LLUCHMAYOR – LA RECOMPENSA DEL TRABAJO – 1909

 

Con una concurrencia de 200 individuos se celebró en el local del Centro Obrero el octavo aniversario de la sociedad “Recompensa del Trabajo”, obsequiando con un té a todos los socios pertenecientes a ella.

 

Presidió el acto el compañero Miguel Vidal y después de manifestar el objeto de la reunión, concedió la palabra a los compañeros Salvá, Monserrtat, Munar, Sastre, Tomas Miguel, Puigserver y Tomas.

 

Todos saludaron fraternalmente a los compañeros asistentes al acto y entre muchas verdades y buenos consejos, atacaron duramente a los no asocieados, y a los que lo están, por descuidada que tienen la Sociedad el tiempo que no hay lucha entre el capital y el trabajo.

 

Prácticamente les demostraron que si desde que se fundó este organismo y los que han pertenecido y pertenecen a ella hubiesen luchado con voluntad, mejoras de importancia se hubieran obtenido y seríamos humanamente tratados por nuestros inexorables patronos.

 

Se extrañan, además, que la juventud de ese pueblo esté tan atrasada en materias sociales y que en lugar de estudiarlas se entretenga con juegos que ningún beneficio reportan a ellos ni a sus familias, y que si en lugar de así hacerlo se reuniesen con los viejos camaradas y adoptasen sus consejos se esforzarían para instruirse y claramente comprenderían el mísero papel que les hacen representar los conservadores de ese ruin y miserable régimen.

 

Para hacerles comprender lo que puede el proletariado organizado, cita el compañero Puigserver algunas naciones en que debidamente lo está, las imponderables mejoras y beneficios que obtienen solamente por la presión que la clase trabajadora ejerce sobre el gobierno.

 

Se encarece, además, la unión de todos los trabajadores y que se admita en las colectividades no tan solo la lucha económica, sino también la política, factor indispensable para que con pocos esfuerzos pecuniarios y solamente con el buen funcionamiento o, convicción y voluntad de la clase trabajadora, obtener moral y materialmente mejoras de importancia y más difíciles de anular por los tiranos capitalistas.

 

Todos los oradores fueron aplaudidísimos por la buena interpretación que dieron a sus respectivos asuntos.

 

Y después de breves palabras del Presidente concluyeron con un enégico ¡Viva! a la sociedad y a la Unión Trabajadora, se dio por terminado el acto.

 

Un oyente.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 377, 27 de febrero de 1909

 

fideus/