La Guerra de
Marruecos
Los periódicos
burgueses, fieles servidores de su dueño y señor, sin tener en cuenta
el continuo movimiento de la gran falange antiguerrera, siguen
propagando las iniciativas belicosas soñadas por unos cuantos héroes
del africanismo.
Las ideas de
los africanistas, resurgen de día en día, si bien es verdad que son
tan injustificadas e infieles bajo la tiranía de la libertad, como lo
fueron bajo la tiranía de los mauro cierva. Nuestros descendientes les
costará más trabajo encontrar la verdad en los periódicos que de hoy
que a nosostros nos cuesta hallarla en los de la edad media.
En la edad
media, la clase trabajadora no tenía una ligera noción de la lucha de
clases; se movía a impulsos de sus opresores y si se rebelaba, era por
el deseo de venganza debido al maltrato que de ellos recibiera.
Los poderosos
no encontraron resistencia opuesta a sus empresas, pues los súbditos,
casi siempre, siguieron el camino trazado por sus tiranos; no contaron
con serias organizaciones, como las crónicas nos permiten deducir, las
desconocieses y el modo de vivir de los diferentes pueblos nos enseñan
la verdadera historia.
Hoy, al grito
de guerra, se opone abiertamente la opinión, pero los asalariados de
la prensa burguesa, en sus crónicas, relatan lirismos llenos de
errores, de fanfarronadas y hasta las falsedades abundan sin cuentas;
para obscurecer la verdad, emplean la calumnia tratándonos de
antipatriotas, como si para defender la patria fuese necesario
abandonarla y marchar descaradamente al Riff a batallar con nuestros
hermanos, despojándoles de lo que, en buena lid les pertenece.
Ya que los
periódicos de gran circulación aducen como derecho para la conquista
de Marruecos varios hechos históricos, se nos ocurre una pregunta: si
esa ley de derechos históricos es inmutable, ¿por qué razón no vamos a
conquistar Cuba, Filipinas y Puerto Rico? ¿No les parece, señores
africanistas, que estos derechos son más recientes que los de África?
No contestaréis,
pues no conviene remover el cieno, porque puede oler tan mal que
llegue a corromperse la atmósfera de tal modo que la putrefacción se
enseñoree de la Corte celestial.
Continúen los
escritores enemigos de la paz en su campaña, pero, por lo menos, sean
honrados y no calumnien a los que, en virtud de derecho, defienden el
amor fraternal que consagrará la felicidad de ambos mundos.
El enemigo de
la paz, no es, ni puede ser buen padre, ni buen hijo, ni buen hermano,
ni buen ciudadano.
Nosotros
mantendremos ahora y siempre nuestra bandera de paz juntamente con
todos los obreros de las demás naciones, con los cuales vamos de la
mano para derrocar el presente régimen y por el momento impedir toda
acción belicosa que nos lleva al derramamiento de sangre inútilmente
para defender los intereses de unos cuantos burgueses que los tienen
comprometidos en el Riff.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
492, 19 de agosto de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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