La guerra de
Marruecos
La conducta
observada por los periódicos reaccionarios, al defender la actitud de
las armas en Marruecos, maltratando con frases injuriosas a los que en
virtud de un derecho protestan de la desastrosa forma de proceder de
los gobernantes que pretenden una vez más que nuestros hijos vayan a
batirse con las huestes morunas para que unos cuantos usureros estafen
sin responsabilidad al pueblo, bien por el contrabando, bien
apoderándose de los terrenos conquistados etc. etc…, son intolerables:
es verdaderamente necesario activar nuestra campaña contra esos que
alzando el estandarte de patriotismo al son de bombo y platillos,
embaucan al proletariado para comerciar con las matanzas humanas.
El carca
Maestre y sus secuaces, que continuamente hablan de derechos
históricos y poner de relieve la fertilidad del territorio africano,
deben premeditar que si España tiene derecho a la reconquista en el
Imperio vecino con más fundamento puede aplicarse el argumento a la
reconquista de los miles de hectáreas que en el suelo yermo, español
poseen pedantes cazadores y los salvajes partidarios de la
embrutecedora fiesta taurina.
¿Pueden
demostrar nuestros terratenientes que ellos son propietarios con más
derecho que las kábilas marroquíes? ¡No! –con el fin de mejorar a los
trabajadores españoles, para evitar el torrente emigratorio: -dicen …
Con tal
pretexto quieren llevar a cabo su pretensión perniciosa en Marruecos y
desalojándonos a la juventud que forzosamente la conducen a Larache,
donde, sin duda, habrán de construir un nuevo cementerio que será sin
sello más que marque las torpezas y desaciertos de nuestros falsos
demócratas.
La mayoría del
país no quiere guerra, y por encima de los fantásticos compromisos
internacionales que parece, al fallarles, sería una merma a
nuestro honor nacional, está soberanía del pueblo. Este no quiere otra
cosa que paz y trabajo. Evítese lo que aborrece y désele lo que pide y
es de justicia; de lo contrario, él sabrá imponerse a los manejos
guerreros, tan maltrechos en la ocasión presente.
Los Mauras, los
Maestros y todo el que está conforme con la guerra, está a tiempo:
pueden coger el fusil y ponerse en camino. De esa manera defenderán su
patria. Pues los obreros no tienen ningún deber de cumplir sobre este
punto, puesto que no tienen más tierra o patria que la que pisan.
Una idea se nos
ocurre; vamos a ver si los patrioteros la aceptan. Ya que hasta la
fecha siempre que se han suscitado guerras, los hijos del trabajo han
tenido que abandonar el taller., la fábrica, la mina y el campo
agrícola para incorporarse a las filas, ¡quieren los burgueses
vampiros, los curas y frailes zampones con las monjas famélicas formar
un ejército y marcharse a defender lo que ellos llaman honra nacional?
Si están conformes, por nuestra parte nada hay que decir.
¿A que no
quieren? Ya verán Vds. como a pesar de ser los que menos perjudicarían
a la patria con su alojamiento, no aceptan. El tiempo doy por
testigo.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
483, 17 de junio de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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