De subsistencias

 El problema de las subsistencias va tomando caracteres verdaderamente alarmantes.

 

Cada día que pasa es un tanto de peso que se añade a nuestra carga ya insoportable es una vuelta más que se da a la tuerca por estrujarnos.

 

Cuando uno se levanta por la mañana, lo primero que encuentra es el fatal problema. Así que van transcurriendo las horas, en cualquier parte que vaya, en cualquier persona que hable, lo primero es dicho problema.

 

Un caso curioso presencié uno de estos días pasados que me causó verdadera emoción.

 

Un de estos pasados me dirigía al trabajo; serían las cinco y media poco más o menos, venían delante de mi y en la misma dirección, dos muchachitos, de unos siete u ocho años cada uno, al acercarme a ellos oí que uno de ellos decía al otro; ¿Qué es eso que dicen de subsistencias? No lo dijo en palabras claras así como debe pronunciarse, pero que era eso lo que quería decir, y el otro aunque de una manera incompleta, también, le dio a entender lo que era.

 

Como que se acercaba la hora de entrar en el trabajo, alargué el paso y los dejé.

 

Así que iba caminando decía murmurando entre mí: ¡Pobres criaturas! Que apenas a rayado el alba, y lo primero que han distinguido ha sido el nefasto problema.

 

¡Hasta cuando acaparadores sin conciencia, gente sin pudor, hasta donde van a llegar vuestros insanos apetitos?

 

¿Queréis llevar el pueblo a la desesperación? ¡Hay de vosotros si llega ese momento!

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 827, 14 de diciembre de 1917

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES