Porreres. Localización de víctimas de la Guerra Civil. Tres búsquedas y un desagravioSebastià Sansó
El Ayuntamiento pide a la Justicia que investigue dónde están los restos de tres miembros de Esquerra desaparecidos en 1936
SEBASTIÀ SANSÓ. PORRERES. Todo el mundo en el pueblo ha oído hablar de ello, aunque pocos se atreven a confirmarlo a ciencia cierta. Historia convertida en leyenda que busca reafirmarse como realidad. El ayuntamiento de Porreres aprobó en el pleno de ayer con los votos de UM y Bloc y la abstención del PP que la justicia empiece a investigar dónde se encuentran los restos mortales de tres de las víctimas políticas de la Guerra Civil, que el 3 de setiembre de 1936 fueron asesinados y, según todas las fuentes orales recopiladas, lanzados a un pozo de la histórica possessió de Son Lluís. Asimismo, también se sumó por unanimidad al compromiso consistorial de desagraviar a los familiares del que fuera jefe de obras de la escuela pública de Porreres, Climent Serra, fusilado en Manacor en agosto del mismo año, acabada de iniciar la infraestructura.
Mateu Moll de can
Ratat, Jaume Julià
de can Picarola y Miquel
Julià de can Pa "son los únicos porrerencs que no fueron enterrados en
fosas comunes y a los que todavía se les considera desaparecidos", recordaba
ayer el alcalde, Bernat Bauçà, quien durante
los actos de recuerdo a las víctimas republicanas del pasado mes de abril
prometió a los familiares arrojar un halo de luz sobre el tema. "Nos
comprometimos y es lo que vamos a hacer, iniciar los trámites para que el
juzgado de primera instancia de Manacor investigue y vacíe los pozos a la
espera de las muestras que confirmen las muertes". Otro historiador, Bartomeu Garí, miembro de la asociación Memòria de Mallorca y autor de un libro sobre la represión franquista en Porreres, cree que puede que en el pozo pueda existir otra víctima vecina de Vilafranca y se muestra convencido de que "exceptuando Picarola, las otras dos víctimas fueron fusiladas antes de ser lanzadas". Garí señala que, "de llegar a buen puerto, desde la asociación ya tenemos a los arqueólogos preparados". El cuarto caso se centra en la figura de Climent Serra, maestro de obras de la escuela pública de Porreres, quien murió cuando ya había pagado la fianza municipal para la adjudicación del edificio y había comprado todo el material necesario. El Ayuntamiento no sólo no devolvió dicho emolumento, sino que solicitó el pago de nuevo a su viuda, que se encontraba a cargo de sus dos hijos de pocos meses.
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