1918 - SESION DEL AYUNTAMIENTO

DEBATE LABORIOSO / El solar para la Casa del Pueblo denegado.

A la hora de costumbre celebró sesión nuestro Ayuntamiento bajo la presidencia del Alcalde señor Martínez y Rosich.

Fue leída y aprobada el acta anterior.

Se aprobaron varias cuentas y una porción de dictámenes de distintas comisiones.

Al leerse el de la Comisión de Fomento referente a la petición de las Sociedades Obreras de un solar para Casa del Pueblo produjóse en el público, que era numeroso, gran expectación, pues este asunto había despertado interés y apasionamiento en la clase trabajadora, tanto por tratarse de una cuestión que le atañe como por la campaña indignante que “Correo de Mallorca” estaba haciendo para que no se concediese el mencionado solar.

Al dictament de referencia, que a continuación insertamos, acompañaban dos votos particulares que también fueron leídos, uno iba firmado por el maurista Bartolomé Fons y por el conservador señor Moner, en el que se negaba la cesión del solar fundándose en razones de orden legal, administrativo y político, y el otro lo firmaba el señor Obrador, el cual era partidario de que el Ayuntamiento diera solares a todo el mundo que los pidiera.

Hé aquí el dictámen:

Excmo. Señor:

Los que suscriben, voales de la Comisión de Fomento y Beneficencia, después de examinadas las solicitudes de distintas entidades que han pedido al Ayuntamiento solares para construir edificios destinados a local social; teniendo en cuenta que una de dichas solicitudes va firmada por veintiuna Sociedades Obreras, con sus respectivos membretes, y que además tiene el derecho de prioridad puesto que fue la primera que se presentó a éste Ayuntamiento y que ya en otras ocasiones había hecho iguales peticiones encaminadas al mismo objeto, llegando el Ayuntamiento en fechas atrasadas a consignar 5.000 pesetas en presupuesto para dicha obra, lo cual demuestra el interés de esta Corporación en coadyuvar a la realización de las aspiraciones obreras; en vista que ahora reproducen la misma demanda y que además cuentan con persona acaudalada que les ha ofrecido desarrollar la ida edificando una Casa del Pueblo; considerando además que en el mentado edificio han de poder tener albergue libre todas las Asociaciones de carácter gremial o profesional sea de la clase que fueren. 

Por todas estas razones los que suscriben creen –y en este sentido emiten dictamen en la Comisión de Fomento y Beneficencia- que el Ayuntamiento debe conceder el solar que piden las citadas ventiuna Sociedades en su solicitud, bajo las condiciones siguientes:

Primera: El Ayuntamiento concede el mencionado solar para que en él se edifique una Casa del Pueblo para todas las Sociedades Obreras legalmente constituidas en Palma, sean del gremio o profesión que fueren y no mantengan bandería política ni religiosa de ninguna clase.

Segunda: El Ayuntamiento, una vez construido el edificio y de acuerdo con don Juan March, se reserva el derecho de propiedad del solar y de tutor de la finca inclusive para poder impedir a cualquier hora y momento que sea hipotecada, enajenada, vendida o destinada a otros fines que a cobijar las mentadas Sociedades Obreras y dar facilidad al desenvolvimiento económico, moral e intelectual de la clase trabajadora.

Tercera: Las Sociedades Obreras tendrán el derecho de uso perpetuo de la finca  y del solar y serán completamente libres y autónomas en las cuestiones de su legal funcionamiento y propaganda de sus principios; y

Cuarta: El Ayuntamiento tendrá siempre y en todo momento entrada libre en el local y departamentos de la Casa del Pueblo y cuidará de su vigilancia para obligar a sus ocupantes a llevarlo con todo aseo y limpieza.

Palma 14 de marzo de 1918

Lorenzo Bisbal, Nicolás Alemany, Juan Trián y Rafael Alorda.

El Sr. Fons

Usó de la palabra para impugnar el dictamen y defender el voto particular.

Al levantarse del sillón dirigióse al compañero Bisbal, preguntándole si podía discutirse este asunto con toda serenidad y calma y sin que fuera la libertad de los concejales coartada por el público.

Bisbal contestóle que el por su parte proponíase tratar con toda serenidad el asunto y que le extrañaba la pregunta del señor Fons, pues ella parecía envolver la acusación de que en otras ocasiones incitaba al público, al alboroto y la coacción. Y ya se decirle, agregó, que a mi más me perjudican que benefician las protestas o aplausos del público que creo debe dejar deliberar a los concejales con la más amplia libertad, reservándose el derecho de acción para cuando tengan que elegirse los concejales en los comicios.

