Otro manifiesto

Los neocomunistas han publicado otro largo manifiesto, esta vez de papel blanco (símbolo de paz) y un poco más coherente que el primero si bien más insidioso y con menos respeto a la verdad.

En un párrafo se dice que nosotros hemos roto el fuego contra ellos, apelando al insulto. Lo del fuego si, pero el fuego de la justa crítica, nada más, que suponemos sabrán resistir los que su vida la han empleado haciendo de criticones; más lo de insulto es puro invento de los neocomunistas. Las cosas cuando se dicen deben demostrarse y los autores del manifiesto no sabrán demostrar lo que dicen a este respecto, con lo que se harán acreedores dal dictado de embusteros. Vamos a ver: ¿en qué palabra, en qué concepto, en qué párrafo u oración os hemos insultado, señores comunistas? Os retamos a que lo demostréis.

Decís también, con una frescura que raya en cinismo, que hablaréis, “siempre con verdad, con honradez y sin cobardía, no apelando al insulto y a la difamación” por considerarla –decís- “armas propias de la burguesía”.

Esperaos un poco, revolucionarios de las veintiuna de Moscú, que aquí estamos nosotros para demostraros que no habláis con tanta verdad ni con tanta honradez y sin con mucha cobardía.

“Al manifestarse el partido socialista español contra la Internacional Comunista –decís-, desvaneció todas las esperanzas de realizar en España la Unión de todos los trabajadores”.

“La Confederación del Trabajo, en su último congreso celebrado en Madrid, acordó la adhesión incondicional a la tercera Internacional. Si el Partido Socialista y la Unión General de Trabajadores hubieran imitado a la Confederación, la unión de la clase obrera sería un hecho”. 

En estos dos párrafos que copiamos del manifiesto está la clave de muchas cosas. Según ellos el Partido Socialista y la Unión General no debían haber tenido criterio propio y, en aras de la unión del proletariado, debieron convertirse en satélites de la Confederación sindicalista, imitándola en el ingreso incondicional a la Tercera Internacional. ¡Cómo si la Tercera Internacional fuese la base de la unión, cuando precisamente ha sido la discordia proletaria en todo el mundo!

Querían los comunistas, por lo visto, que nuestro Partido y la Unión General fuesen, como ellos son, vagones de arrastre del tren sindicalista, que depusieran sus métodos y sus ideas y metieran en un charco su historia y su personalidad para convertirse en juguetes de la Confederación. Ahora nos damos perfecta cuanta del porqué se han separado del Partido Socialista y le han declarado la guerra los comunistas: por espíritu de imitación a los sindicalistas, por hacer lo que ellos hacían. Por no tener ideales propios culumbian en los ajenos o se ven obligados a correr como locos tras los de los demás. ¡Cuánta bajeza y cuanta cobardía espiritual encierran esos dos párrafos del manifiesto!

En otros párrafos que siguen se desdeñan las reformas sociales o mejoras inmediatas para los trabajadores, lo cual indica que la albor comunista no será entretenerse en pequeñeces de aumentos de salario y rebaja de jornada de trabajo, sino que, de conformidad con las 21 de marras, tendrá otros vuelos más altos y … caídas más estrepitosas, desde luego.

Agregan los neocomunistas que los reconstructores declaramos nuestra simpatía a la revolución rusa por un lado

EL OBRERO BALEAR nº 1009

1 de julio de 1921