1922 MEDITACIONES – El próximo Congreso ordinario de la Casa del Pueblo 

Según lo preceptuado en los Estatutos por que se rige la Federación Local de la Casa del Pueblo, en el próximo mes de Septiembre ha de tener lugar su tercer Congreso anual ordinario. En los dos que dicho organismo lleva celebrados, si hemos de decir la verdad casi se ha perdido el tiempo, no se ha hecho aquella labor positiva que hay derecho a esperar de esta clase de Asambleas y que debe consistir, principalmente en cimentar la organización sobre principios sólidos de buena doctrina proletaria y marcar los métodos y orientaciones en que ha de desarrollar su acción bajo el triple aspectos económico, social y político.

No se asusten los compañeros por lo de político que no vamos a proponerles nada que pueda significar intervención sindical en la elección de diputados y concejales, que para esto hay el Partido Socialista que es la expresión política del proletariado y, por consiguiente, el complemento de su organización y de sus luchas; pero sí entra en nuestro propósito, llamar la atención de las Sociedades de la Casa del Pueblo para que en el citado Congreso planteen y definan convenientemente cual ha de ser la actitud de la Federación frente a lo que se ha dado en llamar cosa pública y sobre todo frente a aquellas cuestiones que emanando de los Poderes públicos afectan directamente a los intereses y derechos de los trabajadores. Como no proponemos publicar una serie de artículos referentes a la labor que a nuestro juicio debe realizar dicho Congreso, volveremos sobre está cuestión para tratarla con la atención que merece cuando sea oportuno. Empecemos ahora por lo que consideramos más elemental e indispensable.

Y lo más elemental es, a nuestro juicio, que las Sociedades y sus afiliados sepan lo que es y lo que significa un Congreso, para que a él puedan acudir con conocimiento de causa y ser útiles en sus labores.

Los Congresos obreros tienen por objeto reunirse las representaciones colectivas o sindicales del proletariado para deliberar sobre todas las cuestiones que les son comunes y que de antemano figuren en el orden del día al efecto preparada o que por su urgencia e importancia revistan carácter incidental, en cuyo caso también se discuten y resuelven. Las colectividades a quines afecta un Congreso deben con tiempo estudiar los asuntos que quieran llevar a su deliberación, mandando las propuestas con anticipación al Comité Central para que las incluya en el orden del día. Como los acuerdos de un Congreso vienen a constituir la legislación general en que deben basarse las colectividades que en el hubiesen tomado parte, es muy conveniente que se medite bien sobre lo que se va a legislar para que una vez terminado el Congreso resulten beneficiosos y eficaces sus acuerdos. Por esto el nombramiento de los delegados que vayan al Congreso debe recaer siempre en los hombres más inteligentes y capacitados, pues la obra del congresista es demasiado seria para que sea confiada a cualquier compañero inconsciente. A un Congreso no se debe ir ha hacer labor estéril planteando cuestiones sentimentalmente hermosas y prácticamente irrealizables; el sentido práctico de las cosas es el sentido del verdadero progreso. Más vale avanzar a paso lento, pero seguro, que dar saltos bruscos e irreflexivos y estrellarse contra la pared. Así les ha sucedido a las organizaciones que se han dejado influir por radicalismos impremeditados reveladores de la incapacidad y la impotencia de quienes los predicaban, llevándolas, al chocar con la realidad, al fracaso y al retroceso.

Por consiguiente, lo primero que deben pensar las Sociedades y socios federados a la Casa del Pueblo es llevar al próximo Congreso ideas y normas de organización y de lucha que fortalezcan la Federación y le aseguren una vida que, basada en realidades, pueda resistir todos los contratiempos actuales y constituya una esperanza de redención para los trabajadores, hoy recelosos y confusos a causa de los desengaños sufridos de quienes les embaucaron hablándoles a todas horas de comunismo y revolución para ir a parar a un desastre completo en la organización después de mil sacrificios inútiles.

(continuará)

II

A nuestro juicio, el citado Congreso debe plantear y resolver una porción de cuestiones que iremos enumerando y analizando sintéticamente con el fin de dar una pauta a las Secciones de la Federación y orientar a los congresistas, haciendo más fácil el desempeño de su cometido.

Entendemos, y lo decimos con dolorosa franqueza, que la Federación no tiene más base de organización que un reglamento aprobado por el Gobierno Civil en el que sólo hay un cúmulo de palabras ambiguas que no expresan ni definen nada sobre lo que es esencial en un buen organismo federativo. Buscad en el citado reglamento el objetivo y propósitos de la Federación y no veréis más que estas palabras en su artículo 1º. “reunir en su seno a todas las Sociedades obreras de resistencia a base de Sindicatos únicos de Ramos e Industrias” Y estas otras con que principia el artículo 13 para estimular el pago de cuotas extraordinarias de huelga: “Siendo el objetivo de esta Federación hacer frente a todas aquellas necesidades que las luchas contra el capital originan …

Sobre principios, táctica, cultura, mutualismo, cooperativismo, etc., no reza una palabra; y eso que al aprobarse el actual reglamento existía en la Casa del Pueblo una biblioteca, una escuela, varias secciones mutualistas y una cooperativa. Sobre asunto tan importante y delicado como las huelgas, lo que dice el reglamento y nada es la mismo, pues ni se especifican claramente las condiciones y circunstancias que hay que reunir para ser reglamentarias, ni se fija la cuantía de la cuota de huelga, ni se señala plazo alguno para empezar la cotización, ni se concreta en absoluto el término de ésta ni del movimiento, ni siquiera, y esto ya es el colmo del abandono, se menciona nada sobre quién ni en que forma ha de ser administrada la cotización federal de huelga, quedando, por consiguiente, fuera de toda fiscalización de las secciones, de los federados y del propio Comité Central. Es decir, en la forma como está redactado el actual reglamento, los paganos de una huelga declarada reglamentaria no tienen derecho a saber ni a pedir como se distribuye su dinero. Así ha podido ocurrir, que “La Metalúrgica”, aún habiéndoselo pedido el actual Comité Central, no presentara estado de cuentas de su última huelga, dejando en la duda de si el Comité que dirigía dicha huelga administró bien o mal las cuotas que recibía de los federados para los huelguistas.

Por consiguiente, fundamental labor del próximo Congreso ha de ser, según nuestro modo de ver, anular por completo el reglamento que ahora rige y aprobar otro en el que todas estas cuestiones tan elementales a toda buena organización se hallen bien especificadas y definidas. Pero al discutir y aprobar el nuevo reglamento se debe tener en cuenta que en breve tendrá que inaugurarse la nueva Casa del Pueblo, que creará nuevas necesidades a la Federación y cuyos medios para atenderlas deben estar prevenidos en el nuevo reglamento,  el cual necesariamente tendrá que adaptarse al que confeccione el Patronato de dicho edificio para la aplicación de la escritura de donación y régimen interior del local.

En el próximo número y sucesivos iremos analizando punto por punto todas las cuestiones que llevamos apuntadas y demás que creamos deba abordar el Congreso en interés y conveniencia de la organización obrera, no propiamente por lo que al presente se refiere, sin mirando también el porvenir, que no hay que descuidar en ningún momento

(continuará)

III

Creemos que para el citado Congreso, aparte de otras cuestiones que las Sociedades federadas consideren de interés tratar, el Comité Central debería confeccionar un orden del día en el que figurasen los siguientes asuntos:

a)     Principios y táctica de la Federación.

b)    Relaciones con los organismos obreros nacionales e internacionales.

c)     Educación y cultura de los trabajadores.

d)    Actitud de la Federación en la política o cuestiones de interés público.

e)     Huelgas.

f)      La nueva Casa del Pueblo.

g)     Nuevo reglamento de la Federación.

Cada uno de estos temas tiene una trascendencia enorme para la Federación y clase obrera palmesana, siendo imprescindible que se planteen y discutan en el mencionado Congreso al objeto de dar alma y orientación diáfana a nuestras organizaciones. Analicemos, aunque muy a la ligera, cada uno de estos puntos.

Principios y táctica de la Federación.

Nuestra Federación debe luchar por algo más que para mejorar el salario y las condiciones de trabajo de los federados, debe tener ideales. Un organismo cualquiera que no tiene ideas no siente las inquietudes del espíritu y le falta estímulo para desarrollar, una acción continuada, altruista y fecunda; es como un cuerpo que no tiene alma que no sintiendo otras necesidades que las materiales carece de aquellas sensibilidades sublimes que le hacen sentir el bien y el mal de los demás. Aunque la lucha por la elevación de los salarios es necesaria, ella por si sola sin otras finalidades idealísticas, no resolverá nunca el problema obrero; a lo sumo creará egoístas que se moverán a impulsos del hambre como se mueve cualquier otro ser de la escala zoológica y que, llenada la barriga, se tumba a la sombra de una mata hasta que vuelve a aguijonearle la misma necesidad. En nuestras organizaciones sucede lo mismo: el aguijón de la necesidad material asocia en un momento dado a los trabajadores con el fin inmediato de aumentar el insuficiente jornal; si lo consiguen se tumban a la sombra de la indiferencia y la inactividad, y si no lo consiguen porque hayan fracasado en sus luchas se llaman a engaño y se retuercen despotricando contra la asociación y contra los hombres que por tener ideales de emancipación se sacrifican por ella.

