1922 –  ANTE EL CONGRESO EXTRAORDINARIO DE LA CASA DEL PUEBLO Y ANTE UNAS TONTERIAS DE UN COMITÉ SINDICALISTA

Cuando empezamos  tratar esta cuestión decíamos que lo mejor que podían hacer las Sociedades de la Casa del Pueblo era no asistir al citado Congreso para no perder inútilmente el tiempo, puesto que, cualesquiera que fuesen los acuerdos que en él se tomasen, no podían éstos tener validez legal ni efectiva.

En apoyo de nuestra tesis aducimos razones de tanta lógica que la mayoría de dichas Sociedades se disponían a hacer caso omiso de la celebración de aquel. Pero hoy, en vista de una nueva maniobra tramada por los sindicalistas y secundada por algunos comunistas que les hacen el juego, hemos de aconsejarles otra cosa, o sea que aistan al Congreso para destruir la citada maniobra.

Esta –ya lo dijimos en el número pasado- consiste en que el Congreso acuerdo el ingreso de la Federación Local en la Regional de los sindicalistas  para de esta manera apropiarse todo el mobiliario e instituciones de cultural que desde hace más de 30 años posee aquella, propósito que los sindicalistas creían poder realizar fácilmente contando precisamente en la eficacia del consejo de abstención que nosotros dábamos a las Sociedades y con la cual tendrían una mayoría asegurada en el Congreso.

Este propósito sindicalista representa una doble finalidad que no debe escapar a la suspicacia de los trabajadores: destruir la Federación Local y absorber hacia el campo sindicalista una parte de sus fuerzas y despojar a las sociedades que no quisieran seguirles, que serían la inmensa mayoría, de mueblaje y demás enseres de carácter federativo que luego les haría falta para reorganizar una nueva Federación.

¿Cuál debe ser la actitud de las Sociedades obreras ante semejante propósito de despojo? ¿Qué deben hacer aquellos Sindicatos que estiman en algo su historia y la de la Federación, sus enseres, su dignidad, su independencia y sobre todo que no quieren ser comparsería de nadie y mucho menos juguete de los sindicalistas?

En primer lugar acordar tomar parte en el Congreso de la Casa del Pueblo, enviar a él  como delegados a los hombres más capacitados, darles el mandato de rechazar en absoluto todo el orden del día motivo del mismo, por infantil y perturbador, y procurar que al constituirse éste no haya ninguna Sociedad que pretenda ostentar mayor número de afiliados, para los efectos de las votaciones que el que realmente tenga y figuren como cotizantes en el último estado de cuentas de la Casa del Pueblo, debiendo exigirse todos los justificantes y requisitos que sean precisos para evitar falseamientos de que tan maestros se mostraron los comunistas en el último Congreso ordinario. Al asistir al Congreso hay que rodearse, en fin, de todas las garantías de legalidad para impedir los chanchullos con que únicamente podrían triunfar los sindicalistas y comunistas .

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El Comité sindicalista del Sindicato de la Madera, que es el padre de la criatura, ante nuestra campaña sobre el citado Congreso ha tratado hipócritamente de sincerarse de su iniciativa y de su propósito en “Cultura Obrera”.

Sobre el punto que trata del ingreso de la Federación en la Regional y por consecuencia en la CNT, dice que le indujo a presentar tal proposición la dificultad en que se encuentran hoy los Sindicatos de la Madera y Albañiles que han ingresado a la C.V. del T, para seguir pagando sus cuotas, muchas de ellas repetidas, a la Regional y a la Local.

De modo que por una simple razón de comodidad y economía de unos céntimos a favor de albañiles y carpinteros se quiere abolir la Federación Local y obligar a todas sus Sociedades que ingresen en la Regional y en la C.N. de T. que es lo mismo que obligarles a ser anarquistas, como puede verse en el manifiesto que en el último número de “Cultura Obrera” se publica del Comité de la C.N. de T, y que dice, en la parte que se refiere a declaración de principios, lo siguiente “Nosotros –dice el Comité  de referencia -, esencialmente anarquistas, no admitiremos otras orientaciones e ingerencias en nuestra misión que aquellas que vengan de los mismos anarquistas. Nosotros rechazaremos toda modalidad de lucha que no sea la de acción directa y que no  persiga como fin la implantación del comunismo libertario”.

Queda pues bien demostrado que lo que quiere el Comité del Sindicato de la Madera en su propuesta de ingreso en la Federación Local a la Regional es que todas las Sociedades y obreros de la Casa del Pueblo sean anarquistas, partidarios de la acción directa y del comunismo libertario. Es decir el Comité de la Madera quiere imponer una política sindical pura y netamente anarquista. ¡Y luego dirán que los socialistas hacen política en las organizaiones!

¿Comprenden ahora los obreros porqué tienen tanto interés los sindicalistas en que salga la Agrupación Socialista de la Casa del Pueblo?

Pero lo más sarcástico y descaradamente cínico es que el Comité de la Madera apoya en “Cultura Obrera” esta pretensión (la de que salga la Agrupación Socialista a vivir fuera del local) invocando la unión de la organización netamente obrera y la necesidad de evitar intrigas agresivas y SANGRIENTAS, y las rivalidades de partidismo político.

Aunque lo de sangrientas es un decir nada más, no deja de tener gracia que los mismos que quieren llevar a todas las organizaciones de la Casa del Pueblo a una entidad puramente anarquista digan que lo hacen en vistas a la unión netamente obrera y para evitar rivalidades de partidismo político. ¡Oh si los socialistas algún día hubiéramos intentado que la Federación Local ingresara en el Partido Socialista o en la Unión General de Trabajadores! ¡Cómo nos hubieran puesto los anarquistas disfrazados de sindicalistas

Sobre la tercera proposición, el Comité de la Madera dice que la presenta porque se llama a engaño con la escritura de la Casa del Pueblo y porque fue después de una simple lectura en casa del Notario y por tanto sin conocimiento de causa, con cuyos razonamientos viene a tratarlos de zoquetes que no sabían lo que se pescaban. ¡Si creerán que toda la sagacidad y viveza están reconcentradas en ese Comité del Sindicato de la Madera!

Después agregan los sindicalistas que de todos modos rechazarán la escritura, cuando no de otra manera no reconociendo en nada ni por nada al Patronato o Comité Administrativo. ¡Estaríamos frescos!

Creednos “camaradas” sindicalistas el Comité de la Madera, vuestras tonterías demuestran que necesitáis poner vuestras cabezas a remojo porque se os ha secado demasiado el meollo. Y ello es lamentable, muy lamentable.

 EL OBRERO BALEAR nº 1046

17 de marzo de 1922