SOBRE INEPTITUD, CINISMO

 

Esto acaba demostrar el jefe del Gobierno al pronunciar en el Círculo liberal las siguientes palabras:

 

“Al hablar de alteraciones de orden público no quiero pasar en silencio cuán doloroso ha sido para el Gobierno tener que apelar a ciertos procedimientos para mantener el respeto del derecho y el acatamiento de la ley; pero los Gobiernos liberales más que otro alguno están obligados a emplear cuantos resortes están a su alcance para conseguir su fin; ante la función del Gobierno no cabe vacilar; hay algo en que todos tienen que coincidir y es en imponer el respeto a la ley”.

 

¿Quién ha perturbado el orden público? ¿Quién ha faltado al respeto a la ley?

 

No han sido, no, los ciudadanos que han pedido el abaratamiento de las subsistencias u ocupación para sus brazos en Barcelona, en Valencia, en La Unión, en Logroño y en otros puntos.

 

Han sido los representantes del Gobierno en esas poblaciones, y el Gobierno mismo manteniéndolos, después de lo que han hecho, en sus puestos.

 

El Sr. Suárez Inclán, gobernador de Barcelona, ha violado constantemente la ley fundamental del Estado impidiendo reuniones, cerrando Centros y enviando a la cárcel a ciudadanos que no habían cometido delito alguno.

 

Del guardia civil muerto en Valencia por la misma guardia civil, ¿quiénes han sido los culpables? El inepto gobernador de aquella capital, y el Gobierno que le nombró conociendo su falta de condiciones para tal cargo y que aún le mantiene en el mismo.

 

Del bárbaro, del salvaje, fusilamiento habido en La Unión, ¿quiénes son los responsables en primer término? El gobernador de Murcia, el alcalde de Cartagena y el propio Gobierno, que a estas fechas no ha dado aún ninguna satisfacción a las familias y a los compañeros de los allí muertos y heridos.

 

Y en Logroño, ¿a quién hay que echar la culpa de que fuera tendido en la calle por la guardia civil un joven jaimista y de que fuesen heridos, gravemente algunos, bastantes ciudadanos? Pues el gobernador y al alcalde, que en vez de obrar con reflexión y serenidad, procedieron atolondradamente, y al Gobierno, que en lugar de destituirlos, préstales su amparo.

 

Y en Villaviciosa de Asturias, ¿quién ha causado la muerte de un ciudadano? No los trabajadores, no los vecinos de dicho pueblo, sino los gobernantes, que para realizar sus planes electorales ponen al servicio de un candidato alcaldes, jueves y guardia civil.

 

¿Cómo se atreven a culpar a otros individuos de perturbadores del orden y de irrespetuosos con la ley quienes han nombrado gobernadores que no la cumplen y quienes hacen funcionar el Mauser constantemente, y hasta sin dar los toques de atención.

 

Se necesita cinismo, extraordinario cinismo, para hablar como acaba de hacerlo el conde de Romanones en el Círculo liberal.

 

Recientes los luctuosos hechos ocurridos en las mencionadas poblaciones, caliente aún la sangre de las víctimas del Mauser, el jefe del Gobierno ha debido permanecer mudo respecto a aquéllos o usar un lenguaje muy distinto del que ha empleado.

 

Lo que ha dicho encierra una verdadera provocación, y más cuando los trabajadores organizados y cuando todo lo que hay de sano en nuestro país están protestando con honda indignación contra la política sanguinaria del Gobierno.

 

Sensible es que el país no imponga hoy mismo a loa actuales gobernantes la sanción que se merecen; pero no crean éstos por eso que su conducta va a ser olvidada. La nación, y muy principalmente la clase trabajadora, tendrá en cuenta que los individuos que hoy forman el Gobierno han manchado sus manos con sangre de pacíficos ciudadanos, y, sobre no dejar de maldecirlos, más pronto o más tarde, les aplicará algún castigo.

 

Pablo Iglesias.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 740, 8 de abril de 1916

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES