CARTA ABIERTA   -  A los buenos socialistas / Llorenç Bisbal

Queridos correligionarios: Múltiples causas y la principal la salud, de cuya vigorosidad he perdido toda esperanza, me iban alejando poco a poco de la vida activa así en lo político como en lo social. Mi propósito era acabar por no actuar ni poco ni mucho y ser solamente un soldado de fila, un cotizante simplemente; lo reclamaban mi estado físico y otros motivos que seguramente no escaparán a nuestra fina perspicacia. Quería a todo trance huir de las miserias humanas y hacer vida de trabajador solitario, aunque espiritualmente y por medio de mi óbolo material estar unido a los demás trabajadores. Pero quería huir sin que pareciera huida, prudentemente, cautelosamente, de modo que apenas se  dieran cuenta de ello los adversarios y los compañeros.

Mi plan se iba realizando sin obstáculos, solamente alguna que otra inevitable censura subterránea llegaba a mis oídos. Hasta ya pasaba desapercibido a mis enemigos personales y sistemáticos los sindicalistas, que me dejaban de lado para reconcentrar sus africanos odios contra otros compañeros más visibles que yo dentro las organizaciones obreras. Los amarillos también dejaron de hacerme blanco de sus iras puesto que ya no me veían actuar, pues la hidrofobia de estos y de aquellos sólo hace sus estragos contra los que se ponen al frente de los movimientos obreros, contra los que se distinguen actuando, atacándolos tanto más duro cuanto mejor actúan.

Pero ha venido el problema de las internacionales socialistas, y cuando aquí creíamos tenerlo resuelto por la sumisión espontánea y voluntaria de los terceristas a acatar los acuerdos del Congreso y a mantener la unidad dentro la Agrupación de Palma, con una deslealtad impúdica los mismos que propusieron esa unidad y que por ella rompieron lanzas, hasta el extremo de tenerse que pasar a votación y ganarla por todos los votos menos uno que era partidario de quedar a la expectativa, se van dando de baja de nuestro partido y forman el partido comunista, creemos que arrastrados por el ambiente de unos jóvenes impacientes y abúlicos más bien que por convicciones arraigadas.

La creación de ese nuevo partido, que no será sino un partido más y que no ha tenido otro móvil que seguir la moda comunista, pero que no tendrá más espíritu revolucionario que el que ya existe ni le superará en amor y ayuda a la revolución rusa, eso no obstante servirá para sembrar confusión en la masa obrera y dividirla más de lo que lo está, pues no esperamos de los comunistas auragé [sic] otros milagros que el cacareo comunista-revolucionario y la consiguiente sarta de insultos propia siempre de los radicaleros sin doctrina, pero que mientras tanto el gallo se quedará sin plumas, sin carne y sin huesos, que ya cuidará la burguesía de no desperdiciar la ocasión para tragárselo por entero. El gallo, en este caso, será la clase obrera.

¿Qué hacemos nosotros, compañeros socialistas, ante este nuevo problema aquí planteado? Mi objeto al dirigiros esta carta abierta es para deciros que solo ha dos caminos a seguir: o tumbarnos a la bartola y dejar que las masas corran a merced de apóstatas e ilusos o actuar todos con la fe y coherencia para que la verdadera doctrina de Marx, la doctrina socialista, continúe inspirando y orientando a la clase trabajadora por el buen camino de su emancipación.

Si adoptásemos por lo primero tal vez tengan razón de ser el nuevo partido comunista ya que podría justificarse en nuestra pobreza de espíritu, en nuestra falta de fe en los ideales; si optamos lo segundo ha de ser con el propósito firme de aguantar cada palo su vela , marchar todos a una audaces y disciplinados, laborar con constancia, fe y cariño en todos los campos de nuestro radio doctrinal, cada cual según sus aptitudes y posibilidades. Por mi parte, aún cuando sabéis todos que carezco de salud, si me asignáis un puesto compatible con mi estado procuraré cumplir mi deber, más si tratáis de exigirme imposibles, esto es, de acumularme trabajos superiores a mis debilitadas fuerzas. Volveré a mi propósito de antes que es, como ya os decía, acabar por no hacer nada, propósito que sólo estoy dispuesto a quebrantar si todas las abejas socialistas se disponen a trabajar de veras en el panal.

Por consiguiente, correligionarios, la Agrupación celebrará reunión general el próximo sábado a las 8 y media de la noche en la que se tratará esta importante cuestión; vuestra asistencia y vuestra actitud en dicha Junta marcará el grado de abnegación y convencimiento que poseéis y determinará cual de los dos caminos señalados debemos seguir. No olvidéis que EL OBRERO BALEAR se halla agonizante y que sin él quedamos desarmados.

Fraternalmente vuestro y del Socialismo

Lorenzo Bisbal.                                                   

EL OBRERO BALEAR nº 1005

3 de junio de 1921