Los rojos abandonan la isla

Memoria Civil, núm. 25, Baleares, 22 junio 1986

Historia de la cruzada

En todo el frente eran evidentes los resultados del ataque. Sa Font no podía sostenerse, en Son Carrió fueron destruidas las defensas, y dondequiera la línea roja parecía ceder. Sin embargo, no creían los isleños que aquel triunfo había liquidado la invasión. Por el contrario, sabían que Bayo estaba a punto de recibir nuevos refuerzos, 1.400 hombres que conducía el Mar Negro y que aquella noche debía ser atacado nuevamente el pueblecillo de Son Servera. Temíanse desembarcos en otros lugares de la isla, tal vez en la misma bahía de Palma. y para afrontar esta eventualidad el Comandante militar Díaz de Freijo, retiró del frente dos baterías y algunas ametralladoras. El movimiento inusitado de barcazas en Punta Amer hacía más verosímil que fuera aquel lugar el escogido para el desembarque de las fuezas. En los campos de lucha reinaba la paz y el silencio; ni una bengala, ni el silbido de un proyectil, ni una voz de alerta. Nada se oía, salvo allá, en la costa, el ruido lejano de un gran tráfago.

A las doce de la noche fué llamado telefónicamte el señor García Ruiz desde Son Servera. Dos sargentos se habían presentado y declaraban cosas interesantes. Ordenó que se les condujera a su presencia en el Cuartel general de Manacor. Eram dos sargentos que Bayo había hecho prisioneros en el islote de Cabrera. Declaraban que había sido su intención pasarse a las filas nacionales desde que pisaron la isla, en donde tenían a sus familias, pero que, por estar sujetos a vigilancia y siempre en segunda línea, no había podido hacerlo hasta aquel momento, en que se habían retirado de la primera los milicianos.

- ¿Qué se han retirado? ¿Qué dicen ustedes?

- preguntó el jefe

- Sí, mi teniente coronel; a la caída de la tarde han abandonado las trincheras.

- Por palabras cogidas al vuelo -agregó el otro sargento-, creemos que están reembarcando muchas fuerzas.

-¿Reembarcando?

- Eso parece; las milicias, sin el apoyo de la Aviación se han negado a atacar Son Corp esta tarde para recuperarlo.

El señor García Ruiz dió orden por teléfono al comandante Ordobás para que salieran fuerzas para el Puig de Sa Font y cota 220, entre cuyas posiciones se habían pasado los sargentos y debían, por tanto, de estar abandonadas. A los sargentos les advirtió que respondían con la vida de la veracidad de las noticias.

- Mi teniente coronel -replicaron ellos-, con la vida respondemos.

Historia de la cruzada

 

 

Medalla en pecho, el teniente coronel Luis García Ruiz

 

"La sorpresa del enemigo fue tal que, según declaraciones de los oficiales y sargentos hechos prisioneros, el capitán Bayo quedó tan contrariado, que después de ordenar a los barcos un intenso bombardeo sobre Son Corp y después de fusilar a los que ostentaban el mando de dicha posición, ordenó a las tres de la tarde la reconquista de Son Corp. Como se negaran a ello sus mejoras tropas (el Regimiento de Mahón y la FAI), ordenó el reembarque de los 8.000 hombres del frente enemigo (García Ruiz en Mallorca contra los rojos, de Ferrari Billoch, pág. 15). En el manuscrito del padre Nebot, tantas veces citado (tomo II, pág. 220), se dice a este respecto: "Y ccuando ponderase Bayo el espíritu elevado de sus tropas y de la oficialidad de la UMRA y anuncíase al jefe del Libertad para las tres de la tade el asalto sobre Roca Farina y Son Servera, lo cierto es que la tropa no le obedeció y unos milicianos pasados aquella noche a nuestras filas nos dieron razón de los hechos, relatando cómo el enemigo emprendió la retirada en todo el frente, por desaveniencias surgidas, el ordenar el jefe, sobre las cuatro de la tarde, la ocupación del monte de Son Corp, sin que su orden, fuese obedecida, por lo cual dispuso el fusilamiento de los jefes a quines había dado orden, y consecuentemente vino la revolución entre las tropas".