Continúa la campaña

 

La campaña organizada por el proletariado español sigue de cada día con más firmeza su incansable lucha para recabar de los poderes constituidos leyes que alivien el estado miserable en que nos hallamos.

 

El domingo pasado, pocas fueron las provincias de la nación que no movilizaron sus fuerzas proletarias, en todas ellas, las grandes masas conscientes de trabajadores comprendiendo ya que su indigencia no puede continuar de ninguna manera, se asocian a los acuerdos de los dos más grandes organismos obreros españoles, lanzándose a la santa lucha por la existencia que tiene que concluir a viva fuerza con este estado de cosas.

 

Los actos celebrados aunque no se quiera, han producido ya cierta influencia en el Gobierno de la nación. Ante la inminencia de los actos que se iban a celebrar, el gobierno ha tenido la habilidad de adelantarse con la torpe intención de desvirtuar su esencia, aprobando atropelladamente la ley de Subsistencias.

 

La importancia de la acción del proletariado se ha expresado muy bien en los actos celebrados, no se esperaba la unanimidad de esta avalancha avasalladora que en el preludio de la lucha emprendida hace que ese gobierno, que sólo favorece al acaparador e intermediario personificados por las grandes compañías burladoras del hambre nacional, transige engañando a los obreros con ciertos propósitos que no resuelven el problema.

 

Como ya hemos indicado, la campaña está todavía en su comienzo, estos buenos sentimientos serán anulados por los excelentes e importantes actos que la clase proletaria tiene en proyecto que como no olvidarán nuestros lectores a medida que sea necesario se obrará enérgicamente.

 

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Esta campaña en Palma no ha repercutido con el tesón que se merece. No sé si será la condición de ser isleños que hace seamos parcos en la defensa de nuestra propia existencia, o si será que ya no podemos levantarnos depauperados por el hambre que ya concluye con nosotros mismos, se lo que sea, se puede manifestar muy bien que en esta ciudad se vive perfectamente sin falta nada necesario para la vida. Todo es alegría nadie se preocupa de la carestía reinante; por todas partes, en los mismos hogares acomodados se dice y se comenta la subida de los objetos, sin una palabra de rebeldía ni una pequeña protesta. ¡Lo encuentran tan natural! ¡Si es la Guerra! y ante manifestaciones de esta índole olvidan por completo que con un poco de honradez de los directores Nacionales se podría vivir perfectamente.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 772, 18 de noviembre de 1916

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES