La Guerra de
Marruecos
La Prensa
burguesa y los partidarios de la acción guerrera en el Riff, vienen
atacando duramente a los socialistas españoles, presentándonos como
una excepción ante el Socialismo internacional. Que somos
antipatriotas, que hacemos el juego a Francia, que nuestros
correligionarios en Francia, prestan su apoyo al Gobierno, que los de
Alemania otorgan la ocupación de territorios marroquíes por sus
ejércitos, son los piropos culminantes de sus crónicas para
presentarnos como traidores ante la opinión pero cuando las
extravagancias llegan a su colmo hacen el juego a la causa de la
verdad. Las discusiones belicosas despiertan la afición a estos
estudios, y no bien se dedican a ellos los hombres leales, cuando
ocurre que donde creen hallar traición a la Patria, descubren
la humanidad progresiva, rindiendo culto a la paz y luchando con la
tiranía que busca una civilización fundada en la conquista, en la
esclavitud y en el egoísmo, por una civilización basada en la
independencia, en la libertad y en el colectivismo.
>Lo mismo que
los españoles, luchan los socialistas franceses, alemanes e ingleses
contra sus detentadores, por las reivindicaciones de los explotados:
el capitalista se enerva cada vez más siguiendo las huellas antiguas y
la tradición mientras que el socialista destruye el anacrónico
edificio y borra el nombre de la monarquía e imperio. Esa pasión
patriotera de los africanistas, que no soporta nada útil para el
pueblo, no reconoce a la nueva sociedad, así es que se limita a
destruir; pero los socialistas conservan el instinto de libertad
ahogado por las instituciones burguesas: más no por ello cejarán en su
marcha, encerrados en calabozos, y calumniados por el escritor que
desciende al bajo nivel de apóstata, trabajan por la paz y armonía de
los pueblos.
El obrero es
ignorante, más no tan corrompido como las gentes civilizadas que
abusan de todos los delitos mundanos; su incultura es menos
envilecedora que al refinada ambición burguesa. Los vigorosos
socialistas que no saben obedecer al mando de tiranos, saben, sin
embargo, sacrificarse y conservar un destello de ese sentimiento de
honor que no conoce la burguesía y del cual va a servirse en lo
sucesivo el socialismo, para formar conciencia obrera y constituir la
sociedad futura que garantice el bienestar y la tranquilidad de los
pueblos; esta es la razón por la cual los socialistas luchamos hasta
por la fuerza contra los africanistas, en el momento mismo en
que no une una ley de amor.
Si alguna vez
la guerra se presenta con un orden aparente, es indudablemente para
unos pocos, ya que las mayores desventuras redundan en beneficio de la
humanidad. Sobre la sangre vertida se mueve un espíritu más elevado a
los acontecimientos, y, a medida que los explotamos extienden sus
conquistas, son conquistadas por el socialismo; es decir, por la
civilización.
Las naciones
divididas por una lucha egoísta se agrupan a favor de lo que hay más
sublime en el mundo: el sentimiento colectivista.
Así es que las
potencias no romperán ya con tanta facilidad las relaciones, y si tal
sucediera, queda el lazo colectivo para impedir todo atentado de Lesa
Humanidad.
EL OBRERO BALEAR
Núm.
493, 26 de agosto de 1911
Veure :
Guerra del
Marroc
fideus/
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