Lorenzo Bisbal             Querer ser libre

No hay quizá persona alguna que si se le pregunta si quiere ser libre no responda que sí, sin vacilar un momento. Desde el más humilde trabajador al más encopetado burgués; desde el más ignorante al más sabio, desde el anarquista más furibundo al carlista más recalcitrante, todos anhelamos la libertad. La libertad es, pues, la suprema aspiración de todos.

El que quiere ser libre (y decimos que todos queremos serlo) se impone la obligación de trabajar a favor de su libertad y de la de todos sus semejantes; más para trabajar por ella hay que conocerla, saber que significa y tener conciencia exacta de sus resultados. La palabra “libertad” es una palabra elástica que se presta a mil interpretaciones falsas y solo con un cerebro libre de prejuicios y mediante un estudio profundo y concienzudo se puede llegar a comprender el verdadero concepto de una libertad real y efectiva para todos.

Hay quien cree que la libertad consiste en acaparar riquezas que les saquen del trabajo, les permita comer los más exquisitos manjares, asistir a los teatros, bailes etc., etc; otros en la libertad en un cambio de gobierno, en la reforma de las leyes y en la igualdad ante estas; otros en fin, creyéndose más acertados, le ven en abolición de todo gobierno, en la libre acción del individuo, tanto en la producción como en el consumo.

Los socialistas decimos: Los que acaparan riquezas lo hacen esclavizando a los que las producen que son los más, los someten a la miseria, a la degradación y al desespero. La libertad no existe pues, más que para los acaparadores que son los menos y esa libertad aún es ficticia: el egoísmo les esclaviza el corazón, la conciencia, el cerebro y todas sus buenas cualidades.

Los cambios de una forma de gobierno burgués cualquiera no significan más que simples cambios de hombres, sustitución de unos por los otros; la forma de esclavitud no sufre alteración alguna. La reforma de las leyes es una mentira, la igualdad ante ellas una farsa. ¿Cómo es posible que un gobierno burgués, por radical que sea, pueda implantar la libertad si ésta está en pugna con los principios del privilegio y de la explotación que son la base fundamental de aquel?

Los que ven la libertad en la autonomía libre y absoluta del individuo, aunque sea con la abolición de todo gobierno, equivocan también el concepto de libertad. Libre ya el individuo de todas las trabas políticas, económicas y morales del régimen presente, siempre le quedará una esclavitud que sufrir: la que impone la misma Naturaleza: producir para consumir.

Siendo libre en absoluto el individuo de hacer lo que le diera la gana, daría por resultado que muchos no tendrían ganas de trabajar y querrían consumir, lo que equivaldría a ejercer en nombre de la libertad una explotación y una esclavitud sobre los demás productores. Esta libertad es absurda porque en sus entrañas lleva el germen de una nueva forma de esclavitud.

Los socialistas entendemos que la verdadera libertad consiste en transformar esta sociedad por otra donde no sea posible que nadie perjudique a un tercero.¿Cómo? Muy sencillamente: una vez socializados los medios de producción y de cambio donde puedan ser aprovechados por todos los miembros de la sociedad, sin que nadie reciba más que el producto total de su trabajo, satisfaciendo las necesidades de los impedidos por edad o padecimiento, la libertad real y verdadera habrá triunfado.

De lo dicho resulta que si todos los hombres sienten deseos de ser libres, el Socialismo es la aspiración de todos los hombres. Querer ser libre es, pues, defender el Socialismo; mas para defenderlo conscientemente, para trabajar por su advenimiento, es necesario estudiarlo, comprenderlo, compenetrarse de la bondad de sus doctrinas. Este estudio es el estudio mismo de la libertad a que todos aspiramos.

Lorenzo Bisbal

 EL OBRERO BALEAR nº 232

1 de mayo  de 1905