El señor Fons agradeció las palabras, ya por el esperadas, de Bisbal y pasó a defender su voto particular diciendo en síntesis: Que el Ayuntamiento no podía ceder el solar que se pedía porque pertenecía al ramo de guerra con el que se habrá de hacer una liquidación después del derribo total de las murallas; que tampoco podía cederlo porque implicaba un gasto considerable y además se sentaría el precedente en virtud del cual todo el mundo podría pedir solares, el Ayuntamiento, por razones de economía y buena administración no podía ni debía acceder a lo solicitado por los socialistas y, por último, que siendo las casas del Pueblo verdaderos centros de partidos de izquierda en donde se predica la destrucción y el desorden social, el Ayuntamiento no debe coadyuvar, regalando un solar a los socialistas, al fomento de sus ideas revolucionarias y de disolución de la sociedad. Los partidos de orden como el maurista, no pueden, pues, contribuir con su voto a la creación de un Centro Socialista y me extraña, dijo, encarándose con los liberales y con el Alcalde, de que siendo el partido liberal monárquico y de orden voten sus concejales de éste Ayuntamiento a favor de la “Casa del Pueblo”, verdadera madriguera futura de perturbadores y revolucionarios.

El Alcalde y el señor Alemany, en breves palabras contestaron al señor Fons, diciéndole, que cada cual tenia su modo de apreciar las cosas y que los liberales eran mayores de edad y no necesitaban lecciones de los mauristas, añadiendo que no tenían de las Casas del Pueblo el concepto que les había dado el señor Fons.

Discurso de Bisbal

El discurso del señor Fons, impugnando el dictamen, dijo, ha sido un compuesto de palabras muy hermosas y bien coordinadas (sic) pero que carecen de fundamento por el desconocimiento completo de la cuestión que aquí se trata, y, además, he notado que no ha guardado aquella serenidad y aquella calma que antes invocaba de mi, puesto que se ha dejado ir de palabras insultantes y ofensivas para las sociedades que han pedido el solar.

El señor Fons ha afirmado que la Casa del Pueblo de que se trata ha de ser para los socialistas cuando aquí no han pedido nada y en las bases del dictamen consta que dicho local deberá ser de uso para toda clase de sociedades obreras que no mantengan bandería política ni religiosa. Y digo que ha ofendido a las sociedades obreras porque ofensa es el imputarles un carácter político que no tienen y el afirmar que son elementos de perturbación y desorden social, pues ni en sus reglamentos (Bisbal lee parte de estos) ni en sus actos será capaz el señor Fons ni ningún concejal de encontrar la comprobación de sus asertos.

Añadió Bisbal que el querer negar el solar fundándose en razones de legalidad era una pantalla puesto que ya el Ayuntamiento tenia cedido uno para la Escuela Graduada y se proponía ceder otro para la Casa de Correos, y agregó que si ahora se niega el que piden los obreros, no solamente se irá contra un precedente ya establecido, sino que se sentará otro que impedirá al Ayuntamiento ceder el que ya tiene ofrecido para edificar dicha Casa de Correos. Como se ve, señores concejales, las razones de orden legal aducidas contra la cesión del solar que se pide es un subterfugio, no una razón.

Por lo que afecta a lo dicho por el señor Fons, sobre que el Ayuntamiento no puede acceder a lo que se pide por razones de economía y buena administración, es otra pantalla.

¿Cómo van a creer esas sociedades obreras en esa economía y recta administración de que hablais, cuando han podido ver que el Ayuntamiento ha hecho un empréstito de dos millones de pesetas para la compra de aguas, sin que hubiera un proyecto de canalización de las minas (mismas?) y que cuestan al pueblo cien mil pesetas anuales de intereses? ¿Cómo ha de creer ese pueblo en esa economía y celosa administración si sabe que se compraron esas aguas sin haber nombrado peritos que justipreciaran su valor y que se pagaron por ellas el doble precio de los que valían? ¿Cómo puede creerlo si sabe que de esos dos millones de pesetas se dieron 72 mil a un abogado por llevar un pleito sobre dichas aguas sin que el Ayuntamiento dejara que se terminase? ¿Es que no dieron también de esos dos millones 45 mil a un ingeniero para que hicieran un proyecto de canalización de aguas que nunca se verá realizado, que aquí no existe el propósito de que se realice? ¿No se dieron también 30 mil pesetas por un trabajo extraordinario a un arquitecto de esta casa que gana 4 mil pesetas de sueldo y que por tanto la gratificación dicha supone la paga de 7 años y medio? ¿No sabe también el pueblo que aquí se han gastado doce mil duros en la construcción de una escala de honor para que por ella subiera y bajara una sola vez una señora forastera?

