La expulsión de Bauzà

Nada hubiéramos dicho de la expulsión de Jaime Bauzá de la Agrupación Socialista si él, con sus intemperancias y poca prudencia, impropias de un convencido, no nos obligara a ello, siquiera sea para dejar a salvo la corrección y honorabilidad del partido en la medida por él tomada.

Conste, pues, que al tomar la pluma para ocuparnos de este asunto ni nos guía el odio ni el deseo de poner a la picota a Bauzà. Si él no hubiera publicado una hoja injuriando a la Agrupación Socialista y a todos sus afiliados, suponiéndoles una ruindad que de existir, (que no existe), él la habría tolerado y sancionado todo el tiempo que ha pertenecido a dicha colectividad; si él no hubiera hecho escándalo de esta cuestión en el mitin, cebándose contra nuestro compañero Francisco Roca, y tratando de demostrar, inútilmente, que la Agrupación había cometido un atropello con él al expulsarle de su seno, ni habríamos abierto la boca ni escrito una palabra del asunto; hubiéramos esperando silenciosos que Bauzà purgara su falta para abrirle otra vez las puertas cuando, refrenado en su obcecación y delirio, hubiese demostrado arrepentimiento de su error imperdonable. Mas no ha sucedido así y es preciso que aclaremos la cosa para que el público, mal enterado por Bauzà del proceder de la Agrupación Socialista al eliminarlo de sus filas, vea que la actitud de ésta a más de justificada la obligó el mismo Bauzà.

He aquí el hecho.

En una reunión celebrada por la Agrupación Socialista y a preguntas de un compañero, Bauzà se declaró autor de haber llevado a los tribunales de justicia a la sociedad obrera “Base Múltiple de la Federación” para dirimir una cuestión de si o no tenía derecho un socio a cobrar dietas de dicha “Base Múltiple”. En vista de la categórica contestación de Bauzà, el mentado compañero trato de persuadirle de que semejante proceder estaba en pugna con el credo socialista, invitándole a que recapacitara sobre el hecho y a que se consultara el caso con el Comité Nacional del Partido o con los hombres del mismo que más autoridad merecieran a Bauzà para deliberar sobre ello, contestando éste que lo mismo el Comité Nacional que los demás hombres del parido podían equivocarse. En vista del espíritu de infalibilidad personal que encarnaba la contestación de Bauzà, la reunión, por unánime acuerdo, le invitó a que retirara la demanda de los tribunales burgueses por entender que un socialista jamás debe acudir a dicha institución para ventilar las diferencias que surjan entre obreros. Bauzà respondió que retiraría la demanda si la Agrupación pagaba los gastos del tribunal, si hacia abonar a “Base Múltiple” las dietas al socio litigante y si les reintegraba a los dos a dicha Sociedad, de la que habían sido expulsados, en virtud de su reglamento.

Como la Agrupación no tenía autoridad ni derecho alguno sobre “Base Múltiple” y no pudiendo admitir tampoco, con dignidad, una imposición de esta clase de un afiliado, no hubo más remedio que decretar su expulsión, contra la cual podía recurrir Bauzà, si le parecía injusta, al Comité Nacional, cosa que no ha hecho.

Por lo visto, el más alto tribunal para Bauzà, el único que para el representa la razón y la justicia es el tribunal burgués. Lo sentimos por él.

Lo peor de todo sería que aún éste fallara contra él, que lo presumimos.

EL OBRERO BALEAR nº 592

14 de Junio de 1913