SOBRE LA CASA DEL PUEBLO 

Entre la clase obrera organizada de esta capital reina una júbilo inmenso con motivo de la próxima construcción de la Casa del Pueblo. Todas las noches en el Centro de Sociedades Obreras se habla del nuevo edificio social, entablándose animadas discusiones sobre la capacidad y condiciones que ha de reunir, sitio donde ha de instalarse, fecha en que se inaugurará, etc., no faltando aquellos diez o doce planos que corren de mesa en mesa y de mano en mano entre los socios de las Sociedades, planos que se han imaginado los mismos socios, y que, por cierto, los hay bastante bien trazados y que dan una idea de lo que más o menos podrá ser la futura Casa del Pueblo.

Uno de estos planos ha sido presentado por la Comisión al Sr. March y a su arquitecto Sr. Reinés para que se formaran idea de las necesidades y aspiraciones de las organizaciones obreras. El Sr. March dijo a la Comisión que se entendiera con el Sr. Reinés para que cuanto antes se pueda empezar la obra, y este señor, por su parte, ha tomado el asunto con tanto interés que ya ha empezado los trabajos preliminares.

También el arquitecto municipal señor Bennasar se ha ofrecido a la clase obrera para cuanto lo necesitara, ofrecimiento que ha sido aceptado con gusto por la comisión encargada de este asunto y a tal efecto tuvo una entrevista con dicho señor, pidiéndole unos croquis de dos solares enclavados en un lugar céntrico de la Nueva Ciudad, croquis que ya están en poder del Sr. Reinés.

Los solares de referencia tiran 2.800 y 2.057 metros cuadrados respectivamente, siendo probable que se escoja el último por estar mejor situado, siempre que el Ayuntamiento no tenga inconveniente en cederlo a las 26 Sociedades Obreras que lo solicitarán a la Corporación Municipal, pues tanto el Sr. March como las Sociedades han partido siempre de la base que el Ayuntamiento debe ceder el solar para la Casa del Pueblo.

Nosotros nos congratulamos de que el Sr. March y su arquitecto vayan deprisa en este asunto, pues ello es más motivo de satisfacción para la clase obrera que hace cuarenta años está soñando por tener casa propia, sueños que al fin se realizarán con mucha más esplendidez y magnitud de la jamás pensada.

EL OBRERO BALEAR nº 837

Palma, 22 de Febrero de 1918