Manuel Cordero   INAUGURACIÓN DE LA CASA DEL PUEBLO  – ¡SEGUID, SEGUID! 

Vive permanente en nuestro espíritu el recuerdo, la impresión que nos produjo el viaje que hicimos de propaganda por las Islas Baleares. Fueron todas ellas muy varias en el tono de sus colores, pero no importa.

Aquella tarde inolvidable que comimos orilla del mar en compañía de Alomar, Bisbal y otro amigo de cuyo nombre no recuerdo, que paseamos por las posesione reales, que estuvimos en el alcázar que luego fue convertido en prisión y martirio de tanta gente, me dijo el gran Alomar que siendo un ideólogo universal ama como nadie su tierra: escriba usted sus impresiones de este viaje. Tuve intención de hacerlo, pero me faltó tiempo. Para escribir de estas cosas es preciso tener sereno el espíritu para reposar bien la serenidad del juicio, y en nuestro partido, los que tenemos el deber de desempeñar cargos públicos por mandatote la masa hemos de vivir en permanente inquietud, repeliendo agresiones una veces, agrediendo otras. Y sólo así logran abrirse camino las ideas de emancipación social. 

¿Qué impresión al fin hemos traído de las Islas Baleares? ¡Menorca! Con la visión trágica del castillo de la Mola colocado en la embocadura derecha de su puerto, gran puerto natural que perdió importancia porque la navegación moderna pasa de largo sin necesidad de hacer escala allí; los cementerios Francés e Inglés que recuerdan epopeyas de su dominación, es un pueblo risueño y alegre, liberal, profundamente liberal, limpio … Tiene tono europeo, ellos dicen que ese carácter viene de la dominación inglesa. La campiña es árida porque la azotan todos los vientos. Las mujeres bellas y libres de prejuicios religiosos. Los menorquines son emotivos, románticos idealistas …

¡Mallorca! El puerto tiene carácter de magnificencia. La ciudad antigua guarda en sus entrañas vestigios y recuerdos del mayor interés artístico e histórico, con su calle en donde viven aún aislados del resto de la ciudad los judíos. Recorriéndola no hemos acertado a sorprender una sonrisa de alegría. ¿Por qué? Sin duda por el predominio del clericalismo tan bien combatido por nuestro Bisbal. En la puerta de la catedral hemos sorprendido un cartelito prohibiendo a las mujeres entrar con escote y falda corta. Las mujeres van por la calle recatadísimas. Esto quita alegría a la ciudad.

Sóller, Artá, Manacor, con sus cuevas de comparables bellezas artísticas creadas por la misma naturaleza. El fondo del mar azul, con un sol de una claridad incomparable. ¿Qué museo puede servir mejor para educar el espíritu y la voluntad? Observando la forma que fueron haciéndose solas esas maravillas se comprenden muy bien el valor de la constancia perseverando en la realización de una idea. Los hombres  no somos otra cosa que trozos de la naturaleza misma animados por una inquietud espiritual que nos permite aumentar los propios valores artísticos y científicos que ella tiene. En cuanto queramos separarnos de las sabias leyes que la rigen el fracaso del intento es absoluto. Admirando las maravillas de las cuevas nos hemos dicho siempre ¿Cuánto tenemos que aprender de la constancia de la naturaleza? ¡Poco a poco se va lejos! ¡Está bien! Y yendo poco a poco con paso firme se llega antes. ¿Qué se debe tomar el atajo? Cuando no haya insuperable peligro, si. La naturaleza para realizar su obra con perfección no lo toma nunca, y cuando lo toma está, demostrado científicamente, su obra tampoco es perfecta.

Yo no se si tendréis los mallorquines mejores ferrocarriles que entonces. ¡Que infames eran! Nunca hemos visto cosa igual. Jaulas de embarcar ganado arregladas para trasportar viajeros.

Menos mal que de vez en cuando los bendecía el señor Obispo. Claro que los microbios infecciosos viven en la porquería a pesar de las bendiciones, paro … los superticiosos, que en Mallorca hay muchos, se sientes aliviados y tienen menos miedo al peligro así.

¿Qués más? ¡Nada!

Que al inaugurar vuestra casa, que es también obra del tiempo y de la constancia o sintáis fortalecidos por el ideal de libertad. No dobléis la cerviz nunca, ni ante el tirano, ni el déspota. Sólo el genio tiene derecho a una inclinación de nuestra cabeza para admirarle y continuar la obra. El proletariado universal va realizando también su obra y necesita templar su alma para poseer la misma constancia que la naturaleza para verla finalizada.

¿Cuándo finalizará? ¡Nunca! Para los idealistas siempre hay una cosa nueva que hacer. En lo material, satisfecha una necesidad sentís otras, pues en lo espiritual es lo mismo. El progreso es indefinido.

¿Qué el presente momento es rudo y difícil? ¡No os importa!

¡Seguid, Seguid! Todas la tiranías fueron formas episódicas de la lucha humana, pero ellas pasaron a la historia como recuerdo y la humanidad continúa su camino. Así será siempre.

Manuel Cordero

EL OBRERO BALEAR nº 1136

18 de enero de 1924