Acción social
Los obreros del Municipio
Debido a la presión que el Centro Obrero efectuó
sobre el Municipio, éste dio ocupación a los sin
trabajo, si bien con el mezquino salario que
tenía establecido desde que empezó el sangriento
conflicto europeo.
Al dar ocupación a esos honrados padres de
familia no fue como hubieran deseado los
concejales con el Alcalde a la cabeza, puesto
que su deseo hubiera sido que acudieran a
implorar humildemente la tarjeta, con lo que
todos los obreros ocupados quedaban bajo la
dependencia política de los ediles para el día
de las elecciones en que les es tan
indispensable el voto.
Pero la mayoría de los obreros acudieron al
trabajo sin implorar influencia por lo que el
Alcalde y concejales debieron de rabiar, puesto
que se escapaban de su dominio caciquil.
Así resulta que ahora van despidiendo poco a
poco a los obreros, sin motivo justificado
ninguno y resulta que los despedidos son los que
se distinguen por su independencia, es decir los
obreros que no se prestan a dar su voto.
Se nos ha dicho también que ha determinados
obreros se les había pedido el voto, acto hecho
por concejales y además que no se despedía a los
que hacían promesa de votar por determinados
partidos.
Como esto es grave, como es un acto de
caciquismo altamente reprobable llamamos la
atención del Alcalde y si no pone coto a tales
abusos protestaremos enérgicamente contra tan
incalificable proceder.
Por otra parte, no nos extraña los tales
despidos, ni siquiera nos causan sorpresa,
puesto que sabemos a donde suele llegar el
interés que los señores concejales se toman por
la clase obrera. Se tratara de crear institutos
fantásticos, para dar prebendas o de que se
estableciera la Escuela Náutica, sin alumnos, o
de pagar espléndidamente los discursos
apologistas de curas ya sería otra cosa.
Anteriormente dijimos que dejar sin trabajo, en
las actuales circunstancias a los obreros, era
un crueldad y hoy hemos de repetirlo. ¿Es que
nos se ha enterado el señor Suau? Nosotros
estamos seguros que sí, puesto que sin
autorización de la Alcaldía no iban a despedir
obreros. Luego, si ha sido de orden del señor
Suau ¿se ha dado cuenta de las consecuencias
lamentables que tal medida tiene para una
porción de honradas familias? Repetiremos
nuestros argumentos anteriores, aún a riesgo de
ser pesados, para que se den cuenta el Alcalde y
los concejales, que es injusto e inhumano
adoptar tales resoluciones.
En la actualidad, las industrias sufren una
aguda crisis, lo que hace que se empleen muchos
menos operarios que en tiempo normal, por lo que
se ven sin trabajo crecido número de obreros con
la circunstancia agravante de que no tienen
probabilidad de encontrarlo en su oficio
respectivo, mientras duren las actuales
lamentables circunstancias.
El Ayuntamiento, con muy buen acuerdo , facilitó
trabajo a una porción de esos sin trabajo y
ahora, sin nada que lo justifique, han despedido
a una porción. ¿Por qué el señor Alcalde,
señores concejales se niega trabajo a esos
honrados obreros?
Todos tenemos derecho a la vida y privarles de
trabajo es quitarles ese derecho, luego hay que
reponer a esos obreros despedidos.
El ministro de Gracia y Justicia lo ha dicho: el
derecho a la vida es inalienable y si esta
confesión hecha por nosotros parecería
sospechosa a ciertos elementos en labios de
quien ocupa un lugar tan preeminente y
conservador por añadidura, tiene una gran
fuerza.
¿Se interesará el señor Alcalde en reparar la
injusticia cometida? Tenga en cuenta lo dicho
por el ministro correligionario suyo.
Núm. 715, 16 de octubre de 1915
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