¿Es esto hacer economías, llevar buena administración? No; esto es despilfarrar el dinero del pueblo, gastarlo sin tón ni són.

Aducir pues razones de economía y buena administración para fundamentar la negativa del solar es una excusa que se vuelve contra los que quereis ampararos en ella.

Tened en cuenta además, continuó diciendo Bisbal, que la clase obrera al pedir el solar al Ayuntamiento, que a lo sumo podrá valer 15 mil pesetas, lo hace a condición de que el propietario y tutor de la finca inclusive sea el mismo Ayuntamiento. De modo que el solar lo cedería únicamente en usufructo a la clase obrera y esta, en virtud del donativo de don Juan March, pondría a disposición suya la finca entera para cuya construcción el señor March a de gastar cien mil pesetas.

Terminó su discurso Bisbal, diciendo que si la obra altruista de un particular no coadyuvaba el Ayuntamiento con la cesión del solar, siendo éste el padre del pueblo haría una bajeza y demostraría ante el público no tener sentimientos generosos a la clase más desheredada, más numerosa, más productora y que más contribuye a llevar las cargas y tributos del municipio. Yo sentiría, añadió, que obstinándoos en ceder el solar que se pide privaríais al Ayuntamiento de la gloria de haber contribuido a la creación de una “Casa del Pueblo” para reunirse y desarrollar sus legítimas aspiraciones la clase proletaria.

El señor Suau intervino en el debate en forma parecida y repitiendo los mismos conceptos empleados por el señor Fons.

También el señor Barceló y Mir, terció en el asunto sin sentar criterio alguno y si solamente tratar de escurrir el bulto.

Discurso del señor Pou

Ha dicho el Sr. Fons quí, y lo han dicho otros concejales en las informaciones de los periódicos, que se opondrían a la cesión del solar que solicitan las sociedades obreras, porque a su juicio y en la realidad, resultan las Casas del Pueblo centros de política revolucionaria; yo lo niego, pero si ello fuere cierto, con más ardor aún, los defenderia.

Y los defendería con más entusiasmo si los creyera revolucionarios, porque soy patriota y entiendo que sólo la revolución puede salvar a España y sólo son grandes las naciones que han tenido o hecho revoluciones, como Francia, Alemania, Inglaterra, y es que yo en este asunto opino como mi querido amigo don Alfredo Llompart “que se ha de conseguir por la fuerza y la violencia, aquello que no buenamente puede realizarse”; siendo republicano preferiría la revolución y luego otra vez la Monarquía, que la República sin revolución.

Tengo fé en la Cirugía.

Decía el Sr. Fons, que la mayoría de Casas del Pueblo, son centros políticos revolucionarios, y eso acaso sea cierto; pero hay que tener en cuenta que las Casas del Pueblo que existen en el Continente, han sido fundados con aquel fin, por hombres políticos y revolucionarios, como la de Barcelona que fundó Lerroux, pero no lo sería la que se quiere fundar en Palma, porque la piden los obreros que no tienen color político, y para todos los trabajadores en general y sin distinción de credos ni matices, y precisamente para que sea un centro de orden y de cultura quieren que esté bajo la tutela perpetua del Ayuntamiento, para que en ella sólo se permita tratar los asuntos relacionados con el trabajo, y de interés para todos los obreros. Al ceder el Ayuntamiento el solar, se reservaría la tutela sobre el edificio, y ello siempre seria una garantía de orden que no se puede despreciar.

Se ha dicho también por el Sr. Fons y también por el Sr. Suau, que ellos como individuos de un partido de orden, y que aspirar a mantenerlo, no pueden consentir en la cesión del Solar para casa del Pueblo; quieren en fin guardar el orden, y yo pregunto, ¿qué orden hay en España?, ¿Qué orden es el que quereis guardar? ¿acaso el orden que consiste en el imperio de la injusticia contra la que tantas veces os claman? ¿acaso el orden que dio por resultado una generación en la que el 70% son analfabetos, ¿acaso el orden que perdió las Colonias, o el que nos ha sumido en la intolerancia y en la falta de autoridad, y en la tisis y en la indignidad? Todo eso que queréis defender, no es orden, es vergüenza y anarquía mansa.

