EL PROBLEMA NACIONAL

: HAMBRIENTOS Y AHITOS

 

El problema de las subsistencias.- El pan, caro.- Los acaparadores, libres de la guardia civil.- El presupuesto, para unos cuantos privilegiados.

 

La Real Sociedad Económica Matritense ha digerido al Ayuntamiento madrileño una interesante exposición acerca del problema de las subsistencias. Es muy notable, y coincide en absoluto con lo que nosotros hemos expuesto en estas columnas.

 

En este documento se llama la atención acerca del precio verdaderamente exagerado que en Madrid se cobra por artículos de producción nacional, que en muchos casos y en muchas localidades se pierden por no encontrar los productores salida para ellos.

 

En buenos principios económicos, a esa abundancia de género debería corresponder un descenso en sus precios. Sin embargo, se mantienen en Madrid los mismo precios, y aún en algunos casos han subido.

 

La naranja, que en épocas normales se exportaba en gran escala a Inglaterra y Alemania, y que ahora no encuentra fácil salida a causa de la guerra, está abandonada en el árbol o se vende a razón de 25 céntimos la arroba. En Madrid no nos hemos enterado de ese hecho, y los vendedores siguen exigiendo 80 céntimos por la docena, precio que equivale a 18 pesetas la arroba.

 

Todas las frutas en las regiones aragonesas y en la Rioja están en análogo caso al de la naranja. En Madrid el kilogramo de peras cuesta, por término medio, 1,20 pesetas; el de uvas, 0,30 a 0,60 y en la misma proporción los demás productos.

 

El racimo de plátanos se vende en Canarias de 0,50 a una peseta, sin encontrar compradores, y en Madrid la docena se vende a 1,50 pesetas.

 

Lo que se dice de las frutas es aplicable a las hortalizas, los huevos y otros artículos de fácil salida para el extranjero en tiempos normales, y que hoy se venden en los centros de producción a precios verdaderamente irrisorios.

 

La Económica Matritense estudia los medios para evitar estos abusos, como la creación de Centros de libre contratación, en los que el depósito de mercancías fuera fácil y gratuito; creación de depósitos municipales, en los que pudieran los productores conservar sus mercancías el tiempo indispensable para su venta directa a los consumidores, a los industriales, que hoy tienen que recurrir a los intermediarios, o bien la fijación de un precio máximo, establecido por el Municipio, teniendo en cuenta el precio de los artículos en los centros de producción, los gastos de embalaje y transporte y los derechos que se perciben por introducción, que han venido a sustituir de una manera vergonzante al impuesto de Consumos.

 

No sólo coincide con nosotros en la exposición del problema, sino también en la adopción de remedios.

 

Fíjense bien nuestros compañeros: La Económica Matritense aboga por la fijación de la tasa.

 

A pesar de que es notoria la abundancia del trigo en España, y de que no hay temor de que falte para el consumo, la especulación tiende a elevar su precio.

 

Desde el día 9 hasta el 15 del actual en los mercados reguladores hubo la siguiente elevación:

 

En Arévalo, de 31,20 pesetas a 31,50 los cien gramos.

 

En Rioseco, de 30,35 pesetas a 30,95.

 

En Medina del Campo, de 30,95 a 31,80 pesetas.

 

En Valladolid, de 30,95 a 31,80 pesetas.

 

Como consecuencia de estos aumentos, la especulación y la deficiencia de la organización de los abastos han determinado mayor elevación de precio.

 

En Barcelona se encareció el precio del  trigo de 36,25 a 37,27 los cien kilos.

 

En Madrid, de 34,0 a 36,15 pesetas la misma unidad de peso.

 

Al mismo tiempo en París, a pesar de la guerra, se conserva el precio de 29,75 francos los cien kilogramos.

 

En Nueva York ha descendido de 26,37 a 26,31 y en Chicago de 24,95 a 24,34.

 

De manera que los cereales no se han encarecido en los puntos de producción ni e consumos en el extranjero.

 

Es decir, sólo han encarecido en nuestro país, gracias a la impunidad en que el Gobierno ha dejado a los miserables negociantes, a los acaparadores que especulan con el hambre nacional, contra los que la guardia civil nada hace …

 

Como contraste a esta exposición de la miseria de nuestro pueblo y sus causas, incluiremos una prueba de la prodigalidad de nuestro Estado. O lo que viene a ser lo mismo: una causa más de nuestra mísera situación.

 

Seguramente recordarán nuestros compañeros cuanto se dijo en el Parlamento al discutirse en el último presupuesto la partida de Comunicaciones marítimas, que se nos lleva más de 28 millones de pesetas anuales.

 

Este capítulo del presupuesto pasó tras una viva discusión.

 

Y en cumplimiento del art. 18 de la ley de Comunicaciones marítimas del 14 de junio de 1909, ley que lleva la firma del actual presidente del Congreso, señor González Besada, entonces ministro de Fomento, se han librado las siguientes cantidades a las Empresas privilegiadas que a continuación se expresan, en concepto de primas a la navegación:

 

En total de las cantidades libradas es de CUATRO MILLONES NUEVECIENTAS MIL PESETAS.

 

No hacemos comentarios. Cumplidos los hará la masa proletaria española, falta de trabajo, hambrienta, desesperada, que no halla solución a su miserable situación, mientras unos cuantos privilegiados son atendidos, favorecidos, sostenidos con el dinero del país y que el país debiera ir …

 

(De El Socialista)

 

En el Ayuntamiento

 

A lo dicho por nuestro diario en el interesante artículo más arriba insertado hemos de añadir algunos comentarios de carácter local.

 

En el pasado número publicamos una nota del Gobierno civil que, en virtud de unas diligencias practicadas resultó que el alza que los carniceros habían introducido en el precio de la venta de la carne, era abusiva, es más, podía haberse bajado dicho precio, puesto que en la actualidad se compran las reses más baratas.

 

Trasladada la cuestión al Municipio, parece que se ha evitado que los carniceros sigan en sus propósitos, por tanto la carne se venda ya al precio de antes. Repetimos: ¿no podría investigarse más hondo y procurar que esa substancia alimenticia se vendiera más barata?

 

Nosotros creemos que si el Municipio tomara la cuestión a pecho, lo conseguiría. ¿Lo hará? Lo dudamos, por más que el conseguir la rebaja a dicho artículo al objeto que no fuera un artículo de lujo para la clase obrera, representaría un gran beneficio.

 

Y en lo que no estamos conformes es en le hecho por el Ayuntamiento de felicitar a los carniceros y hasta nos parece una gran torpeza, porque tal felicitación es completamente improcedente. ¿Qué habían hecho esos señores? Aumentar abusivamente el precio de la carne. Luego a lo que son acreedores es a las censuras, a los vituperios –ya que no la cárcel –de sus conciudadanos, en quienes su avaricia quería saciar su apetito.

 

En lo que respecta a la cuestión del precio del pan, asunto de importancia suma para el vecindario, somos de parecer que si el Ayuntamiento quiere que la opinión de Palma esté satisfecha de su gestión, debe trabajar sin descanso hasta haber conseguido la rebaja, que la clase obrera reclama imperiosamente.

 

La cuestión de las subsistencias es de la más alta trascendencia y no podrá nunca blasonar un Municipio, de mirar por los intereses del vecindario, sino consigue que éstas sean baratas y presentadas al público, en buenas condiciones de higiene, en las principales capitales del reino.

 

Así esperamos de nuestro Municipio que procurará ponerse a la altura de las circunstancias.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 678, 30 de enero de 1915

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES