Justicia a la española (carbón)

 De una parte

 

Antes de la guerra el flete del carbón a Barcelona era de nueve pesetas por tonelada; un barco de 2.000 toneladas de carga cobraría 18.000 pesetas de flete; las 200 toneladas de carbón de consumo a 30 pesetas una valían 6.000. El mismo barco transporta hoy las 2.000 toneladas a 100 pesetas, por lo bajo, o sea, cobra por flete 200.000 pesetas el carbón de consumo -200 toneladas a 150 pesetas- cuesta hoy 30.000 pesetas. Diferencia: antes de la guerra, 12 mil pesetas; actualmente, 170.000.

 

Los hulleros asturianos vendían el carbón antes de la guerra a 20 o 30 pesetas, según las clases. Hoy lo expeden en bocamina de 80 a 110 pesetas. Los gastos de explotación han aumentado de cuatro a cinco pesetas en toneldas; las utilidades de 55 a 85.

 

En Francia, Inglaterra, Alemania, Italia hay una tributación por beneficios extraordinarios de la guerra, una tributación, que aumenta progresivamente en razón directa a las ganancias.

 

En España se intentó establecer una tributación igual, más disminuída sin embargo en relación a las demás naciones. Se negaron. Es más, amenazaron al Gobierno. Y el Gobierno ante la amenaza de las poderosas compañías calló, dejó el proyecto en suspenso y en libertad a ellas.

 

Ni un Guardia Civil por la calle, ni una bayoneta, ni suspensión de garantías, ni un solo encarcelamiento. Respeto y humillación.

 

Por otra parte

 

Antes de la guerra los jornales con que se remuneraban los trabajos eran de siete a veinte reales. Estaban entonces las subsistencias a precios baratísimos. Durante dos años de guerra, por lo menos, siguieron rigiendo los mismos precios. Después de los dos años, cuando se percataron los trabajadores que el salario no llenaba las exigencias de la vida, pidieron más jornal. Se declararon en huelga.

 

Los Guardias civiles las bayonetas salieron a la calle, para hacer respetar la propiedad que nadie atropellaba. Se suspendieron las garantías, se cerraron los centros, se encarcelaron a los que con más tesón manifestaban sus necesidades, se mataron a unos cuantos huelguistas, hombres, mujeres y niños …

 

Con un real de aumento no se solucionó nada. Si hambre pasaba el obrero antes de este aumento irrisorio, hambre pasa después. Además faltaba pan y falta pan; no había trabajos y menos hay ahora. El pueblo protestó.

 

Y otra vez la Guardia civil, otra vez las bayonetas, otra vez las matanzas, por pedir más retribución, cuando hay unos centenares que ganan sin tasa, lo que les da la gana.

 

Hé aquí la diferencia.

 

Los capitalistas respetados. Los obreros atropellados. Los capitalistas hartándose contra la ley. Los obreros ayunando por mandato de la ley.

 

Sobre la huelga de albañiles

La conducta de los patronos

 Nos consta que si los obreros albañiles han aceptado la solución que últimamente se ha dado a la huelga que sostenían con sus patronos no ha sido porque dicha solución sea de su agrado.

 

La han aceptado únicamente porque la necesidad de llevar pan a sus hogares les obligaba a volver al trabajo.

 

Para los trabajadores albañiles la única solución racional y justa es la que dictó la Junta de Arbitraje propuesta por los patronos, fallo que fue aceptado por la representación de ambas partes litigantes y que luego los patronos no quisieron acatar, disolviendo su Sociedad para rehuir el compromiso contraído ante dicha Junta y ante el público.

 

Memoria debemos tener los trabajadores para recordar con indignación y asco este hecho patronal inaudito. Jamás los obreros organizados hubiésemos llegado a descender a ese terreno tan ruin y bajo a que han llegado los patronos albañiles.

 

¿Dónde está la formalidad y el decoro de dichos patronos después del fallo de dicha Junta de Arbitraje? ¿Cómo queda su dignidad y su nobleza ante los obreros ante el público y ante los señores presidentes de la Diputación Provincial y Alcalde de Palma? ¿Cuál es el valor moral que habrá que darse a sus palabras y a sus compromisos?

 

Ninguno. Con esta huelga que acaba de resolverse los patronos albañiles de la Unión Industrial han quedado descalificados, su honor patronal metido en una cloaca y su hidalguía envuelta en la basura de un estercolero.

 

¡Trabajadores! Cada vez que os venga en memoria la huelga de los albañiles pensad en la conducta observada por los patronos y hacedles una mueca de desprecio. No merecen otra cosa.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 839, 8 de marzo de 1918

 

  CRISIS DE SUBSISTÈNCIES

 esdeveniments - crisi subsistencies - EOB - 839 - 1918.htm