Dias de Júbilo

 El hecho de que el señor March esté resuelto, aún después de la negativa del Ayuntamiento de ceder un solar, a construir dentro de breve tiempo la prometida Casa del Pueblo, ha producido entre el elemento obrero organizado un entusiasmo verdaderamente grande. Por fin y gracias a la generosa iniciativa de don Juan March se verá realizado el sueño dorado de la clase trabajadora de tener un local propio y en condiciones de poder realizar todos aquellos proyectos que hasta hoy no ha sido posible llevar a la práctica por carecer de un local apropiado. Por fin las Sociedades Obreras podrán estrechar sus lazos de unión y fraternidad. Y por fin, el elemento obrero de Palma tendrá ocasión de demostrar su amor a la organización, al estudio, al conocimiento de todo aquello que le ha de poner un nivel moral y material mucho más elevado del que en la actualidad ocupa.

 

Los desheredados de la fortuna, los perseguidos, los atropellados, los tildados de perturbadores y revolucionarios tendrán ocasión de demostrar la sinrazón, la injusticia con que casi siempre han sido tratados.

 

La labor a realizar en la futura «Casa del Pueblo» habrá de ser de suma importancia para la clase trabajadora.

 

Habrá que irse en primer término a la organización y reorganización de todos aquellos gremios que hoy están sin asociar. La futura «Casa del Pueblo» habrá de dar también gran impulso a la enseñanza fundando escuelas para la ecuación de los hijos de los asociados, con profesores bien retribuidos y aptos para la enseñanza moderna. Habrá de establecerse cooperativa de consumo para las familias de los socios, evitando así, en lo posible, el engaño y el robo de que son víctimas por parte de tanto intermediario. Se tendrá que ir también a la fundación de una Biblioteca; de locales apropiados para la lectura de periódicos; organización de conferencias públicas, dando a conocer a los grandes hombres para muchos ignorados; fundación de agrupaciones para fomentar la música, toda una obra, en fin, de cultura y mejoramiento social.

 

Iremos a la «Casa del Pueblo» a demostrar lo que somos, lo que valemos y a donde vamos. A demostrar que no son ni el odio ni la maldad, como nos atribuye la gentuza reaccionaria, lo que anida en los pechos de los trabajadores, sino el ansia de mejoramiento moral y material, el deseo de una más bien distribuida equidad y Justicia.

 

Y por eso, porque después de una negra noche de ansiedades se presenta una mañana risueño y lleno de esperanzas, es por lo que es grande, inmensa la alegría de los trabajadores concientes. Y esa alegría va unida a un deber de gratitud que sentimos hacia el nombre de don Juan March Ordinas.

 

Simón Fullana

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 843, 4 de abril de 1918

casa del poble - 1918 EL OBRERO BALEAR - SFullana - 843.htm