Melilla, Ceuta, Alhucemas

 

Ha cumplido el año de la funesta aventura de Marruecos que tanto vacío dejó en los hogares españoles y rifeños; pues un pueblo y otro sufrieron las consecuencias de ella. Gobernaban entonces los conservadores, con su jefe dictatorio Maura a la cabeza y, las Cortes estaban cerradas. Cierva se cuidaba que los clamores del pueblo republicano, librepensador y socialista, fuesen ahogados con modazas o en lugar, con sangre.

 

Hoy se sienta al poder otro hombre de contrarias ideas al de entonces, aunque si de hechos idénticos. Hoy vuelve a hablarse de otra aventura que, teniendo por base Ceuta, tenga por final Tetuán; u de estaciones intermedias el ministerio de la guerra y la mayoría liberal.

 

Canalejas y la prensa ministerial y subvencionada, niegan fundamento a esta campaña. Proceden ahora como procedieron en tiempos de Maura; negar, negarlo todo, como si el pueblo que se preocupa de su situación, no fuese capaz de vislumbrar que detrás de estas negativas ministeriales se levanta el repugnante espectro de la muerte y la desolación en Marruecos, repercutiendo en España.

 

El pueblo obrero que suministra carne y sangre para esta clase de luchas ha visto como se prepara Ceuta para la aventura.

 

Vio como se compraban mulos en los mercados castellanos con destino a aquella plaza. Sabe que se remitieron a Ceuta gran número de blancas tiendas de campaña dispuestas a albergar millares de hombres cuando los edificios y casas apropiadas no fuesen suficientes. No ignora que paga millones para mantener un gran contingente en África. Ciges Aparicio ha descubierto, que se hacen exploradores por los alrededores de Ceuta. España entera sabe que los presupuestos de guerra han aumentado considerablemente.

 

Se intenta elevar el cupo de reclutas a una cifra exagerada.

 

¿Tolerará el pueblo esta campaña quijotesca? Quizás no. El Sr. Canalejas ha hablado de expansiones coloniales. Esta vez el motivo no será la acción policiaca de 60.000 hombres contra los asesinos de tres mineros en el Rift; la causa será el porvenir del pueblo en África, porvenir que es espejuelo para cazar incautos y ahogar toda protesta.

 

Pero esta vez tienen los torpes o mal aconsejados gobernantes, enseñanzas que no deben despreciar. El criterio sustentado por Iglesias en el Congreso ante la Cámara, es el mismo de todo el Partido Socialista y de gran parte de la clase proletaria.

 

¿Se atreverá Canalejas a declarar la guerra? Lo dudamos, dados los antecedentes y la profunda marejada que reina contra esta campaña descabellada.

 

Pero tampoco cabe olvidar, que el servicio militar obligatorio no ha sido aún aprobado, y que todavía pueden redimirse de servir a la patria, los poseedores de 1500 pesetas.

 

Y esto puede ser una prueba no despreciable.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 451, 22 de octubre  de 1910

 

 

fideus/