Sobre la huelga de
albañiles
La conducta de los patronos
Nos consta que si los obreros albañiles han
aceptado la solución que últimamente se ha dado
a la huelga que sostenían con sus patronos no ha
sido porque dicha solución sea de su agrado.
La han aceptado únicamente porque la necesidad
de llevar pan a sus hogares les obligaba a
volver al trabajo.
Para los trabajadores albañiles la única
solución racional y justa es la que dictó la
Junta de Arbitraje propuesta por los patronos,
fallo que fue aceptado por la representación de
ambas partes litigantes y que luego los patronos
no quisieron acatar, disolviendo su Sociedad
para rehuir el compromiso contraído ante dicha
Junta y ante el público.
Memoria debemos tener los trabajadores para
recordar con indignación y asco este hecho
patronal inaudito. Jamás los obreros organizados
hubiésemos llegado a descender a ese terreno tan
ruin y bajo a que han llegado los patronos
albañiles.
¿Dónde está la formalidad y el decoro de dichos
patronos después del fallo de dicha Junta de
Arbitraje? ¿Cómo queda su dignidad y su nobleza
ante los obreros ante el público y ante los
señores presidentes de la Diputación Provincial
y Alcalde de Palma? ¿Cuál es el valor moral que
habrá que darse a sus palabras y a sus
compromisos?
Ninguno. Con esta huelga que acaba de resolverse
los patronos albañiles de la Unión Industrial
han quedado descalificados, su honor patronal
metido en una cloaca y su hidalguía envuelta en
la basura de un estercolero.
¡Trabajadores! Cada vez que os venga en memoria
la huelga de los albañiles pensad en la conducta
observada por los patronos y hacedles una mueca
de desprecio. No merecen otra cosa.
Núm. 839, 8 de marzo de 1918
|