A la memoria de Ferrer
El día 13 del actual, hace cinco años que se
fusiló al inolvidable e ilustre pedagogo
Ferrer Guardia, en los fosos del castillo de
Montjuich.
Seria una vergüenza si no le dedicáramos unas
líneas, ya que murió a manos de aquella reacción
mauro-cierva-clerical.
Dirá la gente reaccionaria que nos valemos de
este mártir para combatirlos, cosa que es
mentira, pues si los combatimos es porque
saciaron sus apetitos brutales en inocentes,
como el idiota de Clemente García y en Ferrer.
Nuestro propósito es combatir a esa gentuza que
se llama de la Defensa Social que tanto
influenció en el proceso de
Ferrer: como las 82 asociaciones católicas,
los corresponsales de los periódicos
reaccionarios de Madrid y Barcelona, incluso el
conde María de Pomés que fue en comisión con
otros clericales a Madrid para recabar del
Gobierno el fusilamiento de Ferrer.
Ugarte también por su espíritu reaccionario fue
exclusivamente a Barcelona para acumular datos
contra
Ferrer, aunque fuesen falsos, como lo fueron
todos los que se le acumularon, según informes
de Galcerán, en la brillante defensa que hizo,
la cual le valió la postergación.
Ya lo han dicho varios escritores que
Ferrer estaba sentenciado a muerte, no por
lo que pasara en 1909, sino por lo que sucedió
el 1906 y se le buscaba de la forma que fuere,
un proceso para fusilarle, con pruebas o sin
ellas, esa era la misión del Gobierno presidido
por el funesto mallorquín.
Desde que el Gobierno conservador vino al poder
desde 1907 al 1909, que lo arrojaron del poder
por criminal y sanguinarios; la opinión europea
con sus grandes manifestaciones en París,
Bélgica, Inglaterra llegando en la primera a
quemarse edificios, automóviles y se hirieron a
jefes y preceptos de policía, y se llegó incluso
en las chancillerías a pedir la destitución del
funesto Gobierno, ya que la opinión europea se
mostraba irreconciliable con él.
Aquel Gobierno también llevó a cabo una campaña
en contra de la clase trabajadora, tanto en lo
económico como en lo político, tan infame y
reaccionaria que abominan de ella todos los
hombres de serena conciencia, y la aprueban los
exhombres eunucos que no tienen conciencia de
seres humanos.
¿Dónde está ese humanitarismo, esa caridad, esa
clemencia, esa piedad y ese amor que le tienen a
un semejante esa gente, que siempre tiene la
palabra de ese Dios que evocan y que según ellos
debe ser perverso, ya que tantos crímenes y
catástrofes ha traído a la humanidad, peste,
cólera, guerras, etcetéra etc?
Todo esto lo hace a pesar de ser tan fuerte y
estar en todas partes, como dicen los
embaucadores de la iglesia católica apostólica
romana, que para vergüenza y pesadumbre de
nuestra débil nación se le pasa, un presupuesto
de cuarenta y dos millones de pesetas.
De esa gente abomina el siglo XX, lo mismo que
de su dios que no tiene amor a nada más que así
mismo, y al prójimo que le parta un rayo, según
sus manifestaciones y hechos con sus semejantes.
Opinan los socialistas sobre este asunto que
deberían llevarse a la barra a todos los que
actuaron de testigos falsos y aportaron datos
incomprobables en contra de la persona de
Ferrer.
Aquella ola mauro-ciervista-clerical que se
desbordó y sació sus apetitos en nuestra
desdichada nación; lo mismo que los buitres se
dejan caer sobre las bestias para devorar el
botín y en que fue la víctima los que producimos
y trabajamos.
Por eso este año no se podía pasar sin que le
dedicáramos este trabajo, aunque modesto; pero
lleno de razones irrebatibles y apóstrofes
sinceros contra los hombres que, por donde
pasaron, han dejado trágico recuerdo.
Ferrer es Inmortal, su espíritu está con
nosotros, que es lo grande y lo hermoso.
¡Viva la obra que hizo en pro de la humanidad.
ANDALUZ
Núm. 661, 10 de octubre de 1914 |