Unión Tipográfica Balear

EL COLMO (impresores)

Esta es la única palabra que puede encabezar este artículo, El Colmo, porque lo es el abandono en que se encuentran las sociedades de tipógrafos Unión Tipográfica y El Arte de Imprimir.

¿Es posible que un oficio como es el de impresor, el que debe ir a la cabeza de todas las demás sociedades obreras, por su estado de intelectualidad, y por no constar en él ningún analfabeto, se encuentre en estado tan deplorable como el que se encuentra nuestro oficio?

¿Es por ventura que se dan por satisfechos con los jornales que hoy rigen en los establecimientos tipográficos o es por ventura que con el jornal que reciben como remuneración de su trabajo les basta para atender a las muchas necesidades de la vida?

Creo que no, y no tan solamente lo creo, sino que lo afirmo.

Pues si en atención a estas consideraciones, comprendemos todos que estamos mal retribuidos en proporción a lo que significa nuestro trabajo, ¿por qué no nos asociamos? ¿Es alguna afrenta el estar asociados a una sociedad que está demostrando, es la única que puede defender los derechos del trabajador y hacerle respetar tal y como se merece.

Pues siendo así –repito- acudamos todos a la sombra de las sociedades, cuya sombra saturada de pureza, amparada y apoyada por los fuertes lazos de compañerismo, nos conducirá al terreno que legítimamente nos pertenece o sea a la verdadera, a la legal, a la legítima, a la equitativa recompensa de lo que significa nuestro trabajo cotidiano.

Si no acudimos a las sociedades, no os creáis que les hacemos daño a ellas, es muy al contrario, pues el mal únicamente redunda en perjuicio nuestro, pues mientras las sociedades tipográficas no estén debidamente nutridas de socios, no se pondrán alcanzar nuestras aspiraciones.

Hay que dejar a un lado las futesas y rencillas personales, que examinadas con la debida detención, no son más que pequeñeces que no merecen la pena de que un trabajador le dedique un momento del tiempo que es oro.

Así es, compañeros tipógrafos y sus similares que todos sin excepciones de ninguna clase debemos acudir a nuestras sociedades, que por más que ellas ven, la desidia y desmoralización de los obreros tipógrafos, no cejan en su empeño de seguir adelante para conseguir en su día la recompensa de tanto sacrificio en bien del obrero tipógrafo.

Un tipógrafo

EL OBRERO BALEAR

Núm. 454, 19 de noviembre de 1910

 

fideus