1923 – La huelga de Obreras de la Fábrica de Camisetas

 

Continua con tanto entusiasmo como el primer día, esta huelga que ya lleva tres semanas de duración. Jamás el Sr. Escapa y demás adláteres del patronaje, hubieran pensado en semejante gesto de estas mujeres. Verdad que once horas de trabajo, o mejor dicho, de manzurrona resignación, no dan derecho a presagios muy optimistas, pero Escapa y compinches, no saben por lo visto que, cuando más tirante está la cadena, más pronto se rompe, ya verán con el tiempo madurarán muchas uvas.

 

Si la clase patronal cree que siempre los cuadros obreros se nutren de incautos obrerillos, que por toda solvencia tienen el mayor de los simplismos, se equivoca grandemente, humildes, poco inteligentes si, pero no tanto que no seamos lo suficiente linces para conocer toda su estrategia.

 

Por dignidad obrera, por decoro de nuestra clase, se impone abandonar toda suerte de huero sentimentalismo y palabrería; poco tenemos que aprender del patronaje, pero bien está que cada cual de nuestro campo ocupe su trinchera donde de un modo eficaz pueda defenderse de los dardos venenosos de la patronal.

 

Las huelgas hay que procurar sean lo más complicadas e interesantes posible; basta de servir de chacota al vil burgués. Todos aquellos que insistentemente hacen protestas de defensa a la causa obrera o se aprestan a luchar con denuedo por la cauda de dichas mujeres, los contaremos como adversarios que merecen por su conducta ocupar un puesto en la otra parte de la barricada. Hora es ya de deslindar bien los campos, como se dice vulgarmente, o con la causa de las ocho horas, cuyo objetivo puede decirse es el único de estas mujeres, o de lo contrario como enemigos de la liberación proletaria, serán señalados por nosotros todos aquellos que por indiferencia o mala fe pretendan entibiar dicha huelga y dejar en la indefensión a dichas huelguistas.

  

   CULTURA OBRERA nº 199

   9 de Junio de 1923