También se hablo de combatir la concesión del solar, en nombre de la moralidad, y yo pregunto, ¿qué moralidad es la que defendeis? ¿tal vez la de aquellas autoridades que ilegalmente cobren un duro por cada cerdo o por cada tonelada de carbón que se embarca?

No, ni en nombre del orden, ni en nombre de una moralidad que no existen, podeis combatir la Casa del Pueblo.

Lo que aquí ocurre, es que juzgáis extemporáneo siempre, y siempre injusto, las peticiones obreras: por sistema estáis en contra de los obreros: sin tener en cuenta que son la clase social más importante y de la que más necesita una nación para ser grande y para ser fuerte. Loid George, el gran político inglés que tanto hizo por los obreros, les decía no ha mucho: “Hice por vosotros cuanto pude antes de la guerra, pero si os hubiera conocido como ahora que sé lo que valéis, aún habría hecho más” y Maura, en su discurso de Sevilla, dijo que en España, lo único sano era el pueblo.

El socialismo, tampoco puede espantáros, porque yo sé cierto que ninguno de vosotros, ni de vuestros jefes, se atreverá a a afirmar que económicamente, no sea socialista.

Siendo el Pueblo el mejor elemento de la Nación, deberíamos mirar con más interés y con más cariño sus deseos, que al fin y al cabo el solar que se pide es para el Ayuntamiento una miseria, y en cambio la tutela que sobre él ejercemos perpetuamente, será una garantía de orden.

Yo votaré en conciencia la concesión del solar, porque entiendo que el bien de los obreros, es el bien de España.

Se ha dicho que esas Casas del Pueblo son centros incendiarios y de revolución, pero apuesto que ninguno de vosotros sabe decirme de cual de estos centros salieron las cerillas con que hace fue incendiada la caseta de la Rambla en que se vendían Biblias protestantes, durante la feria de Ramos”.

También el señor Corbella, medió en la discusión sin que expusiera argumento alguno de peso contra el dictamen.

Otra vez habla Bisbal

Bisbal volvió a usar de la palabra refutando lo dicho por los señores Suau y Corbella, de que el Ayuntamiento no podía ceder el solar a las sociedades obreras, por reputarlo inmoral dichos señores, ya que Palma es de los palmesanos y no solamente de dichas sociedades. En consecuencia con este criterio yo retiraría, dijo Bisbal, la petición del solar si vosotros retirabais las siguientes subvenciones religiosas que paga el Ayuntamiento con el dinero de todos los palmesanos, aunque no todos sean católicos:_ 5,000 pesetas a fiestas religiosas; 2.000 a la Casa de arrepentidas; 300 a la pantalla de Cocina Económica del Patronato Obrero; 400 a las madres adoratrices; 400 a las Carmelitanas; 300 a las Siervas de Jesús; 500 a la escuela militarista del Patronato Obrero ¿Aceptáis?

Pero no, vosotros no queréis esto, vosotros queréis regalar el dinero del pueblo a quien os da la gana, importándoos poco la moralidad administrativa; pero tratándose de obreros los miráis con odio, como si fueran cosa vil y degradante, cual se les miraba en tiempo de la esclavitud romana.

Y ya que aquí os habéis dado el título de partidos de orden y habéis calificado a los trabajadores de revolucionarios y destructores de la sociedad, sin aportar pruebas de lo que decis (sic), yo, en cambio, voy a demostraros lo contrario. Hace unos dos años que vinieron a Palma dos funcionarios del Estado enviados por el ministro Sr. Alba, para investigar el pago de los contribuciones; todos vosotros y vuestros partidos os coligasteis con la burguesía para impedir revolucionariamente el cumplimiento de aquella misión. Celebrabais reuniones ilegales, decretasteis ilegalmente el paro general de las industrias y del comercio y hasta intentasteis atentar contra la persona del señor Massanet, violando su domicilio a viva fuerza; y todo esto se hacia con la complacencia de este Ayuntamiento, de la Diputación Provincial y del entonces gobernador civil. Solamente la clase trabajadora, esa clase a quien negáis el solar para la Casa del Pueblo y a la que calificáis de perturbadora salió en defensa del orden y de las personas atropelladas. Esto debería avergonzaros.

¿Acaso no son estos partidos de oren que invocáis los que han llevado a España a la postración y a la ruina? ¿No son ellos quienes han puesto el Poder Civil bajo las plantas de los militares? ¿No son ellos que acaban de votar por decreto 90 millones para reformas del ejército, postergando el Parlamento y vulnerando la Constitución?

