1923 –  ANTE LA PRÓXIMA INAUGURACIÓN DE LA NUEVACASA DEL PUEBLO

Actualmente las organizaciones obreras de Palma, todas sin excepción, atraviesan una de aquellas situaciones precarias a que suelen encontrarse después de largos períodos de efervescencia y de lucha en la que se agotan las energías y el cansancio llega a rendir a los luchadores, hasta que, recobrados nuevos alientos vuelven a la palestra con más ardor que antes.

El momento actual es para el proletariado palmesano de reposo, de reparación de fuerzas. Tras estos pasados años de continua pelea y tras las luchas internas que dieron por resultado la división en que hoy se encuentra el ejército obrero, ¿qué otra cosa podía esperarse sino el desaliento que cunde en nuestras organizaciones?

Los trabajadores parece que están atacados de anemia sindical; si se les llama a junta de su Sociedad no asisten, si se publican hojas de propaganda no las leen; en todo se muestras indiferentes, no se preocupan de nada. ¿Es que no hay problema obrero? ¡No ha de haberle! Lo que no hay es entusiasmo, ni virilidad, ni fe en nada, y es preciso que pase el tiempo para que resurjan nuevas esperanzas y se borren pasados errores que todavía tienen aplastado el ánimo de los trabajadores. Que vendrán mejores tiempos que los de ahora y volveremos a ver florecientes y animosos Sindicatos, no hay duda: Cualquier acontecimiento puede volver a unir en un momento dado a la clase obrera.

¿No podía ser que éste acontecimiento ocurriera con la inauguración de la nueva Casa del Pueblo? ¿Qué dificultad habría para que esa inauguración la hiciesen todas las Sociedades obreras de Palma sin distinción de tendencias ya que el hermoso edificio es para todas ellas? ¿No podrían hacerse trabajos para que al inaugurarse el local, en vez de un acontecimiento fuesen dos: el de la inauguración y el de haber ésta unido a la clase trabajadora organizada? Creemos que de haber un poco de buena voluntad por parte de todos fácilmente se conseguiría ver realizado este laudable propósito, máxime teniendo en cuenta que según la escritura u el reglamento del nuevo local todas las entidades allí domiciliadas serán absolutamente autónomas en su administración, en su táctica y en su ideología, sin más trabas ni obligaciones que contribuir equitativamente a los gastos generales y guardar el orden y respeto debidos que imponen la buena armonía social y la conveniencia de todos.

Al Comité o Patronato de la nueva Casa del Pueblo brindamos esta idea por si la cree buena hago lo necesario para llevarla a vías de realidad

EL OBRERO BALEAR nº 1102

14 de abril de 1923