Lluchmayor / Juventudes Socialistas 

Impresión

La impresión que en mi ser produjo el acto celebrado el domingo último en Lluchmayor, fue tan grande y tan emocionante, que no sé si sabré reflejarla fielmente en el papel así como deseo.

Al llegar a la entrada del pueblo encontramos un centenar de compañeros que nos esperaban y bajando del carruaje emprendemos la marcha a pie, con las compañeras a la cabeza, con orden y armonía, siendo objeto de las miradas curiosas de las personas de allí, que a nuestro paso salían a la calle diciendo; ahí van los socialistas de Palma, prueba que todo el pueblo estaba enterado del acontecimiento que iba a tener lugar.

 

Sin ningún desorden llegamos al local donde está instalada la Agrupación Socialista, que resulto pequeño para contener a la multitud, pues durante el trayecto se agregaron muchos compañeros, habiendo hecho el recorrido sin necesidad de que los guardias nos acompañasen; y en cambio el día anterior, para que el Obispo se trasladase desde la Iglesia al convento tuvo necesidad de ir acompañado de guardias civiles, no sé si por temor o por cobardía. Se dio el caso que el Obispo se encontraba allí para celebrar también un acto importante para la religión, y la clerigalla había apelado a todos los medios posibles para desbaratar los planes socialistas e hizo cuanto pudo para que el mitin (que se celebró por la tarde) asistiese muy poca gente, pero los hechos demostraron que sus amaños y enredos fueron estériles porque nuestros camaradas supieron trabajarlo mejor que ellos o porque el ideal socialista tiene raíces muy hondas en dicho pueblo imposibles de arrancar.

 

El teatro donde se celebró el acto se llenó de bote en bote y por los pasillos ya no cabía más gente, viéndose entre los concurrentes a muchas mujeres, y mientras tenía lugar el mitin, el Obispo debió pasar por la calle, pues se oyó la música y sin embargo la animación no desmayó hasta que hubo terminado el acto.

 

También asistieron compañeros de Felanitx y Marratxí y todos juntos fraternizaron alegremente sin pensar que éramos de distintos pueblos, pues allí no había más que oprimidos y como todos nuestros pensamientos se unían por el mismo ideal pasamos un día de júbilo que nunca lo olvidaremos, deseando que actos como esos se repitan, para que los trabajadores aprovechemos la enseñanza que de ellos se desprenden.

 

Al despedirnos todos para marcharnos al trabajo cotidiano podemos asegurar que los espíritus quedaron unidos estrechamente por el lazo de la fraternidad universal

 

No puedo terminar sin dar mi felicitación a la novel Juventud y animarla para que luche sin temor hasta ver derrotado el régimen actual que nos hace víctimas de la explotación.

 

Blas Sarrobisa.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 402, 20 de noviembre de 1909

 

fideus/