El viatge de Antoni Fabra i Ribas a Mallorca - 1909

sindicalisme de base múltiple

PARA EL SEMANARIO “CA NOSTRA”

Por una casualidad que casi no me explico, ha llegado en mis manos un papelucho cuyo título es el que encabeza estas líneas.

Dicho papelucho lleva por emblema dos caracoles de cuernos muy largos, lo cual supongo debe simbolizar al rey de los infiernos y los progresos de la religión, pues hay que tener en cuenta que el tal semanario es católico, apostólico romano y al parecer hechura de “La Gaceta de Mallorca” y de su director D. Andrés Pont Llodrá, con la sola diferencia de que sale escrito con el idioma inquero.

Pues bien, en su número del 8 del presente mes, un tal B.J.C. dedica un artículo, (el de fondo nada menos) titulado Parlem de Socialisme, a la campaña socialista y societaria que en unión del compañero Fabra Ribas hemos llevado a cabo por esta isla los socialistas mallorquines. Y hay que ver como se desahoga el valiente B.J.C. contra los socialistas.

Como que me ha encontrado de humor, y me ha gustado su estilo de escribir, y ha hecho parangones que los considero más aplicables a la religión católica que al Socialismo, voy a tomar sus moldes pare presentar ante los obreros lo que ess esta religión.

Voy a empezar el cuento.

Hay una religión que se llama católica que da culto a Jesucristo y que tiene más dioses que días tiene un año.

Dicha religión cuenta veinte siglos de existencia, o sean 730.000 días de vida.

Según creencias el Dios Jesucristo era pobre, predicaba la humildad, iba descalzo, no quería mercaderes en su templo, no tenía más amigos que los desheredados y decía que para ganar el celo cada cual debía ganarse el pan en la Tierra con el sudor de su frente.

Este Dios en un principio fue apedreado, azotado, llevado con la cruz al calvario y muerto en ella por los enemigos de su doctrina. Hoy se han levantado en defensa de ella muchos millones de sacerdotes, muchos millones de frailes y muchos millones de monjas todos predicando las bondades celestiales y apoderándose de los bienes terrenales sin que ello les cueste ni una gota de sudor. Ellos tienen buenos templos, poseen quintas de recreo, acaparan las grandes fortunas, andan muy bien calzaditos, adulan a reyes y magnates, hacen el caldo gordo a los gobernantes, se postran ante los mercaderes y solo se acuerdan de los pobres para bendecir y perpetuar su ignorancia y sacarles los cuartos en bautizos, casamientos y demás monsergas religiosas.

Esta religión engendra también dos castas: las de los vivos y las de los burros. Los primeros son los curas, obispos, frailes, monjas, capitalistas y todos los que explotan y viven del sudor de los torpes; estos somos los obreros que siendo los más hemos de trabajar para ellos, hemos de entregarles los productos elaborados, hemos de limpiarles las botas y hasta el cutis, hemos de guisarles la comida y hasta casi metérsela en la boca para que no se molesten. Si por sus egoísmos hacen estallar una guerra, ellos son los primeros patriotas, bendicen a los soldados, los endilgan sermones, diciéndoles que el morir por la patria es una gran honra, pero ellos se quedan en casa haciendo alarde de su patriotismo, mientas que los obreros tenemos que coger, mochila y fusil e ir a matar hombres, hermanos nuestros, o a que ellos nos maten a nosotros.

Y todo esto es bendecido y santificado por la religión de los veinte siglos, que no obstante tanto tiempo de existencia, en vez de disminuir los males de la Humanidad se han desarrollado más y más cada día, hasta el punto de que ni la omnipotencia de su Dios ni la de sus dos mil y pico de santos, es suficiente ya para poner freno a la criminalidad, al robo continuo, a la prostitución, al suicidio, al infanticidio, al parricidio etc., etc.

Este cuento o historia, trabajadores que leéis EL OBRERO BALEAR, es diez mil veces más cierta que la que publica B.J.C. en Ca Nostra.

De modo que ya sabéis que la religión católica es ineficaz para resolver las cuestiones que atañen a la Humanidad; que los sacerdotes y todos los que han tomado el oficio de predicar el culto de Jesucristo, son unos gandules y mercaderes de Jesucristo mismo, a cuya sombra explotan al obrero para vivier panza al sol, y que lo que dice el B.J.C. en Ca Nostra no es sino para que continuéis sumidos en la ignorancia para mejor poderos explotar.

Esta es la verdad que vosotros mismos podéis comprobar fiándoos solamente en lo que dicen, lo que hacen y como viven los apóstoles de la religión. La cuestión es para ellos teneros embobados mirando al cielo para recoger de la Tierra todo lo que proporciona el buen vivir.

Porque de todo es esta gente, menos tonta.

Hay que vivir prevenidos pues.

A.C

EL OBRERO BALEAR

Núm. 396, 10 de julio de 1909

 

fideus