Mas que luchar contra el hambre en sí hay que hacerlo contra las causas que la generan y producen, y para esto precisa que los trabajadores tengan conciencia de estas causas y aspiren a hacerlas desaparecer por completo; precisa, en una palabra, que tengan una doctrina y un ideal de emancipación.

Esa doctrina y ese ideal debe nuestra Federación, en el Congreso próximo a celebrarse, condensarlos en una declaración de principios, incorporándolos en el reglamento. A nuestro juicio podría adoptarse la siguiente fórmula:

“Considerando que los males de la clase trabajadora y de la humanidad radican en la sociedad capitalista, que divide a los hombres en explotados y explotadores y de cuyo hecho nace un antagonismo de intereses que fatalmente degenera en lucha de clases.

“Considerando que la causa primera de esta división, de estos antagonismos y de estas luchas tiene su asiento en el principio de propiedad privada de los instrumentos de producción y de cambio, que permiten la explotación del hombre por el hombre y como consecuencia necesaria la dependencia económica, moral, intelectual y política de los trabajadores a los poseedores de esos instrumentos.

“Considerando que todo capital es trabajo y que por consiguiente es una gran injusticia que sean los no trabajadores los que posean la riqueza social, sirviendo ésta para subyugar y oprimir a los productores y dando ello por resultado que el trabajador sea esclavo de su propio producto.

“Considerando que el injusto privilegio de la burguesía está afianzado, protegido y amparado por el Poder público, que monopoliza, de cuya fuerza coercitiva se vale para ahogar las justas ansias de liberales del proletariado:

“Considerando que si la clase obrera quiere emanciparse de todos estos males e injusticias no tiene otro remedio que arrebatar el Poder y los instrumentos de trabajo, socializándolos, a la burguesía que los posee, la Federación Local de Sociedades Obreras declara:

1.- Que además de las conquistas parciales sobre mejora de salarios, jornada y demás de carácter moral aspira a la emancipación total y completa de la clase trabajadora, aboliendo la explotación del hombre por el hombre.

2.- A la socialización de los medios de producir y de cambio y su explotación por el proletariado a base del sistema colectivista y de que cada productor sea dueño del producto íntegro de su trabajo, salvando las necesidades sociales y de los impedidos para la producción por edad o defecciones físicas.

3.- La Conquista del Poder político, revolucionariamente o como sea, por el proletariado, para destruir el privilegio capitalista y fundar la unidad del trabajo.

Tales son, en síntesis, las aspiraciones del proletariado universal consciente y tales también deber ser las de nuestra Federación, que es y será siempre, seguramente, la organización más seria y genuina de los trabajadores palmesanos.

Por lo que se refiere a táctica, en pocas palabras vamos a condensar nuestra opinión, que es la siguiente: Acción integral premeditada y serena contra la clase patronal y burguesa dentro el principio de la lucha de clases. Queremos decir con esto que el proletariado palmesano y por consiguiente nuestra Federación debe echar mano de cuantos medios de lucha estén a su alcance y acudir a todos los frentes donde se hallen sus enemigos para plantearles batalla, aplicando siempre, para no malograr esfuerzos, el procedimiento de lucha en relación con la oportunidad, el lugar y la capacidad combativa de los que van a entrar en combate. Acción integral quiere decir lucha en todos los aspectos de la vida que afecten a nuestra clase, a la civilización y la humanidad, principios éstos que están tan íntimamente ligados al interés de los trabajadores que el no considerarlos como propios supondría imbecilidad y estupidez.

(continuará)

IV

Relaciones con los organismos obreros nacionales e internacionales

Si nuestra Federación Local acepta como bueno el principio de que “la unión es fuerza” y de que sin la fuerza no podrá nunca el proletariado mejorar su suerte ni menos emanciparse de la esclavitud económica, habrá de convenir que viviendo como vive, aisladamente, fuera de la unión con los demás trabajadores organizados de España y del mudo entero, sin tener con ellos contacto ni obligaciones de una solidaridad recíproca que haga posible una acción de conjunto, fecunda y armónica, habrá de convenir, decimos, que esta situación de aislamiento la perjudica y que tiene el deber, por tanto, de incorporarse al gran ejército proletario nacional y mundialmente.

