LLUCHMAYOR

 

El obrero llucmayorense y sus obras

Cooperativa – La Escuela – Casa del Pueblo en proyecto

La clase obrera llucmayorense, la que debido a su propio esfuerzo se halla relativamente emancipada de la tutela capitalista, merece toda clase de elogios por la voluntad de hierro que la caracteriza, por lo honrada y noble en todos los actos que informan su conducta.

Ni enemigos ni adversarios, ante los hechos podrán negar lo que vale y puede la organización, sobre todo en manos de hombre como los que en su seno cuenta la clase obrera lluchmayorense, que no cejan en su campaña educadora y de emancipación.

 

No sólo agitan y organizan al desposeído en el terreno político y societario, sino que compenetrados de que lo que más convenga son los hechos, y, conocedores de que no hay regeneración posible sin instrucción, hacen suyos otros dos problemas de trascendencia: la “Cooperativa” y la “Escuela”.

 

Y, no hay que hablar de sus positivos resultados y de su marcha progresiva. Fundose la Cooperativa en 1907 y desde aquella fecha no ha hecho más que prosperar y engrandecerse, como demuestran los siguientes números, que copio, para mejor convencimiento de los lectores (insertar cuadro)

 

Estas 4.506’18 pesetas que arrojan las ganancias fueron distribuidas en la siguiente forma:

(insertar cuadro)

 

 

Yo creo que estos números son suficientes para demostrar al más obtuso y al más refractario a nuestras ideas, que ni somos vividores ni pretendemos engañar al obrero con vanas promesas, ni tan ignorantes, como creen nuestros adversarios.

 

Y, esa Cooperativa, es obra de nosotros los socialistas, la gente de baja ralea, “el partido de los pobres”, como habéis dado en llamarle los que os tildáis de piadosos católicos apostólicos y romanos.

 

Y si mucho se ha hecho en el terreno cooperativista, no se ha hecho menos en el de la instrucción.

 

No bien el año pasado, Juan Monserrat, presentó una proposición en la cual manifestaba los deseos que tenía de encargarse de la escuela que en años anteriores bajo diferentes aspectos funcionaba, reuniéronse en junta general las Sociedades “Recompensa del Trabajo”, “Unión Campesina”, “Agrupación y Juventud Socialista” y la Cooperativa, acordándose por unanimidad nombrar una comisión compuesta de varios individuos de cada una de estas entidades, quienes llevaron a cabo en poco tiempo los trabajos que el caso requería.

 

La escuela quedo fundada y dio principio a sus clases (nocturnas y diurnas), en 1º de noviembre de 1909. Tuvo por primer domicilio, una sala en un tercer piso y no hay que decir que no reunía las condiciones apetecibles. Su techo de cañas, excesivamente bajo, lo hacía oscuro y antihigiénico. Los muebles y material de enseñanza se reducían a varios bancos y pizarras, una grotesca mesa y … nada más.

 

En estas condiciones, como he dicho, dio principio a las clases con el siguiente número de alumnos: diurna 10; nocturna 20; pero apenas si había transcurrido dos meses y ya el número de alumnos ascendía a 24 y 36 respectivamente, y, al medio año había alcanzado la cifra de 36 y 44.

 

No bien la memorada comisión vio semejantes progresos, que creyó de todo punto imprescindible dotar la escuela del material necesario. Y no fue más que dicho y hecho. Acordado por la comisión, elevose su acuerdo a las entidades y en junta general extraordinaria se acordó que se hiciese un desembolso proporcional al número de socios e importancia de cada sociedad. Con esto y algunos donativos que personas amantes de la enseñanza hicieron, adquiriose los muebles indispensables como fueron “Globo Terrestre”, “Esfera Copérnico”, “Esfera armiliar”, varios mapas de grandes dimensiones, compás, semicírculo, mesa ministro y escribanía para el maestro, etc.

 

Y así sigue nuestra escuela funcionando, educando a nuestros hijos en la verdad, sin tendencias políticas ni filosóficas y haciendo rabiar a más de un neo católico, que cree, de buena o mala fe, todo lo contrario.

 

Y esta escuela nacida de los esfuerzos y sacrificios de un puñado de obreros organizados, demuestra que no descuidamos ningún problema ni olvidamos el de la instrucción, por comprender que es la base, en todas sus manifestaciones, de la emancipación y el progreso.

 

Está por demás decir, que esta obra también la hemos hecho nosotros los impíos, los que no poseemos ni gozamos de otros medios que los que nos proporciona nuestra fuerza muscular y nuestra ecuánime voluntad.

 

Lo que es más y demuestra que aún no hemos agotado todos los medios, es que apenas concluimos una y ya tenemos otra en proyecto, más grande, más trascendental: la Casa del Pueblo.

 

Vamos a construir un edificio, que no será de nadie y será de todos. Un edificio, higiénico, que dé cabida a la Cooperativa, a la Escuela a la Agrupación y Juventud Socialista y a todas las sociedades de resistencia constituidas y que se constituyan.

 

En él habrá (o ha de haber) un jardín, donde se instalará un gimnasio que servirá de recreo a nuestros hijos que asistan a la escuela y a nosotros mismo si lo deseamos.

 

Un teatro, que de cabida cuanto menos a 2.000 personas destinado a reuniones de importancia, a mitins, a funciones teatrales, etcétera.

 

Esto y mucho más se hará y … ¡vaya si se hará!!

 

Calcúlese ahora, si con razón he dicho que será obra grande y trascendentge, tanto por su coste como por su importancia.

 

Aunque no soy aficionado a cálculos creo que se necesita para emprender esta obra, un capital que baje de 50.000 pesetas teniendo en cuenta que no habrá nada de lujo y si todo con la mayor sencillez.

 

Y basta por hoy que ocasiones tendré para hablar de ello; pero meditad bien lo que apuntado queda, sin eufemismos no fraseología, para que hasta el analfabeto pueda por sí mismo comprender la verdad que no es más que una.

 

¡Si caciquismo! El pueblo es refractario a tus sofismas y te abandona y te olvida porque ya no te necesita.

 

¡Cantemos victoria que el pueblo esta con nosotros!

 

Lluchmayor, noviembre 1910

 

Imp.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 453, 12 de noviembre de 1910

 

fideus/