Conjunción republicano – socialista

 

MANIFIESTO A LA OPINIÓN

Para desvirtuar errores que extravíen a la opinión, el Comité ejecutivo de la Conjunción republicano – socialista se ve obligado a dar publicidad a las siguientes manifestaciones:

 

No tendría eficacia ni valor alguno el republicanismo español, si no fuese la expresión viva del alma nacional, que por delante de todos sus ideales pone hoy los de moralidad y justicia. Por virtud de esta idea fundamental, y atenta siempre a los fines que han de realizarla, existe la Conjunción republicano – socialista. Su Comité Ejecutivo, firme en tal criterio, trató más de una vez ampliamente esta grave materia, con carácter general, haciendo cuestión de honor y de dignidad el someter a un molde estrecho las resoluciones y procederes de los organismos que se han unido para la magna empresa del saneamiento y reconstitución de nuestra patria.

 

Apenas planteado en el Congreso el examen y juicio contradictorio de los casos concretos del Ayuntamiento de Barcelona, fueron requeridos para expresar su opinión los Sres. Azcárate e Iglesias. El debate se desarrolló en cinco sesiones, con acerados razonamientos de una parte y otra, y en la última sesión, cuando tanto el Gobierno como el Sr. Lerroux parecían deseosos de acelerar la terminación del asunto, el Sr. Azcárate empeló la forma más suave posible para dar su opinión contraria a los propósitos del Municipio barcelonés, reservándose examinar el caso con más amplitud cuando se tratase de nuevo en el Congreso. El Sr. Iglesias hizo demostración parecida, declarando que él juzgaba por lo que había oído en la empeñada controversia.

 

La Cámara recibió las manifestaciones de Iglesias y Azcárate con silencio y estupor solemnes. En el ambiente parlamentario, viciado de convencionalismos, ficciones y compadrazgos, entraba de golpe una fuerte bocanada de aire puro: en el ámbito de la locuacidad mañosa resonaba la voz siempre augusta de la sinceridad, que en caso de interés público no teme lastimar a los propios amigos. El Sr. Lerroux se consideró agraviado, y desplegando su elocuencia, protestó de la censura dirigida al Consejo de Barcelona y se precipitó a eliminarse y a eliminar a su partido de la Conjunción republicano – socialista.

 

A este acto siguieron las quejas y recriminaciones formuladas en la reunión de los diputados radicales dentro del propio Congreso; ¿por qué el Sr. Azcárate no consultó a minoría su propósito de intervenir como lo hizo? Fácilmente se responde a esta queja afirmando que el señor Lerroux no dio conocimiento a nadie de los actos administrativos del Ayuntamiento barcelonés. Además, dias antes, sin consultar el caso con la minoría ni con su presidente, D. Alejandro Lerroux abordó el escabroso tema de la formación del Catastro por arriendo, y el Sr. Azcárate tuvo que hablar para contradecirle, sin que el compañero de minoría se mostrara indignado, ni siquiera molesto.

 

El Sr. Azcárate ha hecho constar que al exponer su criterio en el debate relativo a la administración municipal de Barcelona hablaba en nombre propio y en el de algunos amigos, sabiendo que compartían su opinión casi todos los diputados republicanos no radicales que estaban en la Cámara.

 

Puedo el Sr. Lerroux aplazar su airada resolución para cuando nuevamente y con más amplitud se debatiera la cuestión batallona del cemento y de las aguas. Pero no quiso estar un día más a nuestro lado. Antes ya había dicho, más de una vez, el Sr. Lerroux, que había entrado en la Conjunción sin entusiasmo. En Barcelona la atacó duramente, desdeñoso de cuanto aquí se resolvía y nunca asistió a las sesiones del Comité ejecutivo. Al decir esto, forzoso es también reconocer y proclamar que el Sr. Salillas fue concurrente asiduo a las reuniones de la Conjunción y que en las deliberaciones todas mostró siempre un noble espíritu de concordia y fraternidad.

 

Completamente lógico de todo lo expuesto es que Iglesias y Azcárate dijeron lo que todo el mundo sabe; lo demás lo puso el ambiente, lo extendió la opinión y lo hizo más crudo y amargo al propio Sr. Lerroux con su fiera actitud.

 

El Comité ejecutivo ha extremado su prudencia en aras de la paz, invitando a los radicales a que aporten nuevos elementos de prueba para un minucioso análisis del asunto en el seno de la Conjunción. A eso se contestó con requerimiento desusados y molestos y proposiciones absurdas.

 

Se explota mañosamente el equívoco, haciendo creer a los candorosos y a los tardíos en enterarse que Iglesias y Azcárate han calificado de inmoral a todo el radicalismo que acaudilla el Sr. Lerroux; notorio desatino, porque no cabe que un partido sea inmoral; en este caso sería un partido, sino una banda de malhechores.

 

En una corporación municipal basta que haya cuatro o seis ediles sin escrúpulos para que la inmoralidad se produzca, si ellos son, a la vez que pecadores sagaces. Los más apasionados enemigos del partido radical de Barcelona reconocen que hay en éste elementos sanos, y no consideran responsables conscientes de lo que pase en aquel Ayuntamiento a todos los concejales de la mayoría. Nadie por tanto, dio motivo para que los radicales se consideren agraviados De los hechos, hoy tan ardorosamente debatidos, serán responsables sus autores y los que, a sabiendas de lo que son, les amparan aún tratándose de asuntos como el relativo al arbitrio de la cal, yeso y cemento, donde ya ha recaído resolución gubernativa.

 

Por lo demás, es pueril inocencia o habilidad maliciosa decir que se ha roto la Conjunción republicano – socialista. La Conjunción no sólo subsiste, sino que se robustecerá con nuevas fuerzas positivas, entusiastas y consecuentes. Después de la voluntaria escisión de la minoría radical quedan en el Congreso veintiséis diputados republicanos, y fuera del Congreso las incalculables muchedumbres afiliadas fervorosamente a la Conjunción. España está con nosotros.

 

Para concluir; este Comité considera que el ideal republicano no ira desembarazadamente a la realidad histórica mientras no tenga fuerza dogmática, a la cabeza de todos nuestros programas, la reactitud política y la probidad administrativa.

 

Inexorable en la aplicación de este principio, la Conjunción, con el mismo ardimiento y mayor confianza que antes, marchará por los caminos o por los atajos que conduzcan desde la República soñada a la República viva.

 

Madrid, 12 de enero de 1911.- B. Pérez Galdós, Melquíadez Álvarez , Francisco Mora, Rodrigo Soriano, F. Pí y Arzuaga, Félix de la Torre y Eguía, Francisco Javier Cabañas, Manuel Carande, secretario.

 

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Asistieron a la reunión en que se aprobó por unanimidad el acuerdo de publicar el anterior documento D. Gumersindo de Azcárate y Pablo Iglesias; pero como es natural, no lo firman por motivos de honrosa delicadeza.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 464, 4 de febrero de 1911

 

fideus/