EL 1º DE MAYO DE 1907

Acércase el día en que el proletariado universal que se da cuenta de su malestar y quiere ponerle remedio cumpla otra vez el acuerdo del Congreso Internacional de París reclamando a los Poderes público la legislación protectora del trabajo aprobada por el mismo, y particularmente la jornada de ocho horas.

Grandiosa, imponente, solemne, ha sido la manifestación obrera en los años anteriores: en el de 1907 no deber serlo menos.

La unidad de ideas, de sentimientos y de aspiraciones que en ese acto demuestra la clase trabajadora equivale a un terrible golpe contra las instituciones burguesas o capitalistas.

Y como a fuerza de golpes constantes y de un continuo asedio del baluarte burgués es como los explotados han de modificar las malísimas condiciones en que viven y redimirse totalmente, de ahí que todos los obreros, que todos los que sufren las terribles consecuencias de esta sociedad semibárbara deban tomar parte en la manifestación del próximo 1º de mayo.

Consagremos, pues, por entero ese día a nuestros intereses: acudamos a los meetings, tomemos parte en las manifestaciones al aire libre si, contra costumbre, se respeta nuestro derecho, y hagamos que todos nuestros compañeros se penetren bien del valor de las reivindicaciones obreras.

Por su interés, nuestros explotadores nos obligan a dejar el trabajo en días que nosotros no quisiéramos: por mantener costumbres e ideas convenientes a sus privilegios nos ponen en el caso de hacer fiesta una porción de dáis; pues por nuestra voluntad, y porque es altamente beneficioso a nuestra obra redentora, dejemos de trabajar el 1º de mayo para nuestros enemigos y trabajemos para nosotros. En vez de ira a la fábrica, al taller, al campo, o a la mina, vayamos ese día a la acción política, a la propaganda, a despertar y fortalecer entre los nuestros el espíritu de clase.

Trabajadores: Dispongámonos a reclamar otra vez a la clase dominante las leyes que estimamos convenientes a nuestros intereses, y al hacerlo démosle a entender que si entra en sus cálculos mostrarse sorda nuestras reclamaciones, no adelantará nada, porque la fuerza que adquiere el proletariado por la agitación continua y por la muy viva que produce la manifestación del 1º de mayo le servirá para conquistar revolucionariamente, no ya una simple mejora, sino su emancipación económica.

¡Viva la jornada de ocho horas!

¡Viva la unión de todos los desposeídos!

¡Viva la solidaridad internacional!

EL OBRERO BALEAR

Núm. 333, 13 de abril de 1907

fideus/