Julià Fullana Mas           |    BIOGRAFIES  | TEMA  LLUCMAJOR |
 

Magdalena Garau Pelegrí. ´Lo único que queremos es recuperar a nuestra gente´

 

MARIA LÓPEZ. PALMA. "Le advirtieron que tenía que esconderse, porque estaban deteniendo a mucha gente. Se ocultó en la cantera donde trabajaba que era como un laberinto y aunque allí fue donde buscaron primero, no le encontraron. Mi abuela había sido niñera del nuevo alcalde, así que fue a interceder por su hermano. El alcalde le dijo que no podía hacer nada, que la cosa se le había ido de las manos. Al final, el hermano de mi abuela se entregó por que amenazaban a su familia. Lo llevaron al Pou de s´Àguila. Allí arrojaron a mucha gente. Los tiraban vivos y mi tío se agarró del cuello del hombre que le empujaba. Casi se lo lleva por delante". Julià Fullana Mas, hijo de Joan Fullana, uno de los fundadores del partido socialista en Llucmajor, pertenecía a una familia comprometida políticamente. Su padre se esforzó mucho en que todos sus hijos accedieran a la educación y la cultura en unos tiempos en que ese derecho no estaba garantizado. También era accionista de la cooperativa obrera de consumo y ahorro La Nueva Vida.

 

Magdalena Garau Pelegrí, sobrina nieta de Julià Fullana, supo todas estas cosas gracias a su abuela: Era una mujer muy valiente, más que mi abuelo, que quedó muy traumatizado por todo lo que pasó. Él también era socio de La Nueva Vida y vivió escondido durante años. Pero la abuela de Magdalena no quiso desprenderse de algunos recuerdos como fotografías, papeletas de voto de la República, recortes de prensa donde se daba cuenta del entierro civil de su padre, Joan Fullana, los títulos de acciones de La Nueva Vida... Empecé a encontrar papeles y mi abuela comenzó a contarme cosas, aunque me advertía que no le dijera nada ni a mi madre, ni a ninguna otra persona.

 

Durante décadas toda la labor social y cultural realizada durante la República fue silenciada: Era como si ni hubiera existido. Lo primero que hicieron los falangistas fue entrar en la Casa del Pueblo, coger todos los libros y quemarlos en la plaza. A la gente de mi edad nos decían que los comunistas eran demonios.

 

El asesinato de Julià no es el único que vivió la familia de Magdalena. También perdieron a un sobrino, Biel Pelegrí, que estuvo varios años prisionero en campos de concentración y que fue liberado poco antes de morir de tuberculosis a los 27 años. Él murió en su casa, pero los demás no sabemos dónde están. No es justo. Lo único que queremos es recuperar a nuestra gente. ¿Por qué no podemos saber dónde están?.

 

Diario de Mallorca

24/12/2004

 

fideus