La Guerra de
Marruecos
Según noticias,
parece que se ha arreglado la cuestión pendiente que existía entre
Francia y España, bien que aceptando ésta lo propuesto por aquella. Ya
conocemos los términos del arreglo; pero mientras tanto, daremos a
conocer a nuestros lectores lo que sabemos del caso, que poco más o
menos es lo siguiente:
Según el
periódico, el Gabinete de Madrid se compromete:
Primero. A no
tolerar en lo sucesivo el ingreso de soldados jerifianos desertores en
los Cuerpos de tropas españolas.
Segundo. A no
oponerse en adelante al paso por la región de Alcazarquivir de
viajeros para Tánger.
Como se vé, no
puede ser más condescendiente nuestro Gobierno con la república vecina.
Y yo pregunto ¿porqué no le da la idea al Gabinete francés, pedir al
de España que retire el ejército de África? ¡No lograremos tanta
belleza! Pues es posible que si tal se le ocurriera a Francia, nos
viéramos libres de la nube belicosa que está preparando, cuya tormenta
ha de descargar oro y galones para los unos y hambre y plomo derretido
para los otros. Pero no hay cuidado. Las grandes potencias son
evolucionistas, son maestras que pretenden llevar la cultura al
territorio africano por grados. Por grados, lo mismo que cuando se
establece una nueva escuela dividiendo el local y los educandos en
secciones para dirigirlos con mayor orden; así se hará con los moros;
pero en la escuela, suele suceder, -la mayor parte de las veces-, que
el director o regente es un señor de esos catedráticos que les sobra
rutina y les falta arte; o bien un niño gótico al que le
protegió la buena sombra del dinero, el azar o el demonio de la
influencia; pero en fin, sea director, sea catedrático, sea niño
gótico, o sea lo que fuere, él se encarga de la escuela; amplias
facultades se le conceden, y obrando autónomamente elige por
subordinados a unos auxiliares que cobran mal y les tratan peor; razón
suficiente para que su dignidad profesional se resienta y tan elevada
misión se convierta en negocio de explotación.
Tal es hoy el
estado en que se encuentra el Arte de educar.
¿Sucederá una
cosa parecida a lo que dejamos apuntado sobre la escuela, en la
cuestión palpitante de Marruecos?
Si, en la
cuestión de Marruecos sucederá poco más o menos que sucede en todo lo
que pone manos la burguesía; pues si en la educación de su país –como
ellos llaman- no les importar explotar a los maestros a costa del
embrutecimiento del pueblo, ¿Qué no harán en tierras extrañas, cuyo
fin de conquista no es otro que el lucro? En efecto, como el fin que
les guía no es otro que apropiarse de lo que no les pertenece, en
África cometerán toda suerte de maldades hasta conseguir su intento;
pero con la variante que no será un solo director el que entienda en
el asunto. Examinemos esto despacio.
En la escuela
que hemos citado anteriormente como ejemplo, el director o explotador,
que para el caso es lo mismo, es uno; los explotados y maltratados,
tres o cuatro –los auxiliares-; los embrutecidos y estafados, unos
cientos –los niños- En la división que se haga de Marruecos –que se
hará- los directores serán unas cuantas naciones –Francia, Alemania,
Inglaterra, etc. Los explotados y subordinados, una sola, -España- y
los embrutecidos y estafados o robados, los moros.
He aquí la
civilización que se pretende introducir en el Imperio jerifiano.
Hemos de ser
francos, ésta es nuestra opinión. Por esto pedimos al Gobierno retire
de allí las tropas, ya que Francia no lo hace- Porque no les conviene,
por supuesto-
Pues nosotros
no necesitamos terrenos, tenemos de sobra, mil veces se ha dicho y
probado; pero el Gobierno calla y obra. Imitémosle, obreros y callemos,
que no tardará en sufrir las consecuencias.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
490, 5 de agosto de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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