1922 – ¿UN BLOQUE DE IZQUIERDAS MALLORQUÍN?

D. Gabriel Alomar ha lanzado públicamente una idea para formar, todas las verdaderas izquierdas mallorquinas, “un frente único para la defensa del común patrimonio ideológico”

 

La iniciativa es simpática y sin duda tendría gran eficacia si todos los elementos izquierdistas, no ya de Mallorca, sino de toda España se dieran perfecta cuenta de la catástrofe civil que en nuestro país ocurre y que tiene aplastados todos los derechos y manifestaciones con grilletes de acero a todos los ciudadanos y a todos los partidos de auténtica significación liberal, sin que a ninguno por separado le sea dable contrarrestar el peso de tanto abuso.

 

Las derechas están sino estrechamente unidas perfectamente inteligenciadas para imponer a todo el país, no una política conservadora que aún tendría un poco más de consuelo, sino el capricho personal de sus ídolos y la entronización de una casta moral y civilmente abyecta.

 

Ese bloque de las derechas frente al aislamiento y aun a la guerra intestina entre los verdaderos izquierdistas ha hecho posible que el volcán de la reacción arrasara con su lava todos los vestigios de libertad constitucional que venían siendo el amparo del derecho y la salvaguardia de las ideas.

 

El problema a resolver en España es, pues, por el momento, un problema de libertad, al cual están supeditados todos los demás problemas de los partidos izquierdistas y muy especialmente el de las reivindicaciones obreras, cuyo camino está obstruido por la ola de reacción que gobierna.

 

Si la iniciativa de Alomar tendiera únicamente a resolver este problema creo que seria fácil la formación del frente único, ya que, conseguida la normalidad constitucional, libertad de los presos gubernativos, apertura de los centros obreros clausurados, restablecimiento del jurado, etc., cada una de las fuerzas colectivas que lo integraran podría volver, con la misma pureza de principios, a ocupar su respectivo cuartel.

 

¿Y no podría el amigo Alomar, que tiene autoridad indiscutible para ello, hacer extensiva su iniciativa a toda España ya que el problema es español y no puramente mallorquín?

 

¡Con cuánta facilidad volvería a renacer la vida civil si todas las izquierdas españolas en un momento dado unieran sus fuerzas y presentasen frente de batalla a la política del gobierno!

 

¿Y acaso podría esto significar dejación de principios por parte de nadie? ¿Es que la libertad de ideas no es principio básico de todos los partidos, llámense como se llamen?

  

EL OBRERO BALEAR nº 1044

3 de marzo de 1925