DE SÓLLER /
Las subsistencias
Lo que pasa en Sóller con esto de las
subsistencias es, sencillamente, escandaloso.
Hay artículos que han subido un 40, un 50, y
hasta un 60 por ciento, a causa; según dicen, de
la guerra.
Conformes en que muchas materias que se importan
del extranjero hayan subido de precio a causa de
la elevación de los fletes.
Pero de que cosas se producen en Sóller, que se
trabajan en Sóller, y que en Sóller quedan
arregladas para el consumo, hayan de pagarse a
precios exorbitantes, creemos tener razón si
decimos que esa subida de precio no es a causa
de la guerra.
Veamos, por ejemplo, el aceite. La clase que
antes de la guerra se pagaba a 1’10 ptas., ahora
se ha de pagar a 1’65 y a 1’70 ¿A qué es debido
este aumento de precios? Los jornales de las
obreras que recogen la aceituna, así como los de
los obreros que trabajan en los lugares, no
solamente no han subido, si no que en algunos,
han bajado. El transporte vale igual o menos que
antes. Por lo tanto, ese aumento de precios se
debe únicamente al afán de lucro de los
propietarios, que no miran más que a su
bolsillo, sin considerar que el exigüo jornal de
sus operarios no les basta para atender a sus
necesidades.
Lo mismo que hemos dicho del aceite podemos
decir del carbón, del pescado, etc.
¿No sería, pues, humanitario, y lógico, que los
jornales de los obreros subiesen en proporción a
la subida de los comestibles, ya que la mayor
parte de ellos se producen en Sóller? ¿O bien
que, y esto es más justo aún, los comestibles
bajen al precio que deben tener?
¿No contribuiría también al abaratamiento el
dejar en Sóller lo necesario, y los sobrante
dedicarlo a la exportación; en vez de quererlo
exportar todo?
Exportándolo, es verdad que los propietarios
sacan más provecho para su bolsillo, pero
también es verdad que con eso se hace imposible
la vida al que tiene que vivir de su trabajo, y
que ellos son los causantes, del malestar que se
van dejando sentir.
Se dejan deslumbrar por el brillo del oro, sin
comprender que, casi siempre, tanto brillo ciega
y conduce a la perdición por haber querido ganar
demasiado.
F. Calvo
Sóller, 8 de enero de 1918
Núm. 832, 18 de enero de 1918
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