LA CENSURA

 

Hoy (jueves) debe suprimirse la censura que durante diez semanas ha hecho de las suyas.

 

Es increíble, pero ello es cierto, que siempre somos nosotros los que pagamos los vidrios ritos, es decir, los que somos más acariciados por la mano del censor.

 

Escribimos fiados en que el Sr. Dato cumplirá su palabra y suprimirá la censura hoy mismo, pues de lo contrario tal vez hubiese lápiz rojo, aunque el público imparcial verá que estos versos no tienen delito alguno.

 

Bueno; se suprime la censura, pero conste que tal vez estaremos peor, pues dícese que se castigará severamente a quienes se extralimiten, que es como si dijéramos que la censura se mantendrá disimuladamente, con todo lo cual queda plenamente demostrado que para gobernar no hay como la censura.

 

Y para evitar este abuso del poder la asamblea de parlamentarios celebrada esta semana acordó la siguiente conclusión:

 

1º Modificación del artículo 1º de la Constitución, limitando la facultad del Gobierno en la suspensión de las garantías constitucionales.

 

No estando reunidas las Cortes solo en caso excepcional el Gobierno podrá decretar dicha suspensión y por una plazo máximo de quince días, convocándose forzosamente las Cortes para dentro de los quince días siguientes al de la promulgación, no pudiendo disolverse sin resolver la oportunidad del acto del Gobierno.

 

Ahora veremos si esta supresión será para largo o será cuestión de días que, todo es posible en un Gobierno como el actual.

 

EL OBRERO BALEAR

Núm. 818, 12 de octubre de 1917

CRISIS DE SUBSISTÈNCIES