“¡Trabajadores de todos los países, uníos!”, dijo ya el gran Marx en 1847. Y estas sabias palabras del gran Maestro que figuran en el Manifiesto Comunista fueron lanzadas a la faz del mundo obrero para que comprendiera, que teniendo unos mismos intereses y un mismo ideal de emancipación que defender en todas y cada una de las naciones, esa misma defensa de su común patrimonio les había de unir internacionalmente para alcanzar la fuerza que diera al traste con su enemigo también común: el capitalismo.

La Federación Local debe, pues, si quiere ser un organismo útil y consciente en la causa del proletariado, y si no quiere perder su personalidad ante la organización general de éste, decidirse clara y terminantemente a pedir el ingreso en la Unión General de Trabajadores de España, hecho por el cual también pertenecería a la Internacional Sindical de Amsterdam puesto que la Unión General está adherida a dicho organismo internacional, el cual, como es sabido, cuenta con 27.000.000 afiliados y con la inmensa mayoría de las confederaciones nacionales del mundo que de tal pueden llamarse.

Es de desear pues que el próximo Congreso de la Federación acuerde el ingreso, máxime habiendo ya tres de sus entidades que pertenencen a la Unión y otras que están a punto de ingresar.

Educación y cultura de los trabajadores

En el referido Congreso precisa también que se tome una resolución práctica sobre este importantísimo tema. Debemos convencernos de que una clase obrera ineducada y sin cultura no sirve para nada, se presta a ser juguete de cualquiera que la prodiga halagos con palabras sentimentales o de relumbrón, cayendo siempre en el abismo de su inconsciencia y malogrando toda buena obra de nueva edificación social. El asunto es, por consiguiente, de primordial importancia, de trascendencia suma.

En el primer Congreso de la Federación se trató ya sobre el tema que nos ocupa y nada positivo se hizo, pues se encauzó mal el asunto; toda la discusión giró alrededor de si la enseñanza que había de darse en la Escuela de la Federación tenia que ser laica, neutra o racionalista. Se acordó, no sin gran esfuerzo, que fuese neutra. Pero de dotar la Escuela de un buen material científico y pedagógico y de proporcionarle un profesor que supiera algo más que deletrear malamente y dormirse durante el tiempo de la clase, de eso que es tan esencial a la buena enseñanza nadie se ocupó.

Pero dejemos los pasados errores y vayamos al grano. A nuestro juicio el próximo Congreso debe abordar esta cuestión acordando la creación de un Comité o Comisión especial de Educación y Cultura, cuya alta misión sea: Reorganizar la Escuela de la Federación a base de un buen profesor y de un buen material de enseñanza, confeccionando el consiguiente presupuesto económico y presentándolo para su aprobación al Comité Central y este a las respectivas Sociedades federadas; organizar la biblioteca de la Federación buscando el modo de adquirir nuevos libros y estudiar la manera de interesar a los trabajadores en la lectura de los mismos, ya organizando reuniones para lecturas comentadas, ya publicando semanalmente el nombre de algún libro interesante, el del autor de la obra y alguno que otro párrafo culminante de la misma; organizar conferencias científicas y de cultura general, solicitando el concurso, que lo prestarían, de personas competentes, y, en fin, aprovechar y fomentar todo aquello que pueda contribuir a elevar el nivel moral e intelectual de los obreros.

(continuará)

V

Actitud de la Federación en la política o cuestiones de interés público

Después de la Conferencia de Zaragoza en que los apolíticos de toda la vida acordaron declarar que la CNT era INTEGRAL Y ASBOLUTAMENTE POLÍTICA, aunque no parlamentaria, lo cual es lo mismo que querer ser íntegramente ciudadano y al mismo tiempo enemigo de la ciudadanía, después de esos equilibrios sindicalistas reveladores de una evolución aunque no muy diáfana, hacia la política, bien podemos los socialistas, que siempre hemos pregonado que el proletariado debía actuar políticamente, aconsejar a los trabajadores de la Casa del Pueblo que aborden esta cuestión en su próximo Congreso y definan claramente su actitud.

