1922 – ADIOS Y ….. Y BUEN VIAJE

 Los sindicalistas y comunistas han abandonado ¡por fin! la Casa del Pueblo. Se van bajo el ramaje de tres sociedades en ruinas, tres momias sindicales que no recobrarán nunca más, mientras estén en sus manos, la vida esplendorosa que tuvieron bajo otra dirección más experta y más sensata.

Tras el convoy va enganchado un vagón de arrastre: la Agrupación Comunista, ese partido de los diez votos que se deshonró para siempre en la pasada lucha electoral entregándose o haciendo el juego a los mauristas para que derrotaran a nuestro candidato.

Estas son las fuerzas que se van de la Casa del Pueblo, o mejor dicho, huyen de ella después de haberla hundido en el fracaso y el descrédito dejando un rastro tan maloliente que los que quedamos tendremos que convertirnos en brigada sanitaria para limpiarla de impurezas y porquerías malsanas.

Huyen porque al quitarles el gobierno de la casa, que ejercieron mediante un golpe de audacia, comprendieron que no tenían ambiente y que el nuevo Comité iba a liquidar y poner de relieve toda su actuación social y administrativa, para vergüenza suya y ejemplo de los demás. Huyen sin esperar, porque la temen, esa liquidación, dejando débitos enormes y llevándose los fondos de la Federación. Huyen en descubierto de pago y del honor.

Esta es la herencia y el nombre que dejan en su huída cobarde de la Casa del Pueblo los que llamaban farsantes y vendidos a los socialistas, los que a todas horas hablan de pureza revolucionaria.

Tengámoslo bien en cuenta los trabajadores; sepamos recordarlo cuando vuelvan (¡que volverán, vaya si volverán!) y pretendan apoderarse, como siempre, de los cargos directivos de las sociedades, para llevarlas, como siempre también, al abismo de la ruina. No olviden los obreros, no es posible que puedan olvidarlo, que además de la desaparición, bien significativa por cierto, de los libros de contabilidad u estados de cuentas, en el momento en que el Comité saliente debía presentar su gestión administrativa, además de esta anomalía descubridora de entuertos el depositario de dicho Comité saliente se ha llevado los fondos de la Federación, solidarizándose con su actitud el presidente y vice-presidente del mismo, sin que ninguno de los tres sea ya socio de la citada Federación ni tenga por consiguiente responsabilidad social ante la misma, la que por tres veces ha requerido dinero sin que a estas horas le haya sido entregado. ¿Habrá necesidad de acudir a la justicia burguesa, a esa misma justicia que ellos acudieron, para dar sensación de una inocencia en la que nadie cree, al desaparecer los libros de contabilidad?

Gente como esa, de tan pocos escrúpulos, de una contextura moral tan insensible hace más daño a la organización obrera y a las ideas de emancipación que todos los ANidos y los Arleguis; es peor que la filoxera en la vid. Por eso nosotros no tan sólo no nos duel que se han ido de la Casa del Pueblo, sino que lo celebramos con profundísima satisfacción. ¿Quién no se alegra de ver desaparecer una epidemia?

EL OBRERO BALEAR nº 1058

9 de junio de 1922