LA UNIÓN TIPOGRÁFICA BALEAR

A los obreros tipógrafos de Palma

Compañeros: Después de un lapso de tiempo hoy volvemos a la carga y no cejaremos hasta conseguir sacaros de vuestro retraimiento.

No se explica camaradas el abandono en que tenéis vuestros intereses, desespera veros sumidos a tanta resignación y mansedumbre en lugar del espíritu de lucha y rebeldía que debierais alimentar.

¿Se agoraron por ventura vuestras energías con la última huelga hasta el punto de no quedaros alientos para seguir la lucha contra el capital? ¿Es que habéis renunciado a toda idea de mejora, y os dais por satisfechos con que vuestros tiranos os dejen vivir aunque no sea más que por gracia para así poder morir de anemia? ¿Es abandonando el campo al enemigo el primer encuentro como e ganan las grandes causas?

¿No estáis hartos ya de sufrir tanta explotación y miseria y deseáis romper en mil pedazos las cadenas que os oprimen?

Es hora que sacudáis este escepticismo que embrutece, no queráis ser vuestro propio verdugo y el de vuestros hijos, apresuraos a regresar en la sociedad qu8e en mal hora abandonasteis, y, al solo anuncio de nuestra unión veréis a nuestro explotadores temblar de miedo como un niño.

Además vosotros por cualidad de obreros de la imprenta, sois los llamdos a marchar al frente del ejército obrero palmesano.

Tipógrafos son casi todos los apóstoles de las ideas redentoras, corramos un velo a lo pasado, y que su recuerdo nos sirva de lección para lo porvenir, en nuestros fracasos aprendamos a batallar; también en otros sitios se sufren derrotas, más, al poco tiempo, vuelven con más empuje que antes a la pelea.

¿Qué concepto de los tipógrafos palmesanos van a formar los de otras partes? Hoy que en todo el mundo se pelea para significar el trabajador. ¿Hemos de ser nosotros cual rebaño corderil?

Urge reorganizarnos para mejorar las condiciones del trabajo y salir de este estado humillante en que quedamos después de la última huelga –la vida sin esperanza es muerte- con tal negligencia perpetuamos nuestra miseria y esclavitud y solo somos una especie de autómatas, aspiremos el aire de la vida moderna de libertad y emancipación para dejar de ser cosa explotable.

Entre lo mucho que en nuestro oficio hay que reformar, la reglamentación de los aprendices, es un caso que no admite dilación por la competencia desastrosa que nos hacen.

Por otra parte, las máquinas de componer van generalizándose y a tiempo debemos prevenirnos si no queremos que nos destruyan.

Un puñado de convencidos os invitamos a volver a la Sociedad y con nuestra unión será posible poner en el lugar que le corresponde el hoy tan menospreciado Arte de Gutemberg.

La Sociedad

EL OBRERO BALEAR

Núm. 387, 8 de mayo de 1909

 

fideus