1922 –  Un gran farsante pierde la cabeza

 

Y la prueba de que la pierde es tan clara que basta leer el último número de la “Peste Balear”, organillo a sueldo de “Verga” y otros burgueses, para darse cuenta de ello inmediatamente.

 

En un articulito, el verbo del proletariado mallorquín trata con insano afán de infamame preguntándose cuanto me dieron en el taller de la “Mallorquina” (en el cual no fui de comisión, dicho sea de paso) y en el taller Cabrer para entregar a los obreros, y la preguntita es fácil de contestar en público como él solicita y sencillamente es .. “el boicot”, ¿lo entiende usted, gran farsante? Lea usted bien estas seis letras porque esta es la contestación a su pregunta y ahora puede Vd. contestar a la mía: ¿Cuánto se le dio a Vd para hacerle consentir en el negocio de la harina? Miserable.

 

Se atreve a babear veneno contra mi sin comprender que también mancha con sus inmunda baba la honorabilidad societaria de los tres comisionados mas, que al leer su grosera y ridícula calumnia ha de ser tan grande su indignación como grande será l risa de los patronos al enterarse de que el gran Bisbal no tiene otras faltas que echarnos en cara y que al volcar el veneno sobre nosotros nos da mayor lustre, ya que los patronos saben de que manera nosotros llevábamos a cabo las negociaciones. Está contestada una pregunta y hasta está comentada la contestación; vamos a la otra.

 

Voy a explicarle a Vd., padre Bisbal, mi conversación con el Padre Vives, su colega, (porque a jesuita no le gana a Vd., creo de que Vd. le lleva bastante delantera) que no valdría la pena de molestarse, porque ya tuve el gusto de contársela a Vd. en plena junta de zapateros, creo que el año 17, ¿no se acuerda?, ¿no se acuerda de que le manifesté que fui a una junta magna convocada por el tal Padre para poner de manifiesto ciertas supuestas contradicciones con artículos publicados por Vd. en la “Peste Balear” y las hojas también por Vd. publicadas insultando groseramente al señor Estrany? Creo se acuerda de que yo le manifesté en plena junta de que había ido allí para defenderle a Vd., aún sin conocerlo personalmente y que Vd. me lo agradeció o al menos así me lo hizo comprender.

 

Así es que le contesto a la otra pregunta: fui a defenderlo a Vd. sin conocerlo más que de nombre por lo que me pueden tildar de cándido, pues de ello me arrepentí al saber que para que le levantaran el destierro a que le habían condenado por insultos a Estrany fue Vd. a humillarse cobardemente ante él implorando su perdón.

 

Y ahora, ¿contestará Vd. a mi pregunta? ¿Cuánto le abonaron a Vd. por ser cómplice de adulteración de harinas?

 

Después de lo indicado se ve que el gran farsante ha perdido la cabeza; sus versiones tan calumniosas como imprudentes tendrán la virtud de hacer comprender a nuestros enemigos de clase (los patronos) de que la actuación del Comité metalúrgico no pudo ser más honrada y que si no tiene otro veneno que escupir, por esta vez se ha lucido el caudillo obrero.

 

Y ahora va el resto: no se si seré boxeador barato o caro, porque nunca practiqué tan bárbaro deporte, pero no cometeré la tontería de retarlo a Vd. a singular combate por razones de que Vd. comprenderá fácilmente, aunque creo tener puños de sobra para ahuyentar la jauría de perros que siempre lleva consigo.

 

Créame, padre Bisbal, no podrá fácilmente clavarme a mí las uñas por esta vez, por que la conciencia de un hombre cuando nada tiene que reprocharle es como armadura de acero templado en donde las flechas por envenenadas que estén resultan ser inofensivas.

 

ALEJANDRO GILET

 

    CULTURA OBRERA nº 137

    1 de abril de 1922