Y si es así ¿con qué derecho invocáis el orden para negar el solar que piden unas Sociedades Obreras legalmente constituidas, que representan a toda una clase desheredada y laboriosa, que piden el solar porque lo necesitan y porque es suyo, que tiene un valor social superior al de las demás clases, tanto por su número como por ser la más productiva?

Bisbal terminó su réplica diciendo que mientras el obrero es considerado y protegido por todas las naciones adelantadas, el Ayuntamiento de Palma se divorcia con el negándole la mezquindad de un solar para construir una Casa del Pueblo   que, una vez edificada, la misma clase trabajadora y don Juan March, entregaran al Municipio, para que fuera eternamente propietario y tutor de la finca.

Después de hablar brevemente los hermanos Trián en defensa del dictámen y el Sr. Obrador defendiendo su voto particular, al que impugnó también Bisbal en breves palabras, pasó el asunto a votación, quedando desechada la petición del solar por 20 votos contra 10.

Votaron en contra TODOS LOS CONSERVADORES, TODOS LOS JAIMISTAS Y CATÓLICOS, TODOS LOS MAURISTAS, el liberal D. Bartolomé Barceló y Mir y el reformista ¡que vergüenza Sr. Quetglas.

Votaron a favor de la concesión don Fernando Pou, D. Juan y D. Miguel Trián y D. Antonio Coll, reformistas; D. Rafael Alorda, D. Nicolás Alemany, D. Francisco Bover y el Sr. Alcalde, liberales monárquicos y nuestro compañero Bisbal.

NOTAS SUELTAS

Replicando

Un tal Jaime Pons nos dedica un artículo desde “La Vanguardia Balear”, encaminado a convencernos de las bondades que adornan a D. Manuel Salas con sus obreros.

No negamos que el señor Salas hace cosas en bien de los pobres que muchos de igual o parecida posición que él podría hacer y no hacen. Pero esto no destruye lo que decíamos en nuestro número 8 del corriente, o sea: que las casas que hizo construir D. Manuel para sus obreros sirven de cadena a estos para estar sometidos siempre, económica y políticamente, a su señor. ¿Cree el Sr. Pons que los obreros del Sr. Salas tienen libertad ciudadana para manifestar y votar otras ideas que las de su amo? ¿Cree que dichos obreros tienen la libertad de asociarse gremialmente y hacer una huelga a su patrono sin exponerse a perder el trabajo y la casa que usufructúan ? Y si es así, ¿no son esas casas un medio de ahogar el espíritu de reivindicación política y económica de sus trabajadores?

Esperemos de sentados la contestación del señor Pons.

Y sobre si EL OBRERO BALEAR defiende al Sr. March desde que ha ofrecido regalar 20.000 duros para la construcción, sin solar de una Casa del Pueblo, invitamos al articulista que diga cuando, como y donde ha visto esa defensa. Porque, aparte de que no tenemos porque combatirle y de que estamos dispuestos a no tolerarle, con los veinte mil duros y sin ellos, cualquier medio de opresión que intentase emplear contra la clase obrera, hasta ahora no hemos hecho más que dar cuenta de su hermosos acto de altruismo para con los trabajadores, acto que ningún capitalista ni filántropo de España ha hecho hasta hoy, ni callando ni sin callar.

Lo que no haremos nosotros ni harán los trabajadores será lo que quieren muchos, esto es: que combatamos a D. Juan March en venganza de la misma burguesía que le odia.

No somos tontos ni testaferros.

Y va de Manitas

También el señor Manitas dice que defendemos al Sr. March y que antes le combatíamos.

Ni lo uno ni lo otro, y sino, pruebas.

Agrega Manitas que ya olvidamos la pita de los Hostalets y de la Plaza de Cort, y que lo olvidamos por querer a todo trance una Casa del Pueblo.

¿A que pita de los Hostalets se refiere el Sr. Manitas? Porque si no hablo más claro nosotros no sabemos ni una palabra de la tal pita.

Y de la Plaza de Cort procure enterarse de quien la inició y la llevó a cabo y sabrá que fue un grupito de jóvenes mauristas capitaneado por uno que es muy significado en lo de promover pitas y otros excesos de esta índole.

Además, cuando sucedió lo de la Plaza de Cort el Sr. March ya había ofrecido a las Sociedades Obreras la Casa del Pueblo.

EL OBRERO BALEAR nº 841

22 de marzo de 1918