1922 – EL CONGRESO DE LA CASA DEL PUEBLO – EL COMITÉ CENTRAL DESTITUIDO

Por fin se celebró el tan cacareado Congreso extraordinario de la Federación Local. Decimos mal, se medio celebró nada más, porque una huída vergonzosa y sin oportuna habilidad siquiera por parte de todas las representaciones de tendencia comunista y sindicalista impidió a la mayoría de congresistas, por delicadeza y casi por humanidad, el continuar cargando mazazos sobre el Comité Central, que fue abrumado de acusaciones y de los que apneas si pudo defenderse con subterfugios de mala ley. Sus propios razonamientos eran las armas que más contra él se volvían.

Los delegados de La Metalúrgica, que habían tomado sobre si la tarea de defender al Comité y de llevar en todo la contraria a los delegados de La Igualdad, fueron los que iniciaron la retirada del Congreso, tomando como pretexto un insignificante incidente muy corriente en las reuniones obreras, que inmediatamente fue cortado. Pero los motivos reales de la huída fueron la impotencia para resistir la discusión y la cobardía en ventilar un pleito planteado por la misma Metalúrgica contra la Igualdad desde hacía más de seis meses. Antes de que ese pleito se pusiera a debate y en el que La Metalúrgica se veía obligada a sostener acusaciones graves que contra La Igualdad tenía formuladas por escrito, se retiró, huyó por la tangente porque sabían los acusadores que habían de ser triturados por la discusión y puestos en evidencia ante el mismo gremio metalúrgico; sabían, en una palabra, que de acusadores habían de quedar convertidos en reos. Por esto y nada más que por esto abandonaron el Congreso, imitando su actitud, el día siguiente, después de un congresillo celebrado en el local sindicalista de la calle Socorro, tres Sociedades más, dos de la cuales casi tenían más delegados al Congreso que socios no cuentan.

Todos los agravios y vilezas cometidos por el Comité Central y por los directores de La Metalúrgica contra La Igualdad con motivo de las pasadas huelgas de ambos gremios tenían que liquidarse en este Congreso, liquidación que no convenía se realizara a los elementos comunistas y sindicalistas, que trataron de impedirlo con habilidades y tanteos que no les salieron bien, una de las cuales y la más burda de todas fue la de pretender anular la delegación de La Igualdad que en el Congreso ostentaba el compañero Bisbal, dándose el caso de que el odio que le profesan sindicalistas y comunistas les hacia personalizar en él todas las acusaciones y al mismo tiempo no le querían en el Congreso en que estas tenían que ventilarse. Querían enjuiciar pero no querían que el enjuiciado pudiera defenderse en el acto del juicio.

Y como único recurso para eludir la liquidación apelaron a la ya referida huída, la cual querrán justificar ante la opinión obrera diciendo que en el Congreso fueron atropellados y que su dignidad no les permitía continuar en él, etc., etc., Estos etcéteras quieren decir que va a llover una tempestad de rayos y truenos comunistas y sindicalistas que, como el mundo está ya acostumbrado a presenciarlos y a oírlo, no sólo éste no tambalea, sino que no eco le producen.

En vista de la citada huída y de que la discusión habida sobre la conducta del Comité Central, aunque sólo en un aspecto de su gestión, había evidenciado ya a los congresistas su culpabilidad y por consiguiente su incompatibilidad para seguir en el desempeño de los cargos, se presentó al Congreso una proposición pidiendo que éste terminase sus tareas destituyendo al Comité y nombrando inmediatamente otro, y que se encargase a éste de redactar un manifiesto explicando a la opinión obrera todo lo ocurrido al Congreso.

El nuevo Comité Central lo forman los compañeros siguientes: Lorenzo Bisbal, presidente; Jaime García, vicepresidente; Julian Ferratjans, contador; Juan Mulet, depositario, José Romualdo, secretario general y Simón Fullana, secretario auxiliar.

Y ahora prepárense el nuevo Comité y los socialistas a sufrir el chaparrón comunista-sindicalista, si bien sabemos que no paraguas necesitan puesto que esta clase de aguaceros no penetran en el impermeable con que van cubiertas las honorabilidades de nuestros camaradas..

EL OBRERO BALEAR nº 1054

12 de mayo de 1922