniendo un dique a las justas y legales aspiraciones obreras y al progreso moral de la sociedad; una vez más se nos ha querido llevar por el camino de la violencia, sin lograrlo, desde luego, para luego pedir a las autoridades medidas de represión; una vez más se nos ha negado el reconocimiento de nuestra colectividad mientras ellos están abusando del derecho de asociación, y una vez más ha llegado el momento de que la clase trabajadora de Mallorca se de perfecta cuenta de la importancia de las circunstancias que la rodean y de saberse colocar a la altura de ellas. Es necesario, es preciso que sepamos apreciar la realidad del momento que vivimos; es preciso saber ver en la actitud de los patronos textiles una cruzada de toda la patronal contra las leyes protectoras del trabajo, contra el mejoramiento de nuestra miserable situación, y el propósito insano de acabar con nuestras organizaciones y someternos a la despótica voluntad de Faraón.

La primera virtud que debe poseer un obrero consciente de su deber consiste en practicar la solidaridad hacia sus compañeros en lucha contra el enemigo común. Esta virtud hay que prodigarla a manos llenas a los huelguistas del ramo textil, no tan sólo en cumplimiento del deber, sino hasta por espíritu de conservación, hasta por egoísmo, porque en este conflicto se juegan los intereses de toda la clase obrera. Los obreros textiles son las fuerzas de choque en contacto con el enemigo. De su espíritu de lucha cabe esperar la victoria, pero para vencer necesitan municiones que sólo los demás obreros podemos y debemos proporcionarles. Hagámoslo, pues, en buena hora, que si la locura patronal llevase este conflicto a un límite insospechado y los obreros fuesen vencidos por falta de recursos, las consecuencias que se derivarían del engreimiento de la Federación Patronal serían desastrosas. Así, pues, compañeros, practiquemos el lema de “uno para todos y todos para uno. 

Jaume Rebassa

EL OBRERO BALEAR nº 1248

12 de marzo de 1926