La palabra política no sólo debe interpretarse en el sentido electoral o de gobierno, sino en el de la preocupación y actuación en todo lo que tiene un interés público y principalmente en lo que concierne a derechos y libertades ciudadanas, que con tanta facilidad y frecuencia se escamotean y anulan en nuestro país. Permanecer indiferentes las sociedades obreras ante la vida ciudadana y ante la administración y dirección de la cosa pública supone tanto como dejar colectivamente abandonado y a merced de los políticos de la burguesía y los reaccionarios los más preciados derechos de los trabajadores.

Por consiguiente, en razón de la defensa de esos derechos generales y particulares de los trabajadores, la Federación Local debe decidirse a intervenir, sin abandonar ninguna de las reivindicaciones obreras en el terreno económico, en todas las cuestiones de marcado interés público, principalmente en aquellos momentos graves en que el reaccionarismo trate de ahogar las libertades constitucionales y oponerse a la marcha normal del progreso. En casos excepcionales o de anormalidad constitucional debe ponerse de acuerdo con el partido socialista y demás que convinieran una actuación de conjunto en defensa de la libertad y el derecho atropellados.

En resúmen: lo que pretende no es que la Federación se convierta en un partido político para fabricar concejales y diputados, sino que sea una fuerza predispuesta a actuar políticamente, sola o de cuerdo con sus afines, contra las demasías reaccionarias en cualquier momento dado. La experiencia, la dura experiencia de estos últimos tres años de régimen despótico debe hacer  comprender a las Sociedades obreras que no sólo deben interesarles las cuestiones de mejora de salario y jornada, sino que también les afectan, y mucho, las políticas.

Huelgas

Este es otro tema interesantísimo que debe ser tratado con especial cuidado. Aunque reconocemos que la huelga es un fenómeno social, un producto fatal y necesario del régimen de explotación capitalista, a pesar de ello, si se tiene un conocimiento claro de sus causas y efectos se puede, si no dominar en absoluto al menor dirigirlo y encauzarlo de manera que produzca los menos estragos posibles contra los intereses obreros y la mayor suma de beneficios a su favor.

La huelga utilizada como uso prudente y necesario de un arma obrera, bien; pero hacer de ella un abuso como está ocurriendo muchas veces, mal, muy mal. En este último caso el arma se vuelve contra quien la maneja.

A la huelga ha de irse no por espíritu de lucha, sino por sentimiento de necesidad y como último recurso, y aún así contando siempre con una buena fuerza obrera organizada y las condiciones de oportunidad, o sea abundancia de trabajo. Unos verdaderos locos son, y por desgracia abundan, los que a todas horas les viene bien plantear huelgas a pretexto de que los obreros tienen razón o no pueden vivir. Nunca se ha visto que la razón y la justicia hayan triunfado por si solas, siempre se ha necesitado la fuerza y ésta no a todas horas está de parte de los obreros. Si los trabajadores van a una huelga sin más razón que la de no poder vivir y la pierden, que forzosamente han de perderla no disponiendo de fuerza para triunfar, entonces, ¿no podrán vivir menos aquellos trabajadores? ¿qué se habrá adelantado? Empeorar su situación y hacerles perder la confianza en la organización y en las luchas obreras, de las que se hallarán escamados.

Otra equivocación es el reglamentar las huelgas, como ocurre en nuestra Federación, a base de la cotización obligatoria de los demás gremios federados. Este sistema fue desterrado por inútil y contraproducente hace ya muchos años por los socialistas y la Unión General de Trabajadores, pues además de no dar el resultado material positivo que se desea induce a la desmoralización e indisciplina de aquellas Sociedades que por hallarse en circunstancias defectuosas de organización o de trabajo en la industria sus socios se reniegan a pagar, teniendo que expulsarlos o tolerar su indisciplina. Pero a los sindicalistas y comunistas se les ocurrió traernos esta novedad revolucionaria que los socialistas o adormideras, como llaman ellos, hace tiempo retiraron por caduca.

La solidaridad obligada además de ser un poco repugnante por lo autoritaria es menos efectiva que la voluntaria. Esta responde al sentimiento de compañerismo, no a la imposición reglamentaria que no siempre puede aceptarse con agrado. Lo que hay que hacer, pues, es educar ese sentimiento de solidaridad para que adquiera el máximo desarrollo en la conciencia proletaria y rinda para la causa el máximo resultado.

