La movilización proletaria del
1º de Mayo debe ser este año, en tan
trágicos y dolorosos momentos, más que una
fiesta una gran demostración pacifista, una
rotunda afirmación en pro de la justicia y del
derecho.
Debe simbolizar nuestra fiesta la protesta de la
razón y del sentimiento de humanidad contra la
guerra, y la confianza en que de el
estremecimiento de odio y de barbarie, de dolor
y de miseria, producido por esta gran tragedia,
puede salir una sociedad nueva sin egoísmos
nacionales, sin ejércitos permanentes, fronteras
ni aduanas; la paz y la fraternidad entre la
gran familia humana.
Tengamos fe en el porvenir, y unidos ya todos
los trabajadores por el dolor en el engranaje de
las costas, unámonos por la consecución del
ideal del Socialismo, cuyo triunfo, acabando con
el sistema de producción capitalista, traerá el
reinado de la paz y de la justicia social, que
asegurará a toda criatura humana su parte de
pan, su parte de cultura, su parte de felicidad.
Por mi parte tengo esta fe en el porvenir y creo
firmemente que el proletariado, terminada esta
guerra, sabrá reclamar su parte de botín.
Y algunos años de guerra enseñan a pedir y a
pedir bien muchas cosas.
(Llucmajor)
1 de enero de 1917
Núm. 794, 1 de mayo de 1917
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