1926 – SOBRE LA CREACIÓN DE UNA OFICINA PERMANENTE EN LA CASA DEL PUEBLO – AEME

Hoy que, preciso es confesarlo, las organizaciones pasan por una verdadera crisis de hombres capacitados y que, al mismo tiempo, estén debidamente enterados de las leyes obreras, es necesario, es imprescindible, si queremos evitar muchas de las injusticias que se cometen, la creación en la Casa del Pueblo de un organismo consultor, y al mismo tiempo que tramite los asuntos, que se vayan presentando.

Verdaderamente, y nadie no ignorará que la creación de dicha oficina traerá como consecuencia hacer por parte de las Sociedades un pequeño esfuerzo pecuniario.

Siendo éste un organismo en el cual se podrían centralizar muchos de los trabajos de las Sociedades que por no tener al frente de sus Directivas compañeros lo suficiente capacitados en las diferentes cuestiones que se le van planteando, tienen que valerse de uno u otro compañero para que se les oriente y existiendo además otras organizaciones que se ven en la necesidad de nombrar un oficial de Secretaría o subvencionar al Secretario o Contador, el esfuerzo que se tendría que efectuar sería muy pequeño en relación con el beneficio que individual o colectivamente recibiría la clase trabajadora.

El compañero que se nombre, claro está, debe ser apto en las diferentes cuestiones que se le pueden ir presentando. Lo mismo debe redactar los documentos que se le ordenen, que efectuar un balance o estado de cuentas.

Debe estar en la oficina desde una hora después de empezado el trabajo en fábricas y talleres, hasta una o dos horas después de abandonarlo.

Naturalmente que si queremos montar una oficina tal como la importancia de la organización palmesana requiere hay que desechar la idea de asignarle un sueldo irrisorio; como mínimo debe percibir el de doscientas pesetas, pues, no hay que hacerse ilusiones, dicho compañero no podría dedicarse a sus habituales ocupaciones, pues diariamente se verá en la necesidad de tramitar asuntos que ahora evacuan los diferentes compañeros que al frente de las organizaciones están, los cuales se ven en la necesidad de abandonar el taller en horas de trabajo, exponiéndose las más de las veces a algún berrinche del patrono.

Además, siendo permanente, la clase trabajadora sabrá que a cualquier hora del día encontrará en la Casa del Pueblo, quien le atienda, oriente o tramite el asunto, no teniendo necesidad de demorarlo, porque el compañero fulano o zutano no han acudido aquella noche a la Casa del Pueblo, demora que en las más de las veces da por resultado que salga perjudicado el obrero en la cuantíua que tiene que percibir, si el asunto es de indemnización, cuando no lo deja sin efecto, por no saber a quien acudir.

Esta es, mi modesta opinión, que atendiendo a ruego de las Directivas de la Casa del Pueblo, la expongo en EL OBRERO BALEAR.

Aeme.

 EL OBRERO BALEAR nº 1272

27 de agosto  de 1926