La misión de la Federación o de su Comité Central en cuento a huelgas deber ser consultiva o de dirección moral. Ninguna huelga debe ser declarada ni formular la petición que la motive a los patronos sin antes consultarlo con el Comité, quien debe limitarse a estudiar la oportunidad y condiciones de la misma y dar su consejo a la Sociedad interesada, que podrá ésta atender o no. Una vez declarado el movimiento el Comité Central cuidará de comunicarlo a las entidades federadas excitándolas para que practiquen la solidaridad a medida de sus fuerzas, que deberá hacerse efectiva por conducto del mismo Comité. Este intervendrá en la huelga en cualquier momento que sea requerido o que él lo estime oportuno, pero únicamente para alentar el movimiento o dar su opinión sobre las medidas que proceda adoptar. Ninguna solución se dará al conflicto sin antes oir la opinión del Comité.

Si el Congreso próximo adoptara esta tesis se evitarían muchos abusos y desastres huelguísticos que tan funestos resultados han dado siempre en la organización. Hay que acabar de hacer huelgas al tun tun; los sacrificios que implican, la miseria que muchas de ellas importan inútilmente en los hogares obreros son más que suficiente motivo para prevenirnos y hacer las cosas con la cabeza y no con los pies.

Cuando en un movimiento huelguístico vemos a algún radicalero que chilla y no transige en nada, haciendo alarde de comerse a los patronos, temblamos, sobre todo si la masa famélica que le escucha le hace caso. Cuando algún fenómeno de esta naturaleza ocurre, y ocurren muchos, ya podéis decir: huelga pérdida y organización deshecha, ¿Y sabéis por qué? Porque se razona con los pies y no con la cabeza, se exalta el sentimiento y no se educa el cerebro.

(continuará)

VI y último

La nueva Casa del Pueblo

Próximo ya a terminarse el nuevo edificio para local social de las Sociedades obreras es indispensable que en el Congreso venidero se tengan en cuenta las nuevas necesidades que en si lleva aparejadas la posesión del mismo. Todas estas necesidades han de tener en el presupuesto económico que se formalice las consignaciones correspondientes para poder ser atendidas debidamente, pues no deben olvidarse los gastos de conservación del edificio y demás que implique su administración. Igualmente hay que preocuparse por amueblarlo un poco decorosamente, sobre todo el salón teatro que está llamado a rendir muchos beneficios si se le cuida y explotada convenientemente, tarea esta que está reservada al Patronato pero que nada podrá hacer sin el apoyo moral y material de las entidades que allí se cobijen, las cuales son las únicas interesadas ya que en beneficio suyo exclusivamente ha de hacerse todo.

Por consiguiente, en los acuerdos y resoluciones que se tomen en el citado Congreso respecto a gastos generales deben tenerse en cuenta los compromisos y necesidades del nuevo local, el cual, por ser cosa propia de las Sociedades obreras debe merecer todos sus cuidados y desvelos.

Nuevo Reglamento de la Federación

Sabemos que el Comité Central presentará al Congreso un proyecto de nuevo Reglamento de la Federación, al cual seguramente incorporará mucho de lo que ya llevamos expuesto.

Como el Reglamento de una Sociedad es su ley orgánica por la cual se regulan todas sus funciones y se determinan los derechos y deberes de todos y cada uno de sus adherentes es conveniente que al discutirse el de la Federación todos los congresistas lo hagan con especial cuidado para que en su articulado se hallen previstos y teóricamente resueltos todos los problemas de la vida normal y futura de nuestro organismo federativo.

Además de todos los capítulos naturales y corrientes en todo reglamento, en nuestro concepto el de la Federación ha de tener uno que trate exclusivamente de las relaciones, derechos y deberes de las Sociedades con la nueva Casa del Pueblo y su Patronato, pues precisa que todo se prevenga para que, conocidas las obligaciones y derechos de todos con respecto a la propiedad, uso y gobierno del local no pueda surgir la menor dificultad entorpecedora de la armonía y buena marcha social, Para la redacción del capítulo que nos ocupa precisa tener en cuenta el espíritu y letra de la escritura de donación del edificio a cuyas condiciones han de adaptarse irremediablemente todas las entidades que quieran vivir en él.

Y esperando que llegue el día del Congreso y que todos los congresistas acierten en su labor, damos por terminada esta serie de artículos en los que solamente nos ha guiado el deseo de orientar a la Federación apuntando ideas y procedimientos que de buena fe creemos ha de seguir.

EL OBRERO BALEAR

21-07-1922 – Nº  1064 /

28-07-1922 – Nº 1065 /

04-08-1922 – Nº 1066 /

11-08-1922 – Nº 1067 /

18-08-1922 – Nº 1068 /

25-08-1922 